11.- Hechos inesperados.

1.7K 226 17
                                    

Hola a todos!

Lo siento por la tardanza, espero que les guste, no había tenido tiempo de sentarme a editar.

Muchas gracias por seguir aquí, ya saben que los quiero!

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------


Más niños. Estaban llevando más niños al complejo.

Cheslay lo notó porque la despertó el llanto de un bebe ¿Qué hacia un bebe en el complejo militar de mayor seguridad en el mundo? La joven se incorporó sobre su cama.

La semana anterior había sido el percance de Dylan, cuando dieron el aviso de la muerte de Lousen. Cheslay se encogió al recordar la sensación de ese momento, cuando le anunciaron que su mentor estaba muerto, se había ido para siempre. Ahora lo único que tenía era Dylan, la única persona por la que valía la pena dar su vida si era necesario.

Él fue trasladado a otro lugar, donde le hicieron pruebas durante toda la semana. Y cuando volvió, sus padres ya estaban en una nueva casa dentro del complejo, ahora Dylan y Cheslay no eran vecinos, él ya vivía en un lugar alejado, y ahora estaban rodeados de otros niños, iban desde uno hasta trece quince de edad. Habían llevado tantos que le era imposible contarlos, quizá eran trescientos o más. Todos ellos desaparecían un día o dos y luego regresaban con la herida sobre su nuca. La primera cirugía a la que eran sometidos.

Miró por la ventana, no podía pasar de media noche, la luna brillaba sobre el cielo de una forma tan pura, que incluso, por un momento, creyó que el mundo podía tener solución. Suspiró profundamente y caminó hacia su cama, ya no podría conciliar el sueño, mucho menos con ese niño que no paraba de llorar, quería ir a la casa de al lado y poner una almohada sobre su rostro hasta que este se callara o muriera, no le importaba cual sucediera primero.

Algo sonó en la parte de afuera, le tomó unos segundos darse cuenta de que eran pequeñas rocas que golpeaban el cristal. Cheslay sonrió y se dirigió hacia la ventana, miró a través del vidrio y vio como Dylan tenía varias piedras flotando sobre su mano, éstas salían despedidas hacia la ventana con una velocidad practicada.

La joven abrió y sacó la cabeza para ver al chico.

— ¿Qué estás haciendo?− preguntó.

Dylan frunció el ceño.

—Amm ¿Una visita nocturna?− respondió— ¿Puedo entrar?

Asintió y se retiró de la ventana. La habían cambiado de habitación, ahora estaba en el segundo piso, su padre mandó quitar las enredaderas, así que si Dylan subía, tenía que ser por el árbol que estaba frente a la casa y para poder entrar, debía saltar como tres metros hasta su alfeizar.

Cheslay observó con atención. Él tomó impulso, las rocas que antes flotaban cayeron sobre el suelo con un sonido hueco. Dylan llegó a las primeras ramas del árbol y lo trepó con suma facilidad, para luego llegar a la ventana y entrar con un sigilo digno de un ladrón.

—Vaya— comentó ella con una media sonrisa.

—Esto se vuelve cada vez mejor— dijo él.

Lo miró de abajo hacia arriba, cerciorándose de que él estuviera completamente sano, sin heridas a la vista, sin otros experimentos. Quería asegurarse de que seguía siendo su Dylan.

—No pareces herido— murmuró.

—No lo estoy. Me llevaron después de lo de la casa... y tomaron muestras de sangre, me pidieron que levantara algunas cosas sin tocarlas, hicieron pruebas no tan dolorosas... no sé, tal vez solo quieren saber cómo funciona esto— dijo y levantó su mano.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora