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El día que habían estado esperando ambos por fin llegó. A pesar que habían mantenido comunicación constante y el viaje se extendió a dos semanas, la pareja estaba ansiosa por el reencuentro.

Seokjin por fin baja del avión, uno de los miembros del equipo de trabajo realizó todo el papeleo necesario y lo primero que hizo el chico  al abrirse las puertas es buscar con la mirada a quien había estado extrañando por tanto. Dos semanas se habían vuelto una eternidad para él, sentía que se iba a volver loco si no lo abrazaba, lo buscó y busco y su sonrisa se hizo enorme al verlo de lejos con una expresión de curiosidad. Namjoon era enorme, imposible no reconocerlo a la distancia, pero de veía tan diminuto desde su lugar, se ponía de puntitas mirando a todos lados con la esperanza de hallarlo.

Sin pensarlo dos veces, dejó su equipaje en medio aeropuerto y corrió al ver que por fin sus miradas se habían encontrado. Corrió como si su vida dependiera de ello y aunque varias personas lo miraban con sorpresa, se lanzó a horcadas a los brazos de su novio, haciéndolo perder un poco el equilibrio. Llenó de besos su rostro y esa sonrisa que había estado anhelando, esos labios que había estando deseando besar una vez más, se juntaron por fin.

Namjoon por poco dejó caer un pequeño ramo de flores que sostenía en su mano. Lo abrazó tan fuerte que quiso con aquella acción demostrar lo mucho que le había estado haciendo falta. Seokjin dejó un sin fin de besos en el hoyuelo de su mejilla que tanto le encantaba ver. Que solo se formaba cuando estaba feliz. Lo miró y volvió a besar su rostro.

— Te extrañé tanto — susurró en su oído, haciendo que el moreno abrazara con más fuerza al chico.

— Yo más, no sabes cuánto — respondió en el mismo tono suave y sereno, uniendo sus frentes y soltando un suspiro.

Por fin se separaron y Namjoon le entregó las flores y como siempre, Seokjin con el rostro tibio y rojo las aceptó dejando un corto beso en la diminuta nariz del chico.

El asistente del modelo llegó corriendo con su equipaje haciendo reír al dueño de éste que lo miraba con ternura, agradeciendo sinceramente por la paciencia que le tiene, desde que se volvieron novios, Seokjin parece un niño, un pequeño niño travieso que solo vive y respira por estar cerca de su chico.

Tomaron juntos un taxi que los llevaría a casa del mayor, y entre miradas cómplices y pequeñas sonrisas, el camino hasta el lugar fue ameno, Seokjin no dejaba de hablar de todo lo que hicieron, omitió las cosas malas para después, no quería ponerse triste, al contrario, su corazón quería recuperar en algo el tiempo que pasaron separados de manera alegre.

Namjoon sin dejar de observarlo, lo escuchaba atentamente y reía con él y de sus chistes extraños hasta llegar a la casa. Pagó y bajó el equipaje. El mayordomo que ya estaba al tanto de la llegada del chico, salió a su encuentro recibiéndolos con una gran sonrisa, abrió la puerta y los dejó pasar, recogiendo en el camino el abrigo, zapatos y calcetines que dejaba tirados en el suelo. Seokjin quería estar en casa, aunque iba a estar solo sin su padre unos días más, el lugar tenía una calidez única.

El pobre hombre negó con la cabeza pero con una sonrisa dibujada en su rostro, Namjoon lo ayudaba a recoger todo y se disculpaba con vergüenza, el señor Soon, sabe que cuando Seokjin está extremadamente feliz, hace este tipo de cosas.

La pareja llegó directamente a la cocina, con un apetito voraz, Seokjin asaltó el refrigerador, llevando consigo, comida que se había preparado con anterioridad, un bote de helado, jalea de fresa y galletas.

— Soon, vamos a estar arriba — mencionó el chico en tono sugerente, el hombre asintió para luego despedirse de la pareja y perderse entre los pasillos de la enorme casa.

Chico Del Museo ~ NamJinWhere stories live. Discover now