21.- Invasión.

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Nos encontramos con las personas de los túneles al pasar por el Detector. Nadie dijo nada al respecto.
Todos presentamos nuestros respetos a Dany. Cada quien entregó algo que le gustara mucho, su objeto favorito. Y todo eso fue guardado en una caja que después enterraron a las afueras del Detector exterior de la Ciudadela.
Pasaron algunos días, para que las cosas pudieran volver más o menos a la normalidad.
Sander y yo nos escapamos de nuestras respectivas obligaciones para luego ir a algún lugar y besarnos, no es desagradable. Es divertido y emocionante, me hace sentir viva y feliz.

Me limpio el sudor de la cara con un movimiento de la mano. La chica de los cultivos me dice que puedo ir a descansar.
Quiero preguntarle su nombre, pero recuerdo que le di mi libreta a Dany, ese es mi objeto favorito, por eso se lo di, tal vez quiera escribir algo para alguien, donde quiera que esté.
Le digo adiós con la mano a la chica y me voy a mi habitación. Recojo algunas cosas para después ir a darme un baño. Veo entre mis cosas la camiseta de color negro con las letras de Queen. No se la he dado a Dexter por miedo a que me rechace, pero hoy lo haré, estoy decidida.
Tomo la camiseta y me meto en la red de túneles para ir al lugar del baño. Hay una pequeña fila. Esta Sam, Olivia, Regina, y otras de las que no sé sus nombres. Amanda no ha querido salir de su habitación después de la despedida a Dany.
Froto mi cuello un par de veces. Me duele después de haber pasado toda la mañana agachada en los cultivos.
― ¿Qué es ese olor?― Pregunta Dexter mal humorado.
— ¡Cierra la boca!― Le espeta Regina.
— ¡Oh si claro! Voy a acallar mis quejas solo porque la niña lo pide—. Replica Dex.
—Tú lo pediste…— Dice ella y entrecierra los ojos.
—Qué miedo…— Comienza el chico, pero se interrumpe al ver que su computadora está flotando sobre el escritorio― ¡Basta!― Grita— ¡Ya basta!
Regina no le hace caso y sigue manipulando los objetos de Dexter. Ella es una tres, una controladora de energía. Puede manipular el peso de los objetos a su alrededor, algo muy extraño. Algo que no encaja por completo en las cosas que yo sé...
― ¡Es suficiente!― Exclama una voz a mi espalda. La autoridad impuesta en el tono hace que Reg le haga caso.
Me recorre una oleada de felicidad al reconocer al dueño de esa voz.
―Conocen las reglas, nadie usa sus habilidades contra un amigo, eso es todo.
—Él no es mi amigo—. Refunfuña Regina, luego se da la vuelta y deja todo en manos de Sander.
Todas las personas vuelven a lo suyo. La fila va avanzando y salen las chicas limpias del baño, me queda esperar mi turno para dejar de apestar, tal como dice Dexter.
A pesar de que las nevadas han llegado a gran parte del mundo, a nosotros no nos afecta mucho, ya que estamos muchas personas dentro de una red de túneles. A veces, cuando hace mucho frio, los controladores de energía como Sander mantienen una temperatura agradable.
Tampoco es como si tuviéramos tiempo de quejarnos sobre el clima, ya que todos estamos ocupados, cada quien en sus respectivas actividades.
Sander olfatea al aire.
— ¿Eso es olor a tierra mojada?― Me pregunta.
Encojo los hombros como respuesta.
Ya ha entrado el último grupo de chicas al baño, espero por mi turno al lado de Sander y de Dexter. Justo en el pasillo del espejo.
―Me gusta―. Dice y sonríe.
Bajo la mirada al suelo y puedo sentir como me ruborizo.
—Basta de esas cosas—. espeta Dexter—. Van a hacer que vomite arcoíris.
Me acerco lentamente a él y deposito un ligero beso en su mejilla.
— ¡Qué asco!― Grita y se limpia con la mano hasta dejar roja el área del beso.
Desde que sé que puedo reír, lo hago en cualquier ocasión, pero sólo eso ocurre, aun no puedo hablar. Sander también está riendo.
―Asquerosa dos—. Gruñe Dexter.
Eso se lleva el buen humor del líder.
―Cuida tu lenguaje. Si vuelves a referirte a ella de esa forma…
― ¿Qué demonios pasa contigo?− Reclama Dexter―. Antes eras divertido y ahora te la pasas con ella…
―Tengo derecho a tener una vida fuera de todo esto―. Replica Sander.
―No, amigo. Esta es tu vida, te guste o no, debes dejar de jugar a la casita―. Contesta.
Sander va a responder, pero le pongo las manos en el pecho para detenerlo y niego con la cabeza. No vale la pena. Saco la camiseta de entre mis cosas y la extiendo para Dexter.
― ¿Qué?― Inquiere éste.
La muevo de un lado a otro para que comprenda.
― ¿Vienes a restregarme que tienes una camiseta de Queen? Bien, fantástico. Ahora vete a ahogar tus lágrimas en ella—. Dice molesto.
—Ella la consiguió para ti, genio―. Responde Sander.
Las facciones de Dexter se descomponen y por un momento puedo ver al chico que hay detrás de toda esa amargura. Sus ojos brillan con un fulgor plateado, lágrimas.
― ¿Para mí? ¿Por qué?
―Pregúntaselo a ella―. Dice Sander y me apunta.
Dexter me mira en busca de una respuesta, pero sólo me encojo de hombros. Toma la camiseta de mis manos y se la pone por encima de la que ya tiene.
―Gracias—. Dice avergonzado.
Asiento para él. Sé que ha estado de un humor peor desde lo de Dany, y nadie lo culpa, era su amigo. Y Dexter, al igual que Sander, cree que todos son su responsabilidad.
La puerta del baño rechina y veo que salen Sam, Regina y Olivia, las tres ríen por algo y se detienen a nuestro lado.
―El agua está un poco fría―. Me dice Liv―. Puedo buscar que alguien la caliente para ti…
―Yo lo hago―. Interrumpe Sander. Todas lo miran de una forma que lo hace ruborizar―. No de esa forma―. Se defiende y rehúye la mirada.
No comprendo a que se refieren con eso. Niego con la cabeza y comienzo a caminar hacia la puerta del baño.
Las luces empiezan a parpadear y toda la sala queda oscura. Puedo sentir una mano sobre mi hombro, es Olivia. Los focos de emergencia se encienden y ahora toda la habitación es de color rojo.
― ¿Qué está pasando?― Pregunta Reg asustada.
Miramos a Dexter.
―No soy yo. El equipo está tardando en responder…― Se da la vuelta y comienza a aplastar botones―. El Detector del túnel norte está activo. Tenemos compañía.
Olivia comienza a organizar a las chicas para no entrar en pánico. Ella quiere llevarme, pero me niego a dejar solo a Sander con esto.
―Vamos, Azul, no puedes...― Los gritos la interrumpen.
Un horrible sonido llena todo el lugar. Es la alarma, son intrusos tal y como Dexter lo señala. Hay gritos por todas partes, no nada más con nosotros, sino por todos los túneles.
― ¡Cazadores! ¡Son Cazadores!― Grita Sam, tiene las manos sobre los oídos, tratando de acallar todos los pensamientos desesperados.
Ni Sander ni yo gastamos una mirada más en los chicos. Olivia sabe lo que deben hacer.  Corremos a la par. Ya no me pide que me quede atrás o que me oculte, sabe lo que soy capaz de hacer y lo que es aún mejor: me necesita.
Llegamos a la parte del panal. Las personas corren y se estrellan unos con otros. No parece haber un orden específico. Puedo ver los objetos volar de un lado a otro, a los chicos usando sus habilidades. Hay cuerpos regados por el suelo… Y los veo. Son ellos, esos hombres con trajes negros y máscaras de igual color. Ellos corren, disparan y evaden. Llevan algo en sus manos.
― ¡Al suelo!― Grita Sander.
Algunos que están alrededor obedecen, son los únicos que lo han escuchado. Son muchos los cuerpos que caen cuando ellos disparan.
―Si tienen luces cegadoras es el fin, Azul―. Me susurra Sander.
Asiento. No es el fin para mí, puedo con ellos. He visto a nueve de esas personas, pero quien sabe cuántas han conseguido entrar. Me pongo de pie para hacerles frente.
