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El último mes de vacaciones, la pareja disfrutaba de pasar el tiempo juntos sin poder permanecer separados. Más que una pareja, eran mejores amigos, amantes y confidentes.

Como se le había propuesto, el dueño del pequeño local de CDs y cómics, permitió que la pareja trabajara ahí, Seokjin iría solo para molestar a los menores que iban de vez en cuando a jugar, pues Jay, había creado un espacio con un Nintendo para que los chicos pasaran el rato.

Namjoon encontraba demasiado tierno a su novio jugando Mario Bros, casi siempre ganaba y se jactaba como un niño con el ego por lo cielos cuando se burlaba de los adolescentes que competían contra él.

- Déjalo Jinnie, es solo un niño
- le repetía constantemente Namjoon al chico con mirada divertida.

- ¡Exijo revancha! - gritaba el pequeño muchacho ante la mirada de negación de Seokjin, quien ya había ganado por tercera vez consecutiva.

- Niño, ve a casa, tu mamá te llama - se burlaba para luego soltar su peculiar risa que hacía reír a todos en el sitio.

- Jin, vas a espantar a los chicos - comentaba Namjoon negando con la cabeza, a veces parecía que tenía una relación con un adolescente, pero esa forma de ser tan infantil era lo que más le encantaba.

Ambos eran un gran equipo, aunque Seokjin no necesitaba una paga, el dueño del lugar se dispuso a darle una pequeña remuneración por la ayuda en el sitio, un dinero que simplemente llegaba por arte de magia al bolso de Namjoon, sabe que el chico ha estado reuniendo para su futuro, no siempre estará cómodo en la habitaciones del campus.

Y es que el futuro a Seokjin lo llena de esperanza, está tan enamorado del moreno que no se ve así mismo sin él, sin compartir el mismo espacio, se imagina ir por la calle tomados de la mano, buscando departamentos para mudarse juntos, comprar vajillas de recién casados y todas esas ridículas cosas de parejas, porque así era Jinnie, un romántico por naturaleza.

El cielo afuera se va tornando poco a poco en esos bellos tonos naranja y rojizo que tanto le gusta contemplar a Namjoon, quien se mantiene en el sillón de los clientes que llegan a leer cómics, hojeando un libro mientras Seokjin juega recostado sobre su pierna. Era tan sencillo, tan simple pero tan lleno de paz. Namjoon aún ve tan irreal que el precioso chico que sale en los comerciales de perfumes y modela prendas de diseñador, sea quien lo llena de besos y detalles y con quien amanece abrazado en un solo cuerpo por las mañanas.

Deja su libro a un lado y comienza a acariciar suavemente su cabello oscuro, quisiera contar cada una de las hebras de su cabeza, tan sólo porque desearía quedarse cerca de Seokjin por mucho tiempo, en realidad por toda la vida. El chico que se mantiene recostado, no tiene idea de la devoción que crece dentro del corazón de Namjoon, que lo mira con dulzura mientras juega con los mechones. Después de varios minutos, tan solo lo mira desde su posición y forma un pico con sus labios, para que el moreno deposite un tierno y corto beso en ellos.

A Seokjin le basta, para seguir en su juego, pero con la diferencia de que su corazón le quema por dentro de tanto amor que recibe. Estos son los mejores momentos para él, se siente un poco jactancioso y egoísta, piensa un poco en el pasado y nuevamente se le infla el pecho de orgullo al pensar que el chico que está junto a él, lo vió. Entre tantas personas en esa ciudad, lo vió a él y a nadie más. Se siente que ganó el premio mayor. No quiere pensar que Namjoon es como una especie de trofeo, no, sabe que al pensar en su hermano, entiende que no lo merecía, Taehyung no, pero él sí.

El chico se siente merecedor de su amor. Porque sí, se lo merece.

- ¿Qué quieres comer al salir de aquí?- preguntó Namjoon mientras daba pequeños besos en la frente del chico.

Chico Del Museo ~ NamJinWhere stories live. Discover now