17.- Casa

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— ¡Silencio todos!− Grita Chandra.
Nos hemos reunido en el centro de la bodega. Muchos miran al lugar desde las escaleras y otros sitios. Samantha y yo nos abrimos paso para llegar a donde están Sander y Chandra.
―Todos harán una fila—. Pide la líder—. Conseguimos más de lo necesario, no solo los Contaminados recibirán su vacuna, lo harán todos, incluso nuestros invitados.
Alzo la cabeza por encima de la multitud y logro ver a Sander. Tiene una herida sangrante en la frente y su ropa está muy sucia, su cabello tiene algo que parece aceite y está muy revuelto. Andy y Dany tienen un aspecto similar, sólo que no tienen golpes a la vista ¿Qué ha pasado con Sander?
La banda de Liam y él también están ahí, pero no parecen enojados ni malos, al contrario, están felices por toda la cosa de las vacunas. Yo no sé en qué infierno han tenido que vivir, ni tampoco a cuantas personas han visto morir a causa de esa enfermedad, por eso no quiero hacerme una idea sobre que es demasiado exagerada su reacción por simples vacunas.
Sam empuja a unos cuantos y dice muchas amenazas para que nos dejen pasar, al fin podemos llegar al círculo del centro. Sam va con su hermana.
—Festejaran después. Por ahora, tenemos un intruso—. Dice en voz muy alta y apunta a uno de los que llegaron de la misión.
Muy rápido, tanto que si hubiese parpadeado no podría haber visto el movimiento, Liam somete a uno de los suyos, justo al que Sam acusa de ser un intruso.
— ¿Qué pasa?− Grita el chico horrorizado.
Samantha se acerca a él, y lo mira fijamente mientras Liam lo sostiene para que no pueda pelear.
— ¿Qué fue lo que te ofrecieron a cambio? Sé que te ofrecieron algo, y no puede ser el concierto de violín en el que estás pensando tan fuerte como para que ya no pueda leer nada más—. Dice con un tono de voz tan frio que ya no parece Sam.
El muchacho traga saliva y aparta la mirada. Ha dejado de luchar. No lo conozco, nunca lo he visto, ni en los túneles ni en la bodega, así que supongo que es uno de los chicos de Liam, pero… ¿Qué fue lo que hizo?
Sam se aparta de él y nos mira a todos.
—Pide a los demás que se vayan—. Le susurra a su hermana.
Chandra asiente y les grita órdenes a todos. Las personas, sin chistar, obedecen. Pronto solo quedamos; Sam, Liam, Sander, Chandra, Andy, Dany, unos cuantos más y yo.
—Le ofrecieron un trato—. Nos explica Sam—. Estaba pensando en eso a gritos cuando llegaron a la bodega, al parecer se olvidó de algunas cosas. Pero esto fue lo que sucedió, le dijo a Liam que iría a orinar, y ahí fue donde lo atraparon, el chico es un visor, y sabía el trato que le ofrecerían, su decisión estaba tomada desde que salieron de este lugar. Que lastima que no viste venir esto. Le ofrecieron liberarlo, y una vida cómoda en la Ciudadela a cambio de entregarnos, tiene un rastreador justo detrás de la oreja—. Dice.
Liam la mira con sorpresa, pero aún así revisa la oreja de su compañero y encuentra un pequeño aparato de color negro y un foco de color rojo que parpadea.
―Aún está activo―. Dice Liam con un suspiro de alivio.
―No saben que la base está aquí―. Anuncia Sander―. Podemos llevarlo hasta el Detector externo de la Ciudadela y ahí apagarlo. Creerán que el escondite es allá y no aquí.
―Chispitas quiere salvarnos de nuevo―. Dice Chandra―. Tendrán que irse ahora si quieren que el plan funcione.
Sander asiente. Todos miramos al traidor.
―Por favor―. Suplica el chico. Pero nadie lo ayuda cuando Liam lo golpea en la cabeza para dejarlo inconsciente.
Lo arrastran lejos de nosotros, no sé qué harán con él, y tampoco me lo quiero imaginar.
―Después de las vacunas nos vamos—. Nos dice Sander a todos.
Me acerco lentamente y toco su herida con mi mano enguantada. En mi mirada esta la pregunta:
“¿Qué te sucedió?”
Él comprende, ya que se lleva la mano a la cabeza y frota la herida.
―No es nada. Estoy bien, todos estamos bien.
Una risa me hace mirar a Chandra.
― ¡Que todos estamos bien! Te diré algo, Azul. Si todos volvimos es gracias a este hombre que tienes aquí―. Dice y señala a Sander, quien se pone rojo como un tomate―. Él nos ayudó a esquivar Guardias, a pasar seguridad, a muchas cosas, pero sobre todo, casi se hace cargo de un ejército entero. Nunca había visto un tres tan rápido. Usualmente me encuentro con Curanderos, tantos que creí que los controladores eran un mito, y aquí estás tú. No sé qué decir. Tendrás aliados en este lugar por el resto de tu vida. Eso tenlo por seguro, no sé cómo agradecerte el ayudar a mi gente y el traernos a todos sanos y salvos hasta aquí.