Sander reparte las instrucciones. Entre los dos seremos la distracción, mientras que los demás se ocultan en los túneles, todos saben cómo moverse aquí, los Cazadores no.
Uno de ellos apunta su arma a mí, pero algo extraño sucede. La baja, baja el arma y me mira a través de su máscara.
Ocurren tres cosas:
Una: El Cazador comienza a disparar contra los suyos.
Dos: Cheslay despierta de su largo sueño.
Tres: Sander ataca a los demás mientras los chicos escapan.
Sacudo la cabeza para salir del trance. Reúno toda la energía que puedo y busco a uno de ellos, no me importa el que sea, solo debo entrar en su mente… siento que algo tira del hilo de mis pensamientos. Lo he encontrado, está disparando desde arriba. Abro los ojos y puedo ver a través de él.
―Monstruos, malditas bestias―. Piensa el Cazador.
Respiro profundo y me adentro más en su mente. Veo cómo se enlistó en una Sede para poder asesinar a aquellas abominaciones de la naturaleza. Siento que esa extraña energía tira de mí, pero ya no es más fuerte que yo, ahora puedo controlarla.
"Podemos" Corrige Cheslay.
Juntas podemos hacer esto. Colocamos al Cazador en posición y él empieza a disparar a sus compañeros, son tiros acertados, dan justo en la nuca. Veo cómo salta la sangre y el tejido, pero no me importa en lo absoluto. Dejamos ir al Cazador cuando no nos es de más provecho. Tomamos su cabeza de ambos lados y lo dejamos caer al suelo después de que su cuello hace ese sonido que te indica que está roto.
Vemos como Sander está peleando con más de ellos, de sus manos sale despedida electricidad, además de esa energía roja que los hace consumirse en segundos, sin embargo, también parece consumirlo a él.
Corremos y nos encontramos con más Cazadores, hasta que algo muy extraño ocurre. Uno de ellos, aquel que no ha disparado contra mí, hace un movimiento muy extraño con sus manos y siento como mis pies flotan sobre el suelo. Volamos, estamos volando, todo alrededor flota, todo excepto Sander.
El Cazador empuja sus manos, más y más, hasta que estas se tocan y es cuando nos damos cuenta. No nos hace daño, ningún habitante de los túneles ha sido dañado por él. Las cosas que hace nos ayudan. Cuando sus manos se juntan, los cuerpos de los otros Cazadores se tuercen en ángulos y formas completamente imposibles para un cuerpo humano. Escucho los crujidos de sus huesos y veo como la sangre brota de sus cuerpos. Todos ellos muertos, en cuestión de segundos.
Cheslay y yo nos movemos, tanto que pronto el hombre nos mira. No puedo ver sus ojos, pero estoy segura de que nos mira.
― ¿Por qué no te afecta?― Pregunta el Cazador a Sander.
El líder suelta una carcajada gutural.
―No puedo creerlo―. Niega con la cabeza y sigue riendo― ¡Un uno! ¡Un maldito uno oculto entre los Cazadores! Debes perdonar mi histeria, pero creí que estaban tan extintos como los dinosaurios―. Sander sigue riendo.
―Soy el ultimo—. Responde el Cazador, completamente serio.
Ambos están moviéndose, parecen atrapados en una danza sin fin, en la que el primero que haga un mal movimiento será el primero en morir. Sigo moviéndome, tratando de librarme de esa extraña energía que me mantiene prisionera en el aire.
―Ahora ilumíname―. Pide el Cazador con su profunda voz— ¿Por qué no te afecta la gravedad?
Sander levanta un dedo a modo de explicación. Se está burlando de él.
―Debiste haber investigado sobre lo que trata tu habilidad.
―Lo hice―. Replica el Cazador. Noto que se está enfadando.
― ¿Conoces a Newton?― Pregunta Sander, su voz es divertida, pero puedo ver la tensión en sus músculos―. Déjame que te explique. Era un físico matemático y quien sabe cuántas cosas más. Este hombre estableció tres leyes que hasta la fecha son universales.
―Ve al grano―. Gruñe el Cazador.
―No, no, no―. Dice Sander y niega con la cabeza―. Tú pediste la explicación, ahora sopórtala. Vamos a saltarnos esas aburridas leyes y vayamos a esa maravillosa frase: La materia no se crea ni se destruye, solo se transforma ¿Te suena? Es de otro sujeto llamado Lavoisier, también era un genio…
El Cazador rechina los dientes.
―Parece que ya llegaste a esa conclusión―. Continua nuestro líder en medio de su danza de la muerte.
―Eres un tres―. Dice el enmascarado―. Y uno muy peculiar.
Sander hace una reverencia teatral.
―Hay técnicas que deben perfeccionarse―. Responde―. La energía no es materia, no tiene masa, por lo tanto…
―La gravedad no la afecta―. Contesta el Cazador―. Pero tu cuerpo es masa…
―Te dije que lo perfeccioné.
En lo que dura un parpadeo, Sander desaparece de su sitio, dejando al sujeto completamente pasmado. No sé dónde está, pero me alegra que aun pueda pelear. El Cazador de vueltas y vueltas sin lograr ver nada. Trata de usar su habilidad en vano, hasta que se da por vencido y baja los brazos.
―Bien―. Dice con una sonrisa.
Me doy cuenta de que los demás chicos han conseguido escapar. Todos ellos. La distracción ha funcionado. Ahora solo estamos nosotros tres, cuatro si contamos a Cheslay. Y muchos más si contamos a los cadáveres.
― ¿Cómo entraron?― escucho la voz de Sander, pero no puedo verlo.
―Interesante pregunta ¿Por qué no me lo pides de frente?
―¿Cómo entraron?― Pregunta Sander. Está a la espalda del Cazador, éste gira rápidamente para golpearlo, pero Sander es tan rápido como la velocidad de la luz y golpea al Cazador en la cara― ¿Necesito repetirlo?
El sujeto esta sobre el suelo, y salen risas llenas de amargura de su garganta. Sander desaparece de nuevo. Aunque me doy cuenta de que no desaparece, se mueve muy rápido.
―Debo felicitare―. Exclama el Cazador―. Eres el primero en tres años que me hace sangrar. Sin embargo, tienes una pequeña debilidad. Tú puedes huir de mí, ella no―. Dice y apunta su mano a donde estoy.
Siento como mis músculos se tensan. Y no puedo moverme para nada. No tengo el control de mi cuerpo, sólo mi mente y ésta quiere estallar. Hay mucha presión por todas partes, es como estar debajo del agua, pero sin poder salir a la superficie.
"¡Basta!" Grita Cheslay en mi cabeza "¡Ya basta! ¡Odio que haga eso! ¡Siempre lo he odiado!"
"¿Qué?"
Ella grita tan fuerte que pronto ya no puedo escuchar mis pensamientos. Solamente puedo ver como Sander y el Cazador están en una pelea que no parece tener fin, llevan una cantidad de golpes que me parece infinita y ninguno cede. Sander no deja de golpearlo por todas partes, y él no deja de retorcernos en el aire, si sigue así moriremos.
Mi cuerpo se mueve por voluntad del Cazador, cierro los ojos, esperando el golpe final. Ya no me causa dolor físico, únicamente está ese horrible chillido en mi cabeza, esa voz que grita basta, es Cheslay y parece a punto de estallar. Siento que algo se abre paso desde mi pecho y sube hasta llegar a mi garganta. Un grito, un horrible grito de dolor. Es ella.
"¡Bastaaaa!" Grita en mi mente. Las luces empiezan a parpadear y los cadáveres caen al suelo. Ya nadie controla la gravedad.
Caemos y nos apoyamos en las manos para levantarnos, ya no está gritando. Me pongo de pie con mucho cuidado, temiendo que mis piernas fallen.
Sander tiene al hombre sujeto entre sus brazos. Las manos de él están completamente inmóviles. El líder le quita la máscara al Cazador.
Es un chico. No puede ser mayor que nosotros, veintidós años suena demasiado para darle de edad a ese rostro. Su mandíbula esta apretada, sangra por una herida que tiene en la frente y por la nariz. Su piel es pálida y su cabello castaño, sus ojos son del color de las avellanas. Me regala una sonrisa forzada y sangrienta.
―Cheslay―. Dice con seguridad.
Me quedo pasmada, no sé qué hacer. Sander lo golpea en la cabeza y el Cazador cae inconsciente al suelo.
―Dylan―. Responde en mi mente.

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