16.- Categorías

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Camino de un lugar a otro. Mis pasos son lo único que se escucha en aquel lugar. Sam ha dejado de tratar de hablar conmigo.
No puedo creer que hayan pasado horas desde que se fueron. Horas y aun no tengo noticia alguna.
Salgo de la habitación de Sam y me dirijo a la sala de computadoras, donde una de ellos, los habitantes de la bodega, se encarga de la comunicación. Me quedo de pie detrás de la chica. Parece muy pequeña y lleva unas gafas muy, pero muy gruesas.
―No porque te quedes ahí en silencio quiere decir que no estás—. Me dice ella.
Frunzo el ceño.
―Odio los silencios incómodos—. Hace una mueca de fastidio.
—Pues tendrás que soportarlos—. Dice alguien. Me doy cuenta de que es Amanda. Hay un vendaje sobre su hombro y tiene puesta otra ropa—. Ella no habla para nada. Deberías tratar de conversar con alguien más.
La chica de las computadoras me mira.
―Eres la dos, de la que todos hablan—. Dice y se pone de pie—. Soy Luisa.
Usualmente, cuando se dan cuenta de que soy una dos, los demás se comportan distantes, incluso Liam trató de matarme. Pero Luisa parece emocionada.
Asiento para ella.
—Ya te dije que no habla—. Repite Amanda—. Deja de esperar una respuesta. Su nombre es Azul.
—Interesante—. Comenta Luisa.
Su computadora se pone de un color verde y emite un pequeño sonido. Luisa pulsa botones y pronto, en toda la pantalla aparece la cara de Dexter.
—Señoritas—. Saluda él con una media sonrisa nerviosa.
Luisa pone los ojos en blanco.
—Hace algunas horas que lo contacté, por petición de su líder, pero él dijo que no iba a hablar conmigo hasta que las viera a ustedes sanas y salvas y que quería hablar con Amanda—. Explica la chica—. Y aquí están ¿Ya me dirás lo que debo saber?
Dexter se mira las uñas de manera aburrida. Tiene los pies arriba del tablero de control.
―He revisado las redes de túneles. Hay uno en la ciudad, pero el problema es que está muy cercano al Detector exterior de la Ciudadela. Podrán entrar por ese lugar que está Contaminado, saben que precauciones tomar. Les enviare el mapa cuando Sander vuelva y hable conmigo, antes no. No quiero a los Contaminados en los túneles—. Dice con naturalidad.
Luisa rechina los dientes y apaga el monitor con un golpe. Está molesta y no la culpo.
―Lo lamento—. Dice Amanda—. Dexter puede llegar a ser cruel sin darse cuenta. Ha pasado por muchas cosas horribles, pero una vez que lo conoces…
—No quiero conocerlo—. Interrumpe—. Todos hemos pasado por cosas horribles, y no por eso tratamos mal a los demás. Nuestro lema es ayúdalos que te ayudaran. Chandra no le da la espalda a nadie, esté contaminado o no.
—Tampoco les damos la espalda ¿No están Sander, Dany y Andy buscando las vacunas para tu gente? Si eso no es ayudarnos entre nosotros entonces no sé lo que es. No debes dejarte llevar por lo que Dexter habla. No hay nadie que se preocupe más que él, lo único que quiere es mantener a salvo lo poco que le queda.
Luisa baja la vista al suelo sintiéndose reprendida. La comprendo ya que Amanda suele hablar en ese tono cuando defiende su punto de vista, en más de una ocasión me he sentido ofendida por el modo en el que habla. Luisa nos da la espalda y baja los escalones. Me doy cuenta de que sus ojos están acuosos, no quiere llorar frente a nosotras.
Amanda me hace una señal con la cabeza para pedirme que la siga. Doy la vuelta para seguirla por las escaleras, cuando el monitor se enciende de nuevo.
Giro y me encuentro con Dexter.
―Asegúrate de que todos usen la máscara y la vacuna, Azul. También ustedes, el lugar por el que volverán es de los más peligrosos. Ni los Cazadores entran ahí—. Dice y la pantalla se apaga.
Trago saliva. Estoy asustada.
— ¡Azul!― Me llama Amanda.
Sacudo la cabeza y miro la pantalla oscura. Parpadeo un par de veces para cerciorarme de que no lo imaginé. Bajo las escaleras rápido y me uno a Amanda quien va despotricando sobre lo que es correcto o incorrecto. Asiento para que crea que le presto atención.
Juntas vamos hasta la habitación de Sam, donde mi pequeña amiga nos espera. Ella tiene alimentos ahí, dice que ya tenía hambre y si no nos apresurábamos se comería todo.
Sé que sabe lo que pasa por mi mente porque sus facciones se descomponen por unos segundos, pero luego esboza la sonrisa de siempre.
—No hay que preocuparnos por lo que aún no sucede—. Dice Sam en voz alta y se lleva un pedazo de pan a la boca.
Estamos sentadas sobre el suelo, las tres tomando de los alimentos que están en el centro, en nuestra mesa improvisada.
— ¿De qué estás hablando?― Le pregunta Amanda.
―De que no debemos adelantarnos a los hechos. Hace algún tiempo estaba encerrada en un Campamento pensando que estaría ahí por el resto de mi vida, luego fui sacada de ese lugar, pensando que me matarían por ser una dos y fui rescatada por mi hermana. Fue donde comprendí que no debía adelantar las cosas, la mente no distingue entre realidad o ficción. Así que la puedes engañar si eso es lo que te propones. Si piensas con demasiada fuerza en algo, puedes mentirte a ti misma y eso nada más hace que las cosas vayan peor. Cuando Sander vuelva le dirás tus temores y entonces podrán irse a su hogar sin ningún problema. Azul, no te preocupes por lo que aún no sucede—. Dice y sonríe para mí.
Sam sigue con sus alimentos y Amanda la mira muy extraño, luego se encoge de hombros y también come.
Lo que dice mi amiga me da algo en que pensar.
Terminamos de comer y Samantha y yo nos acomodamos en la cama, mientras que Amanda duerme tranquila sobre un sofá.
— ¿Cómo puede dormir así?− Pregunta Sam.
Me encojo de hombros y recuerdo la imagen de Amanda con una bala sobre el hombro, ella perdía sangre y…
—Ya entendí el punto—. Me dice Sam después de leer mi mente.
Le doy un golpe amistoso en la espalda. Mi amiga suspira.
—Quiero ir con ustedes. Quiero ir a los túneles y conocer, estoy tan cansada de la bodega… quiero salir y respirar un poco. Sé lo pediré a Chandra, pero necesito que me ayudes a convencer a tu líder para que me deje acompañarlos.
Aunque sé que puede leer lo que pienso, igualmente saco la libreta y escribo:
“Me encantaría que vinieras. Yo se lo haré saber a Sander… si es que vuelven”
—Volverán—. Me promete Sam.
“Quiero saber más” Escribo.
—Desde el principio—. Me dice y se sienta sobre la cama.
Al parecer no es algo que pueda explicar estando recostada, ya que se pone más seria de lo que nunca la he visto.
—Nos dividieron en siete diferentes categorías—. Toma un respiro y mira un punto fijo en la habitación—. Primero, al darse cuenta de lo que sucedía, el Gobierno decidió enviar un mensaje a todas las personas, era un ultimátum, en el que decían que debían entregar a los niños y adolescentes con habilidades. Los padres comenzaron a proteger a los hijos, muchas personas se alzaron contra esto, pero el Gobierno tenía a su ejército y pronto acabaron con las rebeliones. Mis padres murieron por una extraña enfermedad que se apoderó de la mayor parte del mundo. Muchos adultos murieron, aquellos de clase media y de clase baja, ya que las personas con dinero y poder pudieron adquirir sus vacunas a tiempo, dejando a los demás a su suerte. Ellos se refugiaron en la Ciudadela, justo en el centro de este mundo podrido y contaminado. La Ciudadela está protegida por los muros que ya conoces, los Detectores, creo que tus amigos y tu rompieron uno para poder entrar aquí, esa cosa evita que entremos, además de que hay varios, son como capas, y cuando llegas al centro… bueno, el centro es la Ciudadela y está limpia, sin contaminantes y sin personas con habilidades, hay francotiradores para evitar que las personas se acerquen, o eso dicen los rumores. Los niños con habilidades se fueron dispersando, fue así como surgieron los Cazadores, son personas que encuentran a los niños y los llevan a los Campamentos o a los Laboratorios y les dan capital a cambio. No los culpo, son tiempos de desesperación.
