10.- Miedos

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Me quedo mirando la pantalla hasta que mi imagen desaparece. La voz de mi cabeza ríe, tan fuerte y tan libre que me hace sentir miedo. Ella sabe lo que es el nivel dos, ella conoce todo y aun así no me dice nada.
“Cheslay” La llamo.
La voz suspira.
“Años… hace años que no escuchaba mi nombre” Parece feliz.
No me doy cuenta de que alguien me ha tomado de la mano hasta que ya me están arrastrando fuera del panal. Quien me lleva es Liam y se ve furioso, realmente furioso.
Quiero preguntar qué sucede, pero he dejado la libreta sobre la mesa. Puedo escuchar desde el pasillo las voces histéricas de todos en el panal.
Liam me coloca detrás de él cuando dos personas nos interrumpen el paso ¿Cómo rayos han llegado tan rápido?
― ¡Una dos!― Grita Liam― ¡Una maldita dos, Sander! ¿Cómo demonios se te ocurre meterla aquí?
―No sabíamos lo que era―. Replica el chico rubio sin quitarme los ojos de encima. No me mira con miedo como lo hicieron muchos, aunque tampoco con enojo como lo hace Liam. En sus ojos solo hay preocupación pura.
― ¡Ahora lo sabes! Saquémosla de aquí, está poniendo en peligro a todos en el refugio.
―Liam, cálmate―. Interviene Olivia.
― ¡Un cuerno con eso!― Espeta.
Sander se endereza, tanto que incluso ahora parece más alto que Liam. Su pose no deja lugar a dudas, no está siendo el chico amable que me rescató, está siendo aquel que prendió fuego al Campamento.
―Quiero que te quede claro algo, no volveré a decirlo. Eres mi amigo, casi mi hermano y te aprecio, pero no voy a dejar que hagas con y por este lugar lo que te place. Fuimos Olivia y yo quienes creamos el Refugio, y solo ella y yo tomaremos cualquier decisión ¿Te quedó claro?― En sus ojos grises hay frialdad.
―Pero…― Cacarea Liam.
― ¿Te quedó claro?― Interrumpe Sander.
Liam baja la mirada, me zarandea del hombro y me lanza hacia ellos dos. Olivia me atrapa con cuidado de no tocar mi piel. Ella sabe lo que ocurrirá. Por cómo se están dando las cosas, comienzo a sospechar que Liv no le dijo nada a Sander de lo que ocurrió cuando ella me tocó, todo lo que pudo ver y sentir.
El pecho de Liam sube y baja muy rápido. Sigue estando enojado.
―Debemos votar, creo que todos debemos decidir lo que pasa―. Sugiere el chico moreno.
Sander sonríe fieramente.
―Esto no es una democracia. Es una dictadura y yo soy el tirano ¿Qué planeabas hacer?
―Llevarla con Sayuri―. Responde Liam.
No sé qué signifique eso, pero Olivia ahoga una respiración y Sander aprieta los puños.
― ¿Te volviste loco?― Pregunta Liv.
― ¡No! ¿Que acaso no lo ven? Quiero protegernos.
― ¡Por Dios!― Exclama ella― ¡Mírala! ¿Protegernos de qué? Solo es como un animal asustado. No recuerda nada, ni si quiera como hablar y ahora tú quieres meter a alguien en su cerebro.
―Nadie ha logrado entrar en los túneles y salir vivo. Nunca ha pasado ni pasara, pero si vuelves a hacer algo como esto, te juro que…
― ¿Qué? ¿Qué es lo que harás?― Responde Liam, interrumpiendo la amenaza de Sander.
―Tú sabes bien que no es la primera vez que me enfrento a algo como esto, así que no me tientes, porque sabes que haré lo que sea necesario para mantener la paz y el orden en este lugar.
Liam lo fulmina con la mirada y nos da la espalda. Olivia ya me ha soltado. Miro a Sander buscando respuestas.
― ¿Estás bien, Azul?― Su tono dulce de nuevo.
Asiento.
―Sander, su nombre no es Azul…― Dice Olivia.
― ¿Cómo quieres que te llamemos?― Me pregunta― ¿Te gusta Azul? ¿O prefieres Cheslay?
Le digo con mis dedos que me gusta más la primera. Siento como si el segundo nombre quemara dentro de mi mente.
Olivia le dice a Sander que tiene que hablar con él. Me dejan en mi habitación y juntos se pierden entre los túneles.
Quiero saber quién es Sayuri y lo que puede hacer. Deseo saber tantas cosas…
No quiero quedarme dormida por miedo a soñar de nuevo con Cheslay, con esa chica que se supone soy yo, pero que le temo tanto. Me sumerjo en el mundo de los sueños muy rápido, no sé porque me siento tan cansada…

― ¿No tienes miedo?
―Tengo miedo de dejar de ser yo.
―Me voy a asegurar de que eso no pase.
―No puedes prometer algo así. Sólo yo puedo protegerme de mis propios monstruos.
―Cheslay, no eres un monstruo, eres alguien que lucha por sobrevivir, y en el camino ayudas a todos. Estoy seguro de que algún día podremos volver…
―No guardes demasiadas esperanzas, un paso nuestro son diez de ellos. Y la maldita mujer del parche nos está pisando los talones.
El chico baja la vista al suelo.
Sé que estoy en un sueño porque puedo hablar, y todo tiene ese borde de color gris.
Estamos en lo que parece ser una casa abandonada hace mucho tiempo atrás. Hay telarañas colgando de las lámparas y mucha ropa y comida regada por todo el suelo. Las ventanas están rotas y del techo cae agua debido a las goteras.
Él parece alguien normal. No me inspira miedo, sólo confianza y paz. Es la misma sensación de cuando soñé con él en el puente. Los ojos del muchacho son marrones y algo oscuros. Su espalda es ancha y su cabello oscuro y revuelto. Parece estar herido, ya que respira muy agitadamente.
― ¿Qué vamos a hacer?― Pregunto.
―Nada, tú no harás nada, si las cosas se salen de control me dejaras aquí y escaparas.
―Sabes que no haré eso, voy a pelear hasta el final.
―No quiero que tengas un final, yo quiero que…― No puede terminar la frase.
La pared de cemento se viene abajo y lo interrumpe. Hay polvo, cristales, ruido y lluvia por todas partes.
Quiero asegurarme de que el chico está bien, alguien lo lleva sobre unos brazos. Los trajes de los atacantes están completamente cubiertos, no hay piel a la vista. Un dardo está en el cuello del muchacho, él parece inconsciente.
Corro lo más rápido que puedo y golpeo a personas en el camino. No me importa lo que ocurra, debo averiguar a dónde lo llevan y entrar a sacarlo de ese lugar. Después de esquivarlos y ver hacia dónde se dirige la furgoneta donde lo han lanzado es que me permito escapar.
Corro lo más rápido que me permiten las piernas. Ya no hay nadie siguiéndome, ya que uno de sus dardos me alcanza en el cuello. Ellos piensan que ya no deben venir por mí. Me duele la cabeza, todo se torna borroso y después oscuro…
―Dylan…― Es lo último que puedo decir.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora