11.- Sayuri

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Me despierto con un sobresalto. La habitación está a oscuras, aún así puedo ver las siluetas y escuchar las respiraciones entremezcladas.
Alguien cubre mi boca y me arrastra fuera de la cama. Pataleo y quiero gritar pero de mi boca no sale nada. Me cargan sobre el hombro de alguien y cuando colocan una cosa sobre mis ojos ya no puedo ver nada.
―No deja de moverse―. Susurra alguien. Conozco su voz, es Liam.
“Bájame, por favor, déjame en paz”
“Deja de llorar, pareces un bebe” Dice la voz.
No me doy cuenta de que mis mejillas están mojadas. Hay algo horrible en mi garganta, como si hubiese una piedra que no puedo tragar.
“Van a matarme” Lloriqueo.
Cheslay bufa. Como si mi queja fuera algo imposible de cumplirse.
“Le gustas al pequeño líder, ellos no van a matarte”
“¿Gustar? ¿Pequeño líder?” Pregunto.
La voz ríe.
Tengo miedo. Sólo puedo escuchar las goteras de los túneles ¿Por qué no puedo tener un ataque justo ahora?
Algo en mi grita que debo hacerles daño para que me dejen tranquila de una vez por todas. Parece que he perdido todas mis fuerzas, porque hay un hormigueo sobre mis manos, pero no tiene nada que ver con lo que puedo hacer, es más bien que mis brazos y piernas duelen por ir colgando en los brazos de Liam.
―Ya dejó de moverse―. Dice alguien. Es una voz que no reconozco.
Ya no escucho las goteras, en cambio, hay aire fresco rozando mi cara ¿Estamos afuera?
Me estremezco y vuelvo a moverme ¿Qué si ellos quieren entregarme a la Mayor? No quiero, no, por favor no, haré no que digan, todo lo que quieran pero no me devuelvan al Campamento.
Siento un golpe en la cabeza. No sé con qué lo hicieron, pero estaba duro. Me siento mareada y adolorida, la parte donde me han golpeado palpita una y otra vez.
Al fin, me dejan caer al suelo. Mis manos están atadas, así que no puedo cuidarme de la caída con ellas. Mi cara choca con un golpe seco contra el suelo ¿Es tierra? Eso parece, sabe a tierra.
Una persona tira de mi cabello para que me levante del suelo. Me dejo llevar por el tirón, ya que aún me siento mareada y algo torpe.
Quiero poder hablar, poder gritar para pedir ayuda ¡Sander! Deseo pronunciar esa simple palabra.
Me quitan la venda de los ojos, tardo unos eternos segundos en acostumbrarme al exterior.
El aire frio me hace tiritar, veo que en la tierra hay una mancha de sangre, es asqueroso… aunque, bueno, es mía. Sangro de la herida de la cabeza, además mis piernas se esfuerzan por sostenerme, tanto que están temblando.
Alrededor hay una especie de alambrada ¿Estoy dentro del Campamento de nuevo?
“No” Responde Cheslay.
Eso me ayuda a relajarme un poco. Me cuesta un poco darme cuenta de que estoy dentro de una jaula, los habitantes de los túneles me observan desde una distancia segura. Me miran como si fuera un animal salvaje.
―Una dos―. Se escucha una voz muy fuerte―. Sander metió en el Refugio a una maldita dos. Esos… animales incontrolables, que lo único que saben traicionar y hacer daño―. Gruñe.
Quiero defenderme, poder decirle que yo no soy así, pero no sé cómo. Odio no poder hablar.
Un rugido me hace darme cuenta de que no estoy sola en la jaula. Hay alguien conmigo.
Miro a la chica que esta frente a mí. Sus ojos están rasgados de una manera graciosa, pero todo eso se pierde al darme cuenta de que están inyectados en sangre. Ella está salivando demasiado.
Tengo miedo.
“Quédate contra la pared, que no te ataque por la espalda” Instruye la voz.
La tensión es evidente en Cheslay y eso me hace estar más nerviosa.
Con cuidado me muevo, sin perder de vista a la joven que me mira como si fuese algún alimento. Mi espalda choca contra la valla, miro el camino por el que me arrastré hasta aquí, en toda la línea hay sangre ¿Cuándo se va a detener el palpitar de mi cabeza?
― ¡Vamos, Sayuri!― Alienta la multitud.
La chica les da una sonrisa sangrienta.
―Ella esa Sayuri―. Explica Liam con humor―. Y es una dos, igual que tú. Ella se infiltró en los túneles hace unos meses y al darnos cuenta de lo que era, la arrojamos aquí porque no podía ir al exterior para mostrarle a los demás la entrada a los túneles. Era un peligro. Esto es lo que te sucederá si decides jugar con la mente de alguno de nosotros ¿Sabes? Sayuri también nos hace algunos favores a cambio de comida… favores como entrar en la cabeza de las personas y decirnos sus intenciones. Aunque no te aseguro que termines viva después de esto. Ella no se contiene y no ha habido un dos tan fuerte como para deshacerse de Sayuri.
Tengo mucho más miedo que antes. La chica me mira y me regala una sonrisa fiera.
―Prometo que dolerá mucho―. Dice.
Me doy cuenta de que ya no puedo huir más, ya estoy lo más alejada posible.
“No la dejes entrar”
“Tengo miedo”
“¡Por favor!”
Es la primera vez que me pide algo. No la voy a defraudar.
Sayuri clava sus ojos en mí. Y es cuando siento ese tirón, el clásico hormigueo en mis manos, el dolor de cabeza aumentando.
Caigo sobre la tierra, deteniéndome con las manos. Me duele todo, desde la cabeza, la columna, cada parte de mi cuerpo chilla de dolor.
“¡Resiste!”
“No puedo…”
“Atácala, vamos, puedes hacerlo. Solo debes entrar en su cabeza...”
“Necesito tocarla para lograr eso” Replico.
“Aun tienes mucho que aprender sobre ti misma” Es lo último que escucho.
Levanto la cabeza y me enfoco en los ojos de esa chica. Ella no va a dejar que me acerque, lo sé. Yo no puedo actuar a distancia, necesito tener contacto directo con la persona. Mis piernas no me responden, así que no puedo ponerme de pie.
― ¡Estas tardando demasiado!― Grita Liam.
Sayuri lo fulmina con la mirada. Si ella puede leer las mentes y controlarlas ¿Por qué no usa su poder para salir de aquí? Me mira de nuevo y yo cierro los ojos.
No hagas contacto visual… tal vez esa sea la clave. No lo es. Puedo sentir que está invadiendo cada rincón de mi mente y ver cada cosa que ocurrió en el Campamento, ahora sabe quién es Sam y lo que le mostré a Olvida cuando me tocó.
Ella está por entrar en los recuerdos de Cheslay, esos con los que tengo pesadillas cada noche. Por alguna razón esto me hace sentir furiosa, como si los recuerdos fueran míos.
Apoyo las manos contra la tierra fría, y con mucho esfuerzo me pongo de pie, ignorando el dolor de todo mi cuerpo y a aquella intrusa de mentes.
“Tú no quieres hacer esto” Digo.
Sé que ella puede escucharme, porque sus ojos se amplían con sorpresa y miedo.
“¡Lárgate!” Grita e imprime más esfuerzo en entrar en mi mente.
Dejo que lo haga. Sólo pido un recuerdo a cambio de otro. Dejo que mi mente se desplace, permito que el cosquilleo suba desde mis manos y se expanda por todo mi cuerpo. Ya no tengo porque reprimirlo más, quizá muera, pero no importa. El dolor de cabeza cede, ya no me duele más. Al contrario, es como si fuera libre en todos los sentidos.
Y ahí están. Puedo ver todos los delicados hilos plateados en el lugar. Los pensamientos de todos los habitantes en conjunto con los de Sayuri. Únicamente quiero los de ella, ningún otro me interesa. Los hilos de la chica se hacen más y más nítidos, hasta que se expanden.
Está ella de pequeña, jugando con un pedazo de plástico… la imagen cambia y me muestra a un grupo de personas huyendo… Su familia está muerta ahora… Ella escapando de uno de los Campamentos, donde estuvo encerrada por diez años.
Rompo la conexión con un movimiento brusco ¡Diez años! ¡Ha tenido diez años de horrible tortura!
Antes quería hacerle daño… ahora siento lastima de ella. Siento el odio y el coraje subir por mi pecho. Todo esto es culpa de Liam. Para cuando me doy cuenta de lo que está sucediendo ya es demasiado tarde, de los ojos y boca de Sayuri está saliendo sangre a borbotones. Parece que no se detendrá con nada.
Las rocas están flotando sobre el suelo. El dolor de cabeza vuelve, incluso más fuerte que antes. Un grupo de personas, los más débiles de mente, se llevan las manos a las sienes y empiezan a gritar, pasando por el mismo dolor que yo.
Me permito una pequeña sonrisa, lo merecen por ser parte de todo esto.
La nariz de Liam está comenzando a sangrar, pero él no aparta la mirada. Imprimo mucha más energía en esto y sus ojos se ponen en blanco, luego cae al suelo.
Estoy mareada. Muy mareada, nunca había sentido tanto cansancio.
La valla explota en un montón de chispas y lo último que puedo ver es el semblante preocupado de Sander.
“Bien hecho” Susurra Cheslay.
Su cumplido se siente como basura tirada directamente a mi cara.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora