Capítulo Extra: Una tradición familiar

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Estábamos caminando colina arriba, Kie, la pequeña Hanako, mi hija Tsunami y yo, Tsutako, en esta pequeña excursión cerca de la montaña donde solían vivir la familia Kamado.

Era temprano en la mañana y el cielo estaba despejado, haciendo mucho calor por el sol. Las cuatro estamos caminando desde muy temprano a petición de Kie.

- Recuérdeme Kie san ¿Qué hacemos aquí?

- Se puede decir que es una tradición familiar.

Si, desde hace 3 días que estamos haciendo este viaje. Caminábamos por el día y durante las noches, siempre tratábamos de conseguir hospedaje en las casas de glicinas. Es bueno que Giyuu sea un pilar reconocido porque nos dieron asilo sin rechistar, además de que mi hermano nos dio varias ubicaciones de estas casas.

Además de la casa de glicinas, todos traemos puesto nuestros amuletos de glicinas, para no correr riesgos, como dijo Giyuu, es mejor prevenir que lamentar.

Al principio, este viaje estaba destinado para conseguir semillas de la flor Lycoris Radiata, vulgarmente conocida como la flor del infierno. Fue una sorpresa recibir un pedido de parte de la corporación de cazadores de demonios, pero si la están solicitando debe ser para algo importante.

Al conseguir nuestro cometido y al ver que estábamos cerca de la montaña de los Kamado, Kie quiso aprovechar el estar aquí para realizar esta tradición familiar, que curiosamente solo involucra a mujeres.

- Mami – Mi hija me habla – ¿Por qué papá se quedó con los demás?

Esa era una muy buena pregunta, mire a Kie porque yo tampoco sabía el motivo.

- Es porque solo debemos ir las mujeres de la familia.

- ¿Por qué? – Ahora fue Hanako quien preguntó.

- Por la tradición, así como tu padre le enseñó a tu hermano la danza del dios del fuego, yo también tengo una tradición que enseñarles a mis hijas.

- Si es tradición que se hereda de madre a hija ¿Está segura de que nosotras estemos aquí? – Le pregunté.

- No hay problema, al fin y al cabo, todas somos familia.

Eso último que dijo Kie, hizo que me sintiera feliz, creo que hasta esbocé una sonrisa.

- ¿Y nee san?

- Lamentablemente tu hermana no puede venir en estos momentos, pero cuando Nezuko se encuentre bien, la traeré.

Bueno, ahora entiendo por qué mi esposo y todos los niños Kamado se quedaron en el pueblo, si está tradición solo es para mujeres, entonces no objetaré.

- Hanako, Tsunami chan – Kie les habla a las niñas – Cuando tengan a sus hijas también deben traerlas hacia aquí.

- ¡Si! – Ambas contestaron al mismo tiempo.

Seguimos caminando un rato más y en ocasiones tomábamos descansos por las niñas, algo que llamó mi atención fue la pequeña mochila que Kie cargaba en la espalda.

- Kie san ¿Qué trae en la mochila?

- Oh, solo algunas cosas que necesitaremos cuando lleguemos.

- Está bien.

Decidí ya no preguntarle por el contenido de la mochila, si cuando lleguemos a nuestro destino lo averiguaremos, no hay necesidad de preguntar.

Y aquí estamos, después de caminar por un par de horas, finalmente hemos llegado a nuestro destino y no puedo dejar de sudar frio.

- ¿En serio tenemos que hacerlo?

Después de la tormentaWhere stories live. Discover now