―No hay nada que agradecer. Ayúdalos que te ayudaran ¿No es ese tu lema?― Dice Sander.
―Y creo que lo comprendes a la perfección―. Sonríe Chandra.
Ambos se dan la mano y se despiden. La líder comienza a organizar a su gente para que reciba la vacuna, mientras que Sander me toma de la mano enguantada y me lleva a la habitación que les han asignado dentro de la bodega. Andy y Dany nos siguen.
― ¿Dónde está Amanda?― Pregunta Dany.
―En mi habitación―. Responde Sam.
Todos damos un brinco por la sorpresa de encontrarla siguiéndonos, se comporta muy sigilosa. Le regalo una sonrisa.
Sander decide que mejor vayamos todos a la habitación de Sam. Cuando estamos ahí, después de despertar a Amanda, él saca cinco frascos de vidrio con un líquido blanco dentro, la terminación de los frascos es una aguja. Son las vacunas.
―Lo siento, Sam―. Dice Sander―. No tengo la tuya, quizá deberías ir con tu hermana ahora.
― ¿Me corres de mi propia habitación? ¡Vaya! Eso es nuevo―. Se queja y se va. Vuelve a ser la Samantha de siempre.
Sander nos entrega una a cada uno, y veo cómo se levanta la manga derecha y entierra bruscamente esa cosa en su brazo, para luego dejar que el líquido entre en sus venas.
Andy y Dany hacen lo mismo, pero Amanda se acerca a mí, levanta mi manga y hace lo mismo. Arde como cuando me quemé al escapar del Campamento, pero pronto se va quitando, conforme el líquido fluye en conjunto con mi sangre.
Dany se acerca y ayuda a Amanda a ponerse su vacuna, ya que la chica tiene un brazo incapacitado, debido a la herida de bala que recibió cuando llegamos aquí.
―Ahora estamos protegidos―. Dice Andy―. No se siente diferente…
―Sólo espera a no estar Contaminado, genio―. Responde Dany.
Andy, Dany y Amanda salen de la habitación, ellos dicen cosas como que les gustaría mucho comer en ese momento… pronto sus voces se pierden en la lejanía.
Sander cierra los ojos y sacude la cabeza. Me acerco y coloco mi mano enguantada sobre su mejilla. Abre los ojos bruscamente, como si le sorprendiera verme ahí.
―Creí que te irías con ellos―. Me aclara.
Niego con la cabeza. Me quito el guante y voy a tocarlo, para hacerle saber la advertencia de Dexter, sobre usar máscaras, pero parece muy cansado, así que mejor bajo la mano, ya se lo diré cuando esté mejor.
Sander detiene mi mano a medio camino, pero no de una manera brusca. La lleva a sus labios y deposita un ligero beso en el dorso de esta.
Siento la cara muy caliente, su pequeño gesto me hace sentir vergüenza.
—Te extrañé, Azul—. Dice—. Estuvimos fuera por nueve horas, y lo único que podía hacer era pensar en ti, en que estarías haciendo, o en si te tratarían bien… en la mirada que me diste cuando nos despedimos…
Me suelta y frota su cara con las palmas de sus manos, luce muy cansado, casi agotado.
Pongo la palma contra su mejilla y lo imagino recostado, durmiendo mientras yo vigilo sus sueños, tal como él lo hace con los míos.
―No es momento de descansar―. Me dice cuando la conexión se rompe―. Debo organizar las cosas para que volvamos, debemos deshacernos de ese rastreador…
Pongo mi mano de nuevo y recuerdo el mensaje de Dexter para que Sander pueda saberlo.
―Conseguir máscaras, llevar los víveres…― Se rasca la cabeza con frustración―. Son demasiadas cosas y yo…
Comienza a caminar hacia la salida de la habitación, pero me paro frente a él y lo empujo fuerte en el pecho para que retroceda. Frunce el ceño, como si no comprendiera mi intención, pero sigo empujando, hasta hacerlo retroceder y sus piernas golpean la orilla de la cama.
Sander mira el colchón y luego a mí.
―Ya entendí el punto―. Dice y sonríe—. Pero solo será por un momento ya que tenemos que deshacernos de ese rastreador.
Se sienta en la orilla, se quita el chaleco de aspecto pesado y las botas, dejando caer todo con un golpe seco sobre el suelo. Sonrío, sintiéndome victoriosa por haber logrado que descansara un poco. En cuanto su cabeza toca la almohada, él cae en el profundo mundo de los sueños, su respiración uniforme y su pecho subiendo y bajando al mismo ritmo que esta.
Me dirijo hacia la puerta para poder dejarlo dormir.
—No te vayas—. Dice a mi espalda. Me giro, solo para comprobar que sigue dormido―. No me dejes, Azul… no te vayas…― Murmura y se da la vuelta en la cama.