―Las categorías son así:
Estaban los unos: Estos fueron eliminados primero, ya que causaron muchas bajas en el ejército del Gobierno, eran personas que podían controlar la gravedad.
Los dos: Que somos nosotros, los Mentalistas. Personas que llevan el poder en la mente y a través de ella destruyen las de los demás. Somos peligrosos porque no saben cómo defenderse.
Los tres: A ellos los recluta el Gobierno para el ejército, algunos se unieron y otros escaparon. Sander es uno de ellos. Los tres pueden controlar la energía, pero hay dos tipos de energía. La que puedes ver, como la eléctrica que es lo que mejor manipula Sander. También está la energía del cuerpo, y esta es donde entran los Curanderos, estas personas pueden ver lo que va mal con los cuerpos de otros y así los sanan, moviendo la energía de un lugar a otro.  El gobierno los quiere para uso exclusivo de la clase alta, en la Ciudadela.
Los cuatro: Son los cambia formas. Ellos pueden verse como otras personas, o incluso como animales. También pueden hacer cambiar a otros. Tu amigo, Dany, es uno de ellos, por eso es importante para esta misión.
Los cinco: Son los visores. Ellos pueden ver el futuro, no hacen mucho, solo duermen durante un momento y cuando despiertan saben que cosas sucederán. Gracias a que hay visores entre nosotros es que podemos ver si nos atacaran o si podemos salir en algún tiempo, también cuando hay que redoblar la seguridad.
Los seis: Estos son la mayoría. No hay mucho que explicar respecto a eso, ya que lo has visto por ti misma. Aquí entran los que tienen habilidades de animales, como Amanda que puede hacer las mismas cosas que una pantera sin hacerse daño. Hay más cosas como tu amigo Andy que goza de una súper fuerza como un gorila. Existen muchos más, pero por el momento nos quedaremos con esos dos.
Los siete: Los controladores de máquinas. Luisa es una de ellos, puede ponerse en contacto a través de cualquier cosa que tenga cámaras y sonido, o alguna pantalla, en fin, cualquier herramienta de comunicación es cosa de Luisa. Ella ordena y las maquinas obedecen, estos son los número siete.
¿Ahora entiendes por qué sienten miedo cuando descubren que eres una dos? También trataron de eliminarnos, pero no han podido hacerlo.
―Puede que las personas, los adultos que quedan vivos, algunos de nosotros… aún queda una gran parte de la humanidad que quiere hacerle frente al Gobierno. Puede que ya no haya rebeliones, pero estamos en grupos muy dispersos por todo el mundo. Solo hace falta algo para reunirlos a todos, eso es lo que Chandra dice. La resistencia más grande se encuentra muy al norte—. Sam termina con su explicación y me da una mirada significativa.
Todo eso es lo que Sander no quiso explicarme por miedo a mi reacción, por alguna extraña razón, él cree que soy débil.
Si tan solo supiera de Cheslay o de los sueños que me atormentan… si tan solo supiera por todo lo que he pasado y el daño que puedo causar. Él dejaría de tratarme como lo ha hecho hasta ahora.
Samanta se pone de pie intempestivamente. Le dirijo una mirada interrogante.
—Puedo escuchar los pensamientos de mi hermana desde aquí. Ellos volvieron, y tienen una mala compañía.
Trago saliva ¿A qué compañía se refiere? ¿Por qué lo dice tan seria?
Me pongo de pie y la sigo a la salida sin despertar a Amanda. Ella puede ser feliz en el mundo de los sueños, al menos hasta que el bullicio comience.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora