22.- Referencias

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Hola a todos.

¿Cómo están? MI computadora estaba en reparación, por eso no había actualizado.

Espero que les guste el capítulo, recuerden que sus comentarios me ayudan a mejorar. 

Recuerden que los quiero!!

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IAN.-

A mi derecha corre Day, mirando atrás en todo momento, esperando que Dominique nos siga. Sé que no lo hará, aun así, no lo digo en voz alta. A mi izquierda corre Ike, tropezándose casi con todo, luce muy pálido, y es que, la herida de su mano no deja de sangrar.

Day se detiene de pronto, y yo me dejo caer al suelo a su lado. Me siento mareado, no se cuánta agua he tragado, pero me duele la cabeza y mis fuerzas no han regresado por completo.

—Aquí estaremos bien— dice Day en voz alta.

—No podemos esperarlo— replica Ike. Ella le da una mirada ante la que yo hubiera huido, pero el gobernante se mantiene firme frente a la cambia formas.

—No lo esperaremos— explica con algo más que resignación. Hay dolor en sus palabras—. Pero tampoco podemos buscar a Velika entre todas las personas.

Day mira al cielo, a todas esas aves amarillas volando de un lugar a otro. Picando la piel de las personas que no pudieron huir a tiempo, aquellas que bajaron de otras zonas hasta esta, en búsqueda de sus familias y amigos. No quiero ver los cadáveres carcomidos y ensangrentados sobre el suelo, así que desvió la vista hacia la imponente torre del reactor.

Según Ike, toda la energía en la ciudadela funciona gracias a ese reactor, el cual ha sido estable siempre. Pero que los radicales encontraron la forma de hacerlo inestable, de manipular sus sistemas, ha estado desprendiendo radioactividad en la ciudadela y en todos los alrededores, pero ¿Cuánto tiempo? ¿Cuánta gente ha caído por el virus y cuantos han muerto por le exposición a la radiación? Supongo que el plan de los radicales es acabar con toda forma de vida. Liberar las aves solo fue la primera parte del plan de quienes buscan la extinción.

—Quiero que sigas a las aves— me ordena Day—. Cambia y busca a Velika entre todo este desastre. Encuentra el modo de traerla hasta nosotros.

No me atrevo a decir que aún me siento débil, ya que Dom acaba de quedarse atrás, con una enfermedad consumiéndolo. Mi estado de salud es perfecto, en comparación con el de mi amigo. En lugar de replicar, asiento, me acomodo, sobre el suelo y cierro los ojos, buscando entre todas esas aves.

Las siento ir y venir, desesperadas por algo que solo pueden encontrar en las personas. Siendo agresivas por tanto tiempo de encierro. Capturo a una de ellas, y es como si pudiera volar. Una sensación completamente diferente a cuando atrapé al buitre en el desierto, con el buitre me sentía atrapado y ahora es libertad pura.

Mi mente se encuentra muy lejos de mi cuerpo, el cual esta tirado sobre pedazos de concreto, Day sostiene mi cabeza, sin tratar de cerrarme los ojos, los cuales se encuentran abiertos y en blanco. Eso es raro, recuerdo haberlos cerrado antes de volar.

Ver a Ike y Day abajo, me hace recordar que no me encuentro haciendo esto por diversión, es mi deber. Quiero, desesperadamente, buscar a Dominique, llevar noticias suyas a su hermana, aunque sé que esa no es la prioridad. Abro las alas para encontrar una corriente de aire y separarme de las demás aves. De esa forma comienzo un vuelo en solitario por la ciudadela.

Las alturas ofrecen una perspectiva única. Me siento insignificante. Peleando por sobrevivir en un pequeño pedazo de tierra, cuando el mundo que se extiende ante mi parece ser infinito.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora