16.- Dominio.

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Cada parte de él estaba intranquila, aunque algo que le pedía paz. La pequeña parte de su mente que aún era humana, aquella que no pudieron cambiar.

Se preguntaba por qué los demás no aparecían todavía, después de todo, su madre había planeado que los radicales estuvieran ahí, pero no lo estaban. Quizá el chico que estaba muriendo ahogado tuviera todas las respuestas.

Jordán recordó, cuando su madre le mostró los datos de todos aquellos que debía asesinar. Los principales eran Dylan Farmigan y Cheslay Aksana, conocía todo de ellos, la edad, físico, sus movimientos y estrategias. Sin embargo, los demás eran algo nuevo para él. Había estado de pie por horas, vigilando al anterior gobernante, que cuando dejó de serle útil a su madre, ella simplemente lo inyectó con aquel extraño virus. Cuando ella lo mandó llamar a una pequeña sala en el palacio. En ese lugar había una pantalla, con diferentes fotografías tomadas en campamentos y por los drones de vigilancia, pues algunos de ellos nunca habían pisado un campamento o laboratorio.

El primero era Alexander Lynch, de categoría tres, alto, rubio y de ojos grises. Mirada preocupada, se dio cuenta Jordán, había mucha información sobre él, como el lugar donde nació, y la manera en la que llegó a uno de los campamentos, pero no se tenían registros de él hasta que fue visto en las montañas de Canadá. El anuncio de se busca, tenía su fotografía, datos generales y nivel de peligro, incluso se tomaron la molestia de ofrecer una vida dentro de la ciudadela como recompensa a quien lo entregara.

La segunda era una joven con mirada aburrida. Alta, de cabello corto y piel pálida. Demasiado delgada, tanto que la piel se pegaba a los huesos. Amanda Davis. Categoría seis, habilidad animal. La madre de Jordán, solía decir que los de esa categoría eran los más prescindibles dentro de los evolucionados.

La siguiente era Samantha Midman, la fotografía de uno de los campamentos, y era sumamente joven, pero en su mirada había inteligencia. Jordán podía darse cuenta a simple vista de que ella no sabía pelear, pero al moverse con evolucionados tan poderosos ¿Qué importaba eso?

El cuarto era el chico. Su mirada inquieta, aun en la fotografía, la cual fue tomada por uno de los drones, él nunca pisó un campamento ¿Cómo se las había arreglado para no hacerlo? No parecía querer expresar mucho a través de su rostro. Eso hizo a Jordán preguntarse qué clase de evolucionado era él, ya que su categoría era desconocida.

Con el paso del tiempo, cuando los evolucionados de la resistencia comenzaron a defender las colonias, la madre de Jordán agregó otros a la lista.

Una joven piloto de la cual no tenían nombre, aunque parecía ser una alterada, igual que él. Otros dos, las fotografías de la chica eran claras, parecía posar para los drones con una sonrisa sarcástica, como si supiera que nunca sería atrapada. Pero de él no se tenía una fotografía clara, como si hiciera exactamente lo opuesto. Jordán sintió curiosidad por ellos desde que su madre se los mostró. A pesar de que él no tenía permitido sentir dudas sobre nada.

Tuvo enfrentamientos con ellos en misiones, pero no podía recordar sus rostros, cortesía de los doctores que se encargaban de borrar sus memorias.

Y ahora, mientras mantenía al chico debajo del agua para matarlo, se preguntaba ¿Por qué alguien tan débil pudo sobrevivir tanto tiempo? Respuesta: Porque siempre había alguien para protegerlo. Siempre alguien cuidó de él, no como con Jeremy, a su hermano nadie le dio resguardo, ni siquiera él.

Jordán sentía como la vida del chico se iba, cuando el evolucionado cerró los ojos, Jordán sintió que lo tomaban por el cuello, al inicio pensó que era el gobernante, pues Ike Rosendelf había hecho patéticos intentos por ayudar al chico. Luego Jordán sintió el brazo sobre su cuello, y era algo metálico. No pudo hacer nada cuando el agarre se hizo más fuerte, y el dueño de ese brazo lo levantó en peso para lanzarlo al otro lado del lago.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora