18.- Súper héroes:

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—Habrá una tormenta esta noche—dijo Haru mientras se dejaba caer sobre uno de los almohadones en el suelo.

—Creí que tendríamos buen clima durante la semana—comentó Velika.

A Dylan no le importaba si habría tormenta, o lo que cualquiera de ellas dos hablara en ese momento. Lo único que le interesaba eran dos cosas. Uno, que Erick había citado al equipo de élite en la biblioteca, según él les hacía falta interactuar, obviamente, los gemelos lo ignoraron y no asistieron. Y dos, que Cheslay no había llegado, ella había dicho que estaría ahí, pero no lo estaba.

Y luego estaba la chica cinco, la amiga de Velika que veía el futuro, ella no tenía nada que ver con el equipo, y Amanda, quien había llegado junto con ella, simplemente se perdió entre los estantes de la biblioteca, Dylan se preguntó lo que necesitarían para sacarla de ahí, tal vez esperaba perderse y que no la encontraran. El hecho de pensar hablar con Amanda lo sacaba de quicio, si bien, la chica era de difícil personalidad sin demasiados conocimientos, ahora que estaba estudiando todo lo que encontraba... El uno se frotó las sienes con la mano robótica.

— ¿Te sientes mal?― preguntó alguien a su espalda. Dylan reconoció la voz de Sander.

— ¿Qué estás haciendo aquí?―inquirió mientras seguía a su amigo con la vista, el cual se sentó sobre el suelo. Al parecer su pierna ya estaba en perfectas condiciones.

—Velika me invitó.

—Ella no...— Dylan iba a decir que ella no tenía el derecho de invitar a los demás, pero vio a Haru al lado de Velika, a Amanda recorriendo la biblioteca, a Noah siguiendo los pasos de la seis y a Sander—. Olvídalo.

— ¿Y Cheslay? Pensé que estaba con la élite.

—Lo está.

Sander sonrió con burla.

—Estás enojado.

—Eres tan inteligente—se mofó.

—Gracias—. Sander tomó el cumplido sin importar el tono sarcástico con el que fue pronunciada la frase—. Hoy tengo entrenamiento con Lanhart, es por la tarde.

— Me importa porque...―inquirió el uno.

El tres se encogió de hombros e hizo un gesto de indiferencia.

—No lo sé.

—Te hará mierda.

—Eso ya lo habías dejado claro, además, creo que valdrá la pena.

— ¿Eres masoquista?

—No—suspiró profundo—. Mira a los gemelos, ellos son fuertes y fue Lanhart quien los entrenó. Y es verdad que no sé controlar muchas cosas de mi habilidad, no quiero lastimar a nadie más y...

—Y Azul—terminó Dylan por él, se frotó el tabique de la nariz y miró a su amigo—. Cuando estuvimos en la Colonia...

—Lo sé—contestó cortante, con una gota de enfado en sus ojos grises—. Cheslay me lo dijo.

Dylan no respondió, conocía a ambos de una manera demasiado personal y sabía que Sander ya estaba al tanto de todo, incluso de que él había tratado de matar a Azul.

—Es peligrosa.

—Está sola—espetó poniéndose de pie—. Y estar sola siempre la asustaba—. El tres caminó hacia la salida y Dylan no lo detuvo.

El uno miró hacia una de las ventanas. Él nunca se detuvo al asesinar a alguien una vez que la decisión estaba tomada. Y con Azul estaba seguro de ello, si Cheslay no se hubiera metido, ahora estaría muerta y se habrían ahorrado muchos problemas. Aunque también era cierto que se preocupaba por Sander, no creía que el tres entrenara únicamente para vencerlo en combate, no, tal vez eso se decía a sí mismo y a los demás, sin embargo, Dylan conocía esa determinación que podía confundirse con terquedad, él la había vivido, él había buscado a Cheslay por todo el mundo ¿Qué le impedía a Sander volverse fuerte y hacer lo mismo? Nada, la única diferencia era que Dylan había utilizado a los cazadores para convertirse en lo que era, y Sander usaría a Lanhart. Esperaba que su amigo encontrara lo que buscaba y no un monstruo.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora