Capítulo 3: El entrenamiento y las tres gotas de agua

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El camino al monte Sagiri fue más largo de lo que recordaba, pero aun así debo seguir, realmente extraño mi cuerpo de 20 años. Han pasado 2 días desde que deje el pueblo y el bento que mi hermana me preparo ya se acabó, tengo que agradecer a mi cuñado por el dinero que me presto, con eso pude pagar por un techo en las 2 noches anteriores, definitivamente le devolveré el favor.

Ahora estoy sentado en la parte trasera de una carreta junto a la paja, le pedí a un granjero, que tenía este vehículo jalado por un burro, si me podía llevar por un rato ya que ambos compartiremos caminos hasta cierto punto, el granjero amablemente acepto llevarme.

Estaba atardeciendo y al final llegamos al cruce que intersecan dos caminos, señal de que nuestros caminos se separaran, agradecí al amable granjero y continúe para llegar a las faldas de la montaña, empecé a sentir el camino de subida en señal de que la montaña había comenzado, en lugar de sentirme cansado apresuré mi paso, tal vez por la emoción de volver a ver a mi antiguo maestro.

Finalmente había llegado, reconocí la pequeña casa que el maestro Urokodaki tenía en este lugar, me acerco a la puerta y cuando estoy a punto de tocar, me detengo ¿Y si el maestro no se encuentra en este momento? Como todo pilar de la organización, tiene una finca donde puede descansar y vivir, recuerdo que él me decía que prefería pasar su tiempo aquí, así podría estar al tanto de sus alumnos y antes de retirarse de su puesto, sus últimos alumnos éramos Sabito y yo.

Ya no le doy más vuelta a esto, si no se encuentra lo buscare en la organización, así que toco la puerta y después de unos segundos nadie contesta ni abre la puerta, vuelvo a tocar y lo mismo, al parecer mis pensamientos fueron correctos, bueno ni modo, tendré que ir al pueblo que hay en las faldas de esta montaña y buscar donde alojarme. Cuando estoy dándome la vuelta escucho la puerta abrirse y una voz femenina preguntando quien era.

Al verla bien, puedo deducir que es una niña de mi edad o más joven por su baja estatura, su piel es pálida y posee unos ojos suaves de un profundo color cian.

- ¿Si, en qué te puedo ayudar? – Me pregunta la niña.

No se me hace familiar, no recuerdo haberla visto cuando entrenaba con el maestro Urokodaki ¿Será algún familiar?

- Buenas tardes, mi nombre es Tomioka Giyuu y estoy buscando al maestro Urokodaki Sakonji. – Me presento.

La niña se me queda viendo por unos instantes, observando de arriba abajo, para finalmente decirme:

- El señor Urokodaki salió, no creo que tarde porque dijo que regresaría antes del anochecer.

- Ya veo – Respondo – ¿Te importa si lo espero aquí afuera?

- Si lo piensas esperar, entonces pasa – Abre la puerta y se hace a un lado.

Definitivamente debe ser pariente del maestro Urokodaki, ya que me está dejando pasar como si fuera su casa.

- Lamento la intromisión – Digo antes de entrar al pórtico.

Me quito el calzado y soy escoltado por ella a la sala, me indica un lugar para sentarme y ella entra a la cocina.

Este lugar me trae mucha nostalgia, recuerdo cada detalle de esta casa, no ha cambiado nada. La niña regresa con una taza de té y me lo ofrece, no se lo había pedido, pero ya que se tomó la molestia de hacerlo, lo acepté.

- Y si no es indiscreción, puedo preguntar ¿Por qué busca al señor Urokodaki? – Me pregunta la niña.

- He venido para pedirle que sea mi maestro, quiero aprender el arte de la espada.

Después de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora