Capítulo 53: El demonio del resentimiento (Parte IV)

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Después de haber activado mis marcas de cazador, yo Himejima Gyomei, estaba parado enfrente de la primera luna creciente mientras hacía girar mi arma.

- Ya veo – De repente, el demonio comenzó a hablarme – Tú también presentas la marca.

Pude sentir la decepción en las palabras del demonio.

- Es una lástima.

Ese último comentario me dejo con duda.

- ¿Qué es una lástima? – Le pregunté.

- A juzgar por tu apariencia, debes tener alrededor de unos 27 años.

- ¿Y eso qué importa? – Volví a preguntar.

- Me estoy lamentando por la perdida.

¿Qué me está tratando de decir?

- Los que presentan las marcas de cazador, sin excepción, mueren antes de llegar a los 25 años.

Así que era eso.

- Aun cuando generan la marca y aumentan su fuerza – El demonio seguía hablando – Al fin y al cabo, eso no es más que un préstamo adelantado de la vida que te quedaba.

Es lo mismo que nos explicó Tamayo hace tiempo.

- Tu presentaste la marca después de los 25 años, por lo que te aseguro que morirás esta noche.

Sentí como el demonio agachaba un poco la cabeza.

- ¿No te parece deplorable que ese cuerpo y esas técnicas tan pulidas a la perfección desaparezcan de este mundo?

El demonio me pregunta mientras cerraba mis ojos. Yo solo pude recordar esa conversación que tuvimos con Tamayo y Tomioka.

"¿Hablas de las marcas que utilizaste para hacer retroceder a Muzan?

Si.

¡Eso será extravagante! ¡Rápido, dinos que debemos hacer!

Pero hay una desventaja, al obtener las marcas nos condenamos a no sobrepasar de los 25 años o, en el caso de Himejima san, quizás un par de años."

- No me parece – Le respondí – Todos los que tenemos esta marca sabíamos las consecuencias.

- ¡Oh! ¿Ya lo sabían? – Me pregunta el demonio.

- Aunque no hubiera generado la marca, mientras sea miembro de la corporación de cazadores de demonios, no hay garantías de que sobrevivamos hasta el amanecer.

Después de decirle eso al demonio, comencé a aumentar la velocidad de los giros de mi arma.

- ¿Qué te hace pensar que tenemos tal apego por nuestras vidas? – Le pregunté – Ningún pilar y ningún Tsuguko aceptó su cargo con una resolución tan mediocre en su corazón.

- ¿Je?

- Ni mis compañeros, ni mis amigos, ni las que considero mis hijas son tan débiles de corazón para temer a las marcas.

Me sentía enojado, no puedo creer que este demonio desacredite la determinación de todos nosotros.

- ¡Tal ofensa hace que me hierva la sangre!

- No estoy hablando de algo tan trivial como la vida.

¿Qué?

- Si te convirtieras en demonio, podrías conservar tu cuerpo y tus técnicas.

Después de la tormentaWhere stories live. Discover now