“No me iré. Nunca te dejare solo” Prometo y me siento en el sofá para poder vigilar sus sueños.
Pronto, comienzo a sentir que mi cabeza cae hacia el frente, me siento muy cansada, casi tanto como Sander. Me acomodo en el sillón y cierro los ojos.

―Tal vez—. Dice Cheslay en mi sueño—. Podamos ser invencibles algún día.
El chico que la acompaña se ríe y coloca su cabeza sobre las piernas de ella, ambos están descansando en un lugar muy lindo, tiene una alfombra de color verde y se puede ver el cielo de un azul claro.
—Quizá, algún día seas reina de la Ciudadela—. Dice él.
—Ese puesto no existe, lo acabas de inventar.
—Son situaciones hipotéticas. Y sí, lo acabo de inventar—. Responde el muchacho.
—Solo nos queda imaginarlo ¿No?− Dice Cheslay.
—Es lo único que no nos pueden quitar.
Me doy cuenta de que se ven más jóvenes, incluso más pequeños que Sam. Estarían entre los diez o los doce años, tal vez.
¿Qué clase de sueño es este? ¿Es un sueño realmente o es otro recuerdo?
Los dos chicos son interrumpidos por un sonido fuerte. La puerta del lugar se abre abruptamente. Él se coloca al frente, tratando de proteger a Cheslay de las personas que entran, son dos hombres adultos y llevan batas blancas.
Uno de ellos quita al muchacho sin esfuerzo alguno y toma a Cheslay en los brazos, ella se remueve y grita.
―No, por favor no. ¡Dylan! ¡Ayúdame!― Sus ojos derraman lagrimas― ¡Papi! ¡Papá! No me hagas esto, por favor no…― Lloriquea.
El otro hombre de bata blanca toma al chico que ahora sé, su nombre es Dylan, y le inyecta una cosa en el cuello que lo hace caer al suelo.
La puerta se cierra y solo hay oscuridad.
Me doy cuenta de que sigo en el sueño, ya que no puedo ver a Sander ni la habitación de antes. Me muevo y salen burbujas de la oscuridad. Muevo las manos para hacerlas llegar a mi cara, que se siente extraña y húmeda, como si estuviera bajo el agua.
— ¡Está despertando!― Grita alguien y un horrible sonido llena todo el lugar.
Abro los ojos y me encuentro en otro sitio, todo es de color blanco, las paredes, el cielo y el suelo. Y frente a mí, con un vestido de ese color, estoy yo.
― ¿Hola?― Pregunto. Me sorprendo al escuchar mi propia voz.
Me acerco y toco el hombro de la chica. Sé, por su mirada que se trata de Cheslay, aunque es algo difícil de saber, ya que ambas tenemos el mismo rostro.
—Estoy sola—. Dice— Sola y asustada, tengo mucho miedo.
Sus ojos están llenos de lágrimas.
― ¿Quién eres tú?― Pregunto.
―Yo soy tu―. Responde sin dejar de llorar.
―No comprendo.
―No es el momento de comprender, es el momento de escapar. Te están buscando―. Advierte y desaparece.

Me siento y abro los ojos. Mi frente esta perlada de sudor, al igual que la parte superior de mi labio. Me limpio la cara con las manos y me doy cuenta de que no llevo puestos los guantes. También me percato de que estoy dormida sobre la cama de Sam y no en el sofá.
De seguro Sander despertó y me acomodó en este sitio.
La puerta de la habitación se abre y entra Samantha.
― ¡Hora de irnos!― Exclama―. Sander y Chandra están de acuerdo en que vaya con ustedes―. Tiene una mochila sobre su espalda― ¡Ya está todo listo!
Sam sale de la habitación y entran mis amigos de los túneles. Sander tiene mucho mejor aspecto ahora que ha descansado. Andy lleva su mochila y la de Amanda sobre la espalda, ya que ella no puede cargar nada, debido a su brazo. Dany y Sander llevan paquetes iguales. Y me entregan una mochila para mí. La abro y dentro descubro una linterna, tres botellas de agua, una máscara de oxígeno y otras cosas que no puedo reconocer para que son.
Al salir de la habitación descubro que todos los víveres que llevaremos están dentro de un camión que no estaba aquí cuando llegamos.
―Es robado―. Murmura Sam para que solamente yo la escuche.
Asiento en respuesta y subo a la parte de atrás, donde está muy oscuro, igual que uno de los sueños. Andy, Amanda y Sam van en la parte trasera conmigo.
―Chandra se despidió antes, dice que lamenta no poder estar aquí. También llevamos vacunas para tu gente, Azul. Y hablamos con ese chico raro de las computadoras para que sepa que estamos en camino. Dany se ocupara de aparentar que Sander y él son otras personas, no te preocupes, todo saldrá bien, pronto conoceré tu casa―. Dice contenta.
No puedo dejar de pensar en sus últimas palabras: Casa, yo tengo una casa.

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