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A pesar de que siempre vivió junto a su familia. Ver la felicidad en los ojos de la mujer preparando un pastel y el rostro de amor en los ojos de Namjoon, hizo que su corazón se calentara. Era como si no hubiera sucedido absolutamente nada entre ellos, hablaban y se reían, su novio había vuelto a ser un niño siendo consentido por su madre. Ver esta escena y pensar ahora en su padre, le hizo entristecer.

Siempre, a diferencia de su mamá, era su padre quien estaba junto a él en todo momento, pese a su fama; su trabajo, los viajes y demás, nunca olvidó su más importante prioridad: sus hijos. Y es que es en este instante en el que se dió cuenta que su progenitora siempre fue muy preocupada por los negocios y por Taehyung.

Caminó y se sentó en el sofá junto a la ventana mientras veía a los niños jugando en la calle, observó el momento en el que uno de ellos al correr se tropezó con una piedra pequeña y cayó sobre sus rodillas en el suelo, siendo socorrido por su padre, quién estaba junto a los pequeños. Sonrió con un poco de nostalgia, al ver al hombre tomar en brazos a su hijito y sacudir sus ropas y preguntarle si estaba bien. La seguridad y tranquilidad que transmitía el hombre a su hijo, había hecho por arte de magia que dejara de llorar, el niño sonrió y se secó las pequeñas lágrimas de sus ojitos y siguió jugando como si nada hubiera ocurrido.

Ese era el poder del amor. Un poder invisible que sana, que restaura y libera. Ese era el mismo poder que había permitido que Namjoon perdonara a su madre y viceversa.

Sintió un cálido beso en su cabeza que lo hizo salir de sus pensamientos. Namjoon se sentó junto a él tan pegadito y lo abrazó colocando su cabeza en su pecho, Seokjin soltó una risita, definitivamente era un bebé enorme. Lo envolvió en sus brazos y puso su barbilla sobre su cabeza.

— ¿En qué piensas? — Namjoon preguntó mientras picaba con cariño el estómago de Seokjin con su dedo índice.

— En mis padres.

— Amor, entiendo cuánto te duele, pero creo que la mejor decisión que pueden tomar es la de divorciarse. Tu padre es un hombre espectacular. Merece un amor a su altura. No juzgo a tu mamá, ella tiene sus razones, pero, ¿No crees que si el amor no es de dos, es mejor una separación? He aprendido mucho junto a tí. Que el amor se trata de compromiso, y muchos no están listos para asumirlo.

— Extraño a mamá. Pero ella no responde a mis mensajes. ¿Será que no me quiere más?

— Jinnie no pienses de ese modo. Mira a mi mamá, ella me amó tanto que aunque haya tomado una mala decisión, no la puedo juzgar, simplemente no puedo. Mamá confesó que en el fondo siempre supo que nunca iba a tener una novia, que jamás iba a tener citas con chicas, en algún momento de su vida tuvo miedo de lo que la gente podría decir y actuó por el temor y por eso me rechazó. Pero hasta ahora lo pude entender, el miedo te paraliza y no te deja pensar con claridad. Ahora bien, dale tiempo a tu mamá a que ordene su mente y su corazón, te tuvo en su vientre, te cuidó de niño y sé en el fondo de mi corazón que te ama, solo que tal vez tiene vergüenza por haber tomado aquellas decisiones.

— ¿Ya te he dicho que tienes las palabras precisas para cada momento?

— Déjame pensar... Talvez un besito me haga recordar.

— ¿Me estás chantajeando?

— No lo sé... Tómalo o déjalo.

— Te amo.

— Yo a tí.

Namjoon levantó su cabeza y Seokjin dió un tierno beso en sus labios, sentir ese amor a través de sus besos, era como una pomada que te aliviaba el dolor del corazón, aquel beso suave y lleno de dulzura le había hecho recordar lo mucho que amaba a ese chico. Que era él a quien podría entregarle el corazón sin temor a ser lastimado. Pues Namjoon lo cuidaba como un tesoro preciado.

— ¡Ya está listo el pie! — gritó la madre de Namjoon desde la cocina, la pareja se levantó del sofá y a Namjoon le brillaron los ojos al escucharla, Seokjin encantado con su chico, tomó su mano y caminaron juntos para comer. Indudablemente ha sido una de las semanas más especiales de toda su vida. Eran los tres, a pesar de no compartir la misma sangre, una familia. La madre de Namjoon lo había aceptado desde el primero momento en que lo vió, les dió su bendición y lo trató igual que un hijo.

Y es que nunca se había sentido tan cómodo, tan amado, tan feliz.

Mientras disfruta del postre, las risas y la calidez de un hogar, inundaron el comedor. Era aquí el sitio donde siempre anheló estar. Ver la hermosa sonrisa de Namjoon, ver la cercanía de su madre con él, era todo un sueño. Un sueño hecho realidad.

Estaba tan sumergido en esa burbuja de felicidad y paz que jamás podría imaginar una vida sin Namjoon.

Pero... La vida da a veces giros inesperados de los que te pueden hacer dudar si en realidad mereces ser feliz.

Chico Del Museo ~ NamJinWhere stories live. Discover now