El Venerable Demonio también quiere saber

Capítulo 62: Un amor profundo no es longevo

Incluso si sabía que estaba viendo una ilusión, Yin Hanjiang no podía golpear a Wenren È; incluso si sabía que moriría pronto, Yin Hanjiang aún no deseaba ser incapaz de ver a Wenren È, incluso si sabía que todo era falso.

Los demonios internos eran una dura prueba porque aquellos que estaban atrapados no querían escapar.

Cuando leyó Romance Abusivo, la atención de Wenren È había estado en Baili Qingmiao, incapaz de entender por qué estaba dispuesta a ofrecer su corazón para que Hè Wenzhao lo pisoteara.

Sin embargo, en este momento, cuando Yin Hanjiang le ofreció su propio corazón palpitante, a quien Wenren È no entendía era a Hè Wenzhao. Ante semejante corazón desnudo, ¿cómo podía Hè Wenzhao traicionarla, herirla y exigirle innumerables cosas en nombre del amor? La única razón por la que podía herir a Baili Qingmiao era por el amor que ella tenía hacia él.

Ahora, tal corazón fue puesto ante Wenren È.

Wenren È sacó la sangre divina, sosteniendo la piedra con fuerza en su mano. Sin tener en cuenta que no estaba vestido, agarró la mano de Yin Hanjiang y la apretó contra su rostro.

La barrera invisible que Yin Hanjiang nunca había podido cruzar había sido rota por Wenren È.

El último paso dependía de él.

Wenren È había visto cómo era Yin Hanjiang cuando él no estaba ahí. Era deslumbrante, imposible de apartar la vista, mucho más atractivo de lo que había sido cuando Wenren È estaba a su lado. También había visto el corazón de Yin Hanjiang. Él sabía que estos sentimientos no eran un impulso momentáneo, sino un anhelo mantenido durante cien años, que se habían arraigado tan profundamente como para dejarlos ir.

En cuanto a los sentimientos de Wenren È, si Wenren È podría aceptar a un Yin Hanjiang así, si podría corresponder a sentimientos tan profundos, la respuesta era ya obvia.

Cuando Yin Hanjiang lo besó y él no se negó; cuando Wenren È se alegró de observar en secreto y permitir que Yin Hanjiang comandara a la Secta Xuanyuan; cuando había estado decidido a entrar en el Infierno de Sangre, pero preocupado por la mente de Yin Hanjiang; cuando quiso entregarle todo lo bueno que encontraba a Yin Hanjiang; cuando leyó por primera vez Romance Abusivo, y no pudo aceptar la locura de Yin Hanjiang, las semillas de esos sentimientos ya habían sido plantadas en su corazón, y florecieron.

Yin Hanjiang era especial, y lo había sido desde el principio. Incluso cuando Wenren È pasó por delante de una fosa común y una pequeña mano agarró el dobladillo de su túnica, Yin Hanjiang había entrado en su corazón.

Wenren È sostuvo la mano de Yin Hanjiang, colocando un suave beso en la palma donde había tocado su rostro: "Yin Hanjiang, este Venerable te permite amarlo. Líder de Secta Yin, ¿me permitirás amarte?"

Sin embargo, él no sabía que en los ojos de Yin Hanjiang, había un sinnúmero de Wenren È explicándose a sí mismos, y entre ellos, el verdadero Wenren È parecía especialmente falso.

Wenren È asumió que los demonios internos de Yin Hanjiang surgieron a raíz de su muerte y del anhelo que tenía, y que si revelaba su identidad, esos demonios se quedarían sin poder. No sabía cómo era la escena ante los ojos de Yin Hanjiang y lo huecas que parecían sus acciones: comparado con que Wenren È hubiera sobrevivido, parecía más probable que Yin Hanjiang hubiera caído más profundo en las manos los demonios internos, de modo que, además de su vista y su oído, ni siquiera su sentido del tacto era de fiar.

"¡No, no, no! ¡No es posible!" Yin Hanjiang quiso apartar su mano. Sacudió la cabeza. "No puedes ser el Venerable. Sólo eres un demonio interior".

Las palabras del Inmortal del Cielo Ardiente en el segundo volumen de Dios de la Aniquilación eran mucho más convincentes que las del hombre que tenía frente a él. Yin Hanjiang ladeó la cabeza, sus ojos apagados, pareciendo completamente anormal mientras hablaba: "Es lo que explicó mi yo del futuro, que el Venerable dijo que el destino se registraba en el segundo volumen de los libros. Él dijo que el Venerable está muerto, y que tampoco podría amarme, porque la persona a la que ama es..."