Quince - Alexander

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Marqué el número de Ezra cerca de las diez de la noche

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Marqué el número de Ezra cerca de las diez de la noche. Desde que había vuelto a la ciudad dormir era casi un privilegió y tenía que buscar excusas para no quedarme en casa pensando en todo aquello que me atormentaba.

─ ¿Alex? ─ respondió al segundo timbrazo.

─ ¿Estás en tu departamento? ─ pregunté sin rodeos.

─ Casi ¿Quieres pasarte?

─ ¿Dónde estás?

─ Llevando a una amiga...

─ Una amiga ¿eh? En quince estoy.

Tomé las llaves de mi camioneta y, tratando de no hacer ruido, salí de la enorme edificación de mis padres, necesitaba conseguir un departamento más cerca del centro. Era prioritario.

─ ¿Está todo bien? ─ preguntó mi amigo en cuanto subí a su apartamento.

─ No tan bien como tú ─ respondí con una sonrisa al ver las cajas de pizza sobre la mesa de café.

─ Si te contará... ─ Sonrió largando el aire por la nariz ─ ¿Cerveza?

─ Por favor.

Me senté en la mesa y rebusque una porción de pizza fría.

Ezra volvió con dos botellas heladas y se sentó a mi lado.

─ ¿Qué carajos te paso? ─ Exclamé cuando presté atención a sus ojos rojos ─ ¿Qué mierda estás consumiendo Ezra?

Soltó una carcajada y comenzó a contarme la historia más extraña que había oído en mi vida.

─ ¿Te golpeó en las pelotas? ─ no pude evitar reírme, aunque tampoco evité el escalofrