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Despertaron fundidos en un abrazo, Seokjin dormía plácidamente sobre el pecho de Namjoon quien lo contemplaba desde hace mucho capturando en su mente cada detalle del rostro, cuello, torso y brazos, desearía poder despertar así todos los días de su vida, está seguro de que jamás se cansaría de verlo. Lo observa y acaricia su mejilla con suavidad, evitando con esto despertar al chico.

Muchas cosas pasan en su mente, una vez más está consciente de que Seokjin se ha metido tan profundo en su corazón que tiene miedo de que algo malo suceda, aún batalla con sus complejos e inseguridades, no se siente merecedor de su amor, a veces olvida que Seokjin lo ama tanto y se lo recuerda todos los días con mínimos detalles, puede recordar que nadie se quedaba con él una noche entera después de tener intimidad. Esta acción es aunque hermosa, un tanto nueva para él.

Se da un golpe mental al comparar de algún modo sus encuentros anteriores con lo que sucedió esa noche. Namjoon no solo tuvo sexo con su novio, hicieron el amor. Sus almas se fundieron entre sí formando un solo cuerpo, muy diferente a un encuentro casual. Puede notar unas pequeñas marcas violáceas en su pecho, producto de todo el momento, sonríe para si mismo, porque ve tan perfecto a ese chico que al igual que Seokjin, él cree que es demasiado bello para ser real.

— Deja de mirarme, me voy a gastar — susurra Seokjin aún con los ojos cerrados y formando una leve sonrisa en sus labios. — Buenos días, Nam.

— Buenos días — respondió Namjoon ante el saludo y abrazó con más fuerza al chico y se acomodó de mejor forma dentro de las sábanas.

La calidez que emanaban ambos cuerpos es perfecta, la mañana es un poco fría, y aprovechan para retozar bajo las sábanas aferrados entre si. Cómo por arte de magia se volvieron a dormir, es fin de semana y quieren permanecer juntos lo más que puedan, tratando así de recuperar el tiempo perdido.

Dos largas horas pasaron y Namjoon se levanta de un salto al sentir que alguien lo jala de los pies con fuerza, por un momento se asustó pero al ver la sonrisa de su novio que lo intentaba inútilmente sacar de la cama, supo que estaba jugando.

— Arriba dormilón, quiero salir a pasear — decía Seokjin haciéndole cosquillas en los pies al ver que jamás podría hacerlo caer de la cama. Namjoon se encontraba torciéndose de la risa, tratando de esquivar a su novio, hasta que se dejó llevar simplemente por el momento. Eran dos pequeños niños jugando como si no hubiera nadie más en el mundo que ellos.

Rieron por unos minutos más, Seokjin se encontraba todo rojo por el esfuerzo y Namjoon se agarraba del estómago que empezó a dolerle de tanta risa. Se calmaron un poco y el mayor comenzó a dar una sesión de besos por todo el rostro de Namjoon que se dejaba hacer cualquier cosa. Estaba embobado con él.

— ¿Qué quieres hacer hoy? — preguntó Namjoon, siendo él ahora quien tomaba las riendas de la situación y besaba su frente, mejillas y cabello con mucha ternura.

— Quiero ir al acuario — dijo entre risas y con el rostro un tanto rojo. Namjoon asintió y cariñosamente pasó su diminuta nariz por la mejilla de Seokjin haciéndole reír bajito.

Ambos comenzaron a alistarse para el hermoso día que les esperaba. Emocionados como dos niños, se regalaban pequeñas sonrisas y Namjoon lanzaba besos al aire haciéndole sonrojar. Bajaron ya listos y desayunaron, devoraron todo lo que se les había servido, recuperando energías para su día. El mayordomo tenía listo un auto para movilizar a la pareja pero muy amablemente Seokjin lo rechazó, quería caminar, disfrutando del aire que golpeaba su rostro e ir de la mano con Namjoon para realizar las actividades que tenían planeadas.

Por fin salieron y la brisa fresca hacía más ameno el camino, cuando estaban juntos el mundo parecía ser un poco más bonito, después de haber tomado el bus que los llevaría al acuario, llegaron y Seokjin con un brillo en sus ojos jaló del brazo a Namjoon para entrar. Estaba maravillado, es verdad que siempre venía con su padre pero nunca dejaba de sorprenderse por cada detalle, las grandes bestias marinas y diminutos peces fosforescentes que nadaban en las cristalinas aguas de los enormes estanques, Namjoon lo observaba con amor en sus ojos, había descubierto algo nuevo que no tenía idea, y su corazón se calienta de solo pensar que tiene tantas cosas por aprender de su chico.

Se encuentran en la zona de los tiburones y como es típico de Seokjin, comenzó a hacer un baile con sus manos sobre su cabeza simulando la aleta de un tiburón haciendo reír a Namjoon que lo miraba con vergüenza por el espectáculo que realizaba ante la mirada curiosa de las personas.

Un pequeño niño lo miró y comenzó a imitar sus movimientos y no le tocó más que seguirle la corriente, la madre del niño reía y comenzó a grabar a su hijo y a los dos jóvenes que bailaban como si fueran los únicos en el lugar. Después se dieron cuenta que tenían sobre ellos las miradas de todos y corrieron como si se les hubiera descubierto en una travesura, riendo en complicidad, volviendo a ser como niños.

Recorrieron todo el sitio hasta llegar al final, salieron y compartieron un delicioso algodón de azúcar en forma de oso que Namjoon insistió en comprar y miraba como si fuera lo más increíble del mundo. Aún el día estaba lejos de terminar y caminaron por el gran parque a orillas del río Han. Tomaron fotos chistosas y se sentaron a contemplar a las personas que paseaban por el lugar, como dos ancianos que habían vivido toda su vida mientras conversaban de cosas triviales.

Contemplaron el hermoso atardecer y supieron que era momento de buscar donde comer, caminaron un poco más hasta llegar a un pequeño y acogedor restaurante, se sentaron en una mesa junto a la enorme ventana que tenía vista a parte del hermoso río que se había pintado de colores rojizos y realizaron sus pedidos.

Comieron mientras se debatían quién podía meterse más arroz en la boca y parecían dos chiquillos haciendo caras y muecas extrañas, hasta que Namjoon habló.

— Tengo algo que contarte — comentó Namjoon mientras se aclaraba la garganta y el semblante de Seokjin cambió de uno divertido a uno preocupado, dejando sus palillos sobre el plato.

— Nam, no me asustes. ¿Pasó algo?

— Sí. Yo... Yo fui a casa a buscar a mamá.

— ¿En serio? Nam, mi amor...

— Al principio creí que las cosas iban a estar terribles, pero...

— ¡Pero qué amor! Haces tantas pausas que parece que estuviera mirando un drama.

Aquella comparación hizo reír a Namjoon que tomó de la mejilla a Seokjin y le lanzó un beso y el mayor negó con la cabeza sonriéndole de vuelta.

— No seas tan impaciente. Todo salió bien, pudimos hablar y solucionarlo todo. Y... Ella quiere conocerte.

Seokjin comenzó a toser ante las palabras de su novio, y este con suavidad golpeaba su espalda, el chico lo miraba con sorpresa y Namjoon simplemente asintió con una pequeña sonrisa. Estaba hablando en serio.

— ¿Tu mamá quiere conocerme?

— Sí. Aún no puede creer que seas tú, el "rostro más hermoso de Corea" mi novio.

Seokjin sonríe con timidez y Namjoon lo observaba como si mirase una obra de arte. Realmente él mismo no podía creer que aquel hermoso chico de labios rosados y ojos brillantes sea quien le robó el corazón.

— Quiero ir a casa antes que comiencen las clases de nuevo. Tendremos un par de días para pasar con mamá. ¿Te gustaría conocerla?

— Por Dios Nam, sería un placer. ¡Me encanta la idea!

Chico Del Museo ~ NamJinWhere stories live. Discover now