17.- Secretos al viento:

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Comenzar un dialogo para dar malas noticias siempre era difícil. Aun cuando fuera a hacerlo con alguien a quien tuviera confianza, hasta cierto punto, Magnus creía que ser portador de malas noticias siempre era lo más complicado, incluso más que recibirlas.

Tomó una respiración profunda antes de entrar en aquella oficina.

Camila Suker lo citó para hablar. Por el tono que ella empleó por teléfono, Magnus sabía que nada bueno le esperaba. También era de su conocimiento que cuanto recibiera de información en esa reunión, él tenía que compartirlo con sus amigos después. Y no quería hacer eso, ya que Charlotte se estaba recuperando poco a poco, Nefertari al fin tenía la vida en paz que tanto deseaba, y Lousen... Magnus sabía que Raphael le ocultaba algo, pero no estaba en su naturaleza presionar, ni en la de su amigo hablar cuando no estaba listo.

Entró en la oficina, la cuál era un completo desastre, ya que Camila acababa de ser promovida.

—Hola— saludó Magnus a Eva, quien ayudaba a Suker con algunas cosas.

La joven le regaló una sonrisa. Magnus pensó que el tiempo no pasaba por ella, habían pasado dos años desde la última vez que la vio.

—Magnus— dijo ella y se puso de pie para saludarlo. Él no supo cómo reaccionar cuando Eva lo envolvió en un abrazo.

Él sonrió después de unos segundos y respondió al abrazo, acariciando el largo cabello negro de Eva, y aspirando el aroma que ella emanaba, una mezcla de aceite de romero y perfume. Magnus pensó que podía estar así por siempre.

Se dio cuenta de que entre el ejército, en los complejos militares y en las nuevas zonas fronterizas del mundo, él era reconocido por su valentía. Si tan solo supieran que en esos momentos era la persona más frágil del mundo.

—Los reencuentros son muy tiernos— comentó una voz desde la entrada. Ellos se separaron rápidamente—. Y lamento ser yo quien los interrumpa.

—Siempre tan puntual— ironizó Magnus y saludó a Camila.

Ella puso los ojos en blanco.

—Al grano, Lanhart.

— ¿Al grano?— dijo con una sonrisa—. Tú fuiste quien me llamó aquí.

—Y supongo que no has hablado con Raphael ¿Cierto?

Magnus frunció el ceño, Camila estaba enojada.

— ¿Debería? Es decir, lo veo casi todos los días, cuando no estamos ocupados...

—Así que no te lo dijo— comentó Camila comprensiva.

— ¿Decirme que?

Camila abrió la boca para hablar, pero Eva se adelantó.

—No le corresponde a ella decir eso— espetó y le dio una mirada de advertencia a Camila—. Pero agradeceré que comuniques a Raphael que Katrina y...— Eva sacudió la cabeza—. Que ambas se encuentran estables, por el momento.

— ¿Qué? ¿Por qué siento como si fuera un novato?

—Tienes poco tiempo siendo general— gruñó Camila—. Yo diría que a eso se le llama ser un novato.

— ¿Por qué estás enojada conmigo?— preguntó Magnus al fin. Viendo como Camila recogía varias cosas del suelo y las metía en cajas.

—Me voy— dijo ella, dejando caer una caja sobre el escritorio—. Croacia está siendo devastada por el virus.

—Desde hace dos años— resaltó Magnus—. Y según los informes, lo tienen bajo control.

Camila negó un par de veces.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora