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La luz del sol entró por la ventana de la habitación causando que Namjoon despertara primero, siente una calidez que no suele tener a diario, un hermoso chico durmiendo plácidamente junto a él.

Se queda mirando un poco más a Seokjin, notó que tiene hombros anchos a pesar de su delgadez, sus largos dedos le causan ternura, vive sorprendido por la suavidad de su piel, es tan tersa como una tela de seda de la más alta calidad y aún así no se compara con su belleza. Observa detenidamente sus labios gordos y rosados, sonríe para sí mismo, nunca había visto unos labios tan bonitos.

Es más, junto a él se siente insignificante, pues Seokjin lo tiene todo, es talentoso y bello y Namjoon no tiene nada que ofrecer, una punzada en el pecho se posó sobre él y le dolió. En algún momento por su mente pasó la idea de que si Seokjin se fijaría en él. Sería una locura, Namjoon no se siente un chico especial o importante, tan solo es un rapero aficionado sin gracia pero con un corazón dispuesto a amar. Había tenido algunas parejas anteriormente y todas y cada unas esperaban más de él y tan sólo tenía amor para dar.

Namjoon cree en el destino y en la casualidad, vive aferrado a una idea del amor romántico muy fuerte, casi podría decirse que es un loco deseando que alguien se enamore perdidamente de él y vivan una historia en la que a pesar de las dificultades, terminen tomados de la mano y vivan felices por la eternidad.

Sigue anhelando ese amor como aquella pareja de ancianos que vió hace unas semanas atrás, sabe en el fondo que el amor real está lleno de baches en el camino y que no todo es color de rosa, pero así mismo está seguro que si existe.

Se levanta despacio para evitar despertarlo, llega al baño y se lava su rostro y dientes, se pone un abrigo y sale a comprar algo para desayunar, mira en su teléfono, son las 10 de la mañana y empieza a tener hambre. Es domingo y quisiera que así fueran todos sus días. Mirar a alguien que se quede todas las noches y despierte junto a él cada mañana.

Camina por la calle y la brisa fresca le golpea el rostro, respira profundo llenando de aire sus pulmones para luego soltarlo despacio, avanza unas cuadras más adelante hasta llegar a un pequeño local de comida variada, no sabe qué es lo que le gusta a Seokjin, así que compra una porción de cada cosa en la vitrina, dos cafés y fideos.

Regresa con una caja llena de comida, cualquiera que lo viera diría que va a alimentar a muchas personas. Llega por fin a su dormitorio y al abrir la puerta despacio, ve a Seokjin saltando en la cama mientras cantaba una canción eufórico. En el computador un musical reproduciéndose y un Namjoon mirando todo el espectáculo en primera fila.

El chico no nota la presencia de Namjoon, y a él tampoco le molesta, se queda mirando un poco más hasta que Seokjin brinca tan alto que golpeó su cabeza contra el techo. Namjoon dejó las cosas en el escritorio y corrió a ver si se encontraba bien.

- Auch, auch, auch.

- ¡Jin! ¿Estás bien?

- ¿De qué te ríes? ¡Me dolió!

Namjoon no pudo aguantarse la risa, soltó una gran carcajada que hizo reír al otro, que mantenía su mano en su cabeza acariciando la zona afectada.

- Jin, por poco rompes el techo.

- ¡Namjoon!

- No tengo nada que darte para ese golpe, se te va a hinchar, ¿no quieres ir al hospital?

- Estoy bien, gracias.

- Ven, siéntate, traje comida. No sabía lo que te gustaba así que traje fideos, rosquillas, pasteles de fresa, de queso y café.

- Qué bien huele, todo se ve delicioso, gracias Nam.

Ambos se acomodaron en la cama y comieron, a Namjoon le sorprendió el amor de Seokjin por la comida, se llevaba cada bocado con tanto placer y eso le gustó, un chico con buen apetito.

Chico Del Museo ~ NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora