6.-Fantasmas del pasado:

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Hola a todos!!!!

Espero se encuentren muy bien. Muchas gracias por su apoyo.

Ya me encuentro mucho mejor. Gracias por seguir aqui.

Ya saben que los quiero.

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Decir que había dormido era una mentira. No pudo conciliar un sueño profundo, solo momentos en los que sus parpados se cerraban a causa del cansancio, pero inmediatamente despertaba por las pesadillas que acudían en un torrente interminable. Como una jodida mala película.

Le dolía la mano, quizá por la infección, eso explicaría el mal olor. Había discutido con Cheslay por lo de Lousen en cuanto Amanda se había ido. Ella quería quedarse en la resistencia y perdonar a su maestro por todo lo que había hecho, por haberles dado la espalda, por dejarlos a su suerte. Dylan estaba más que enojado con él, no quería aceptar que era tristeza y añoranza ya que esos sentimientos habían quedado muy enterrados dentro de sí, y era muy difícil sacarlos a flote. En una de las ocasiones en las que sus ojos se cerraron, pudo percibir como Cheslay abandonaba la habitación. Nadie entró en todo ese tiempo, y Dylan tampoco quería levantarse, pero Lousen les había prometido respuestas, además necesitaba saber cómo estaba Sam.

Dylan se levantó con movimientos pausados, su mente se sentía nublada por el sueño, estaba más que cansado, le dolía cada parte del cuerpo, las piernas temblaron cuando se apoyó en el suelo para levantarse, la mano mutilada estaba adquiriendo un asqueroso color purpura. Con resignación por tener que salir de la cama, se encaminó hacia el baño, se dio una ducha con agua caliente, vistió con la ropa que habían llevado para él por la noche. Una camisa, un pantalón, una chaqueta de color gris, y botas para la nieve de color negro. Se miró en el espejo, la persona que le regresó la mirada era alguien que podría pasar por un muerto, a pesar a haberse afeitado y lavado, su cara seguía estando curtida a causa del frio, tenía ojeras remarcadas y los labios partidos.

Sacudió la cabeza y salió de la habitación. Le extrañó escuchar el sonido del repiqueteo de metal, miró hacia la cerradura y se encontró con una placa metálica con letras grabadas. Tenía una cadena para colgársela al cuello. Leyó las palabras en ella:

Dylan Farmigan.

Categoría 1, controlador de gravedad.

Zona oeste. Miembro activo RDN.

Soltó una ligera risa. Él aún no había decidido quedarse, Cheslay lo haría, ella lo dejó muy claro anoche, le gritó más bien, dijo que se quedaría, que este lugar les ofrecía lo que ningún otro, les daba protección, y muchas cosas más. Aunque Dylan la conocía lo suficientemente bien como para saber que quería quedarse porque deseaba respuestas, él también las deseaba, pero no quería quedarse y quedar atrapado en una red de mentiras y ser utilizado por estas personas no estaba en sus planes. Saber que Lousen estaba vivo fue como un golpe en la boca del estómago, era su mentor, en un momento fue su mejor amigo, pero ahora... ¿Qué quedaba de aquel hombre? Y para tener una cereza en el pastel, Magnus Lanhart era parte de todo eso, Dylan confiaba en Lousen cuando era joven, mas no ahora, y nunca en su vida había confiado en Magnus. Aunque Nefertari confiaba en ellos, Dylan lo sabía, podía tener pequeños atisbos de los recuerdos que Cheslay no había tomado, cuando su madre charlaba con ellos, cuando creía que Dylan estaba dormido. Además, llamaba a Khoury, Charlotte, nunca la escuchó llamarla de una manera respetuosa o con deferencia, no, ellos eran para Nefertari como simples personas.

Se colgó la placa al cuello y caminó por la plataforma, hasta llegar al hospital. Había pasado una parte de la noche revisando los mapas de la resistencia y de todo lo que la rodeaba. Era más grande de lo que Dylan esperaba, tal vez solo tenía en mente un montón de guerrilleros. Pero todo esto superaba sus expectativas, tenían tecnología, medicina avanzada, comida, colonias seguras, tenían más de lo que él creía.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora