Capítulo 52: El demonio del resentimiento (Parte III)

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Podía ver como el demonio tenía un pequeño temblor corporal, yo Shinazugawa Sanemi, no podía más que agradecer por tener esta sangre especial.

Comencé a correr hacia el demonio y le lancé un ataque descendente, este sujeto apenas dio un paso hacia atrás y con su espada bloqueó la mía. Seguí atacando de esta forma y él seguía dando pasos hacia atrás, con un solo detalle...

- Eh ¿Qué te pasa? Te estas tambaleando.

Alcance por ver como el demonio bajaba la mirada para ver sus propios pies.

- ¡Es una suerte que mi sangre también embriague a las lunas crecientes! ¿No lo crees?

Seguí presionando al demonio.

- ¡Los demonios siempre se embriagan con el olor de mi sangre! ¡Es una suerte que tenga esta variedad de sangre rara!

El demonio seguía retrocediendo.

- ¡Vamos no te alejes! ¡Ven a intoxicarte con su sabor!

En esta ocasión decidí cambiar mi sucesión de golpes por unos más fuertes potenciados con la respiración del viento.

- Respiración del viento. Sexta postura: Tormenta de humo negro.

Al realizar un corte vertical ascendente, se generó un pequeño, pero poderoso torbellino de viento. Tanto mi espada como ese torbellino pasaron muy cerca de la cara de esa luna superior.

- Me impresionas – El demonio comenzó a hablarme – A pesar de tus heridas eres capaz de seguir moviéndote.

- Je, por supuesto bastardo, seguiré moviéndome hasta eliminarte.

A pesar de que mi ataque había fallado, ahora comencé a atacar por los costados de la luna.

- Jum, los pilares del pasado ya habrían muerto, en cambio tu...

De repente, el demonio dio un paso hacia adelante y chocó su espada con la mía. Nos vimos envueltos en un pequeño duelo de fuerza y empuje.

- En cambio, tu detuviste tu hemorragia por ti mismo. ¿Acaso aceleraste el proceso de coagulación con tu respiración? ¿O apretaste los músculos con fuerza para evitar de que se te salieran las entrañas?

- ¿De verdad crees que te voy a decir? ¿Acaso eres estúpido?

El demonio me dio un fuerte empujón y así logró separarme de él.

- En cualquier caso, ese es un truco que los humanos no deben saber hacer.

En lo que este malnacido me estaba hablando, yo me acerqué a él para volver a atacarlo.

- Sin embargo, es entretenido verlo por primera vez.

- ¿Eh?

¿Acaso este demonio está disfrutando de este encuentro? Eso no debe importarme en lo absoluto, por lo que continué con mi avance y seguí atacándolo desde varios ángulos posibles.

Sin embargo, a pesar de que nos estarnos moviendo a gran velocidad, alcancé a ver de reojo como los labios de este demonio se curveaban en una ligera sonrisa.

- ¿Cuántos siglos habrán pasado desde que experimente tal éxtasis en el combate? – El demonio se preguntaba para sí mismo – Y si a eso le agregamos una sangre rara...

¡Este sujeto como me desespera!

- Deberé dejarte para el final para aumentar este jubilo.

- ¡Tch!

Después de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora