6.- Primer contacto.

93.1K 6.5K 869
                                    

Primero atan mi cabeza, brazos y piernas a una camilla.

Veo que la maquina está ahí. No quiero verla, pero mis ojos no se apartan de ella.

Puedo escuchar los gritos de mis compañeras, aquellas que están siendo sometidas a su dosis semanal.

Quiero gritar. Quiero pedirles que por favor no lo hagan, que yo no he hecho nada malo, que ni siquiera tenía mis recuerdos. No sabía por qué merecía ser castigada.

Los Guardias y Doctores ignoran mis suplicas mudas y hacen lo posible por no mirarme a los ojos que están bañados en lágrimas.

Y sin previo aviso, da comienzo.

Siento que recorre cada parte de mi ser, todo, la electricidad corre por todo mi cuerpo, queriendo reventarlo, queriendo hacer que muera...

Por favor. Por favor, déjame morir. No sé a quién se lo pido. Solo a cualquiera que desee escuchar. Por favor, mátame.

Y de pronto se detienen.

Me desatan de la cama y sigo despierta. La saliva chorreando de mi boca abierta, al igual que las lágrimas de mis ojos. Mi cuerpo es peso muerto.

Un Guardia me levanta de la camilla y me lleva, no sin una mueca de repulsión, hacia el lugar de descanso... donde les gustaba aprovecharse de nuestro estado de inconsciencia. Solo que yo nunca quedaba inconsciente. Podía sentir y ahora recordar absolutamente todo lo que me hicieron en ese lugar.

Siento que le conexión se rompe.

Olivia dejó de tocar mi brazo. Me mira como si yo fuera algo de otro mundo.

Soy un monstruo. Quiero que lo sepa, quiero que se lo diga a Sander y a los demás. Que me echen a patadas de aquí, porque es la única forma en la que me iré.

Se, sin necesidad de preguntarle que ella vio todo lo que pasaba por mi cabeza en ese momento. Pudo ver todo. Y eso no era ni la más mínima parte del daño que yo podía ocasionar.

En su rostro no hay lágrimas, solo esa expresión que me dice que siente compasión de mí.

Ni siquiera me pregunta cómo es que puedo hacer eso, y por qué paso.

Otro ser humano en su situación ya estaría hecho trizas ante el recuerdo... a no ser que haya pasado por lo mismo antes, y en carne propia.

Olivia respira profundo.

− ¿C-como te hicieron eso en la cabeza?− pregunta al fin.

Niego. No quiero recordarlo, no quiero que lo sepa.

−Está bien− dice comprensiva− Termina de asearte, iré por algo de ropa para ti y... no vuelvas a hacerle eso a nadie más ¿Entendiste?

Asiento.

−Hablaremos con Sander más tarde. Hay un montón de cosas que debes saber... − se detiene antes de llegar a la puerta y me mira− ¿No tienes ni idea de lo que ocurre con el mundo?

Niego con la cabeza.

Ella resopla y sale del lugar.

Me quedo sola. Escuchando el eco del lugar. El agua chocando contra la orilla de los agujeros.

Termino de asearme, pero me quedo mucho tiempo más en el agua. Disfrutando de su tacto tibio contra mi piel.

Dentro de la valla, cuando estaban aburridos, solían sacarnos a todas al patio en invierno, y obligarnos a quitar nuestra ropa, mientras nos rociaban con agua helada que salía de una manguera de gran tamaño. Todo por la diversión de unos cuantos y el sufrimiento de muchas más.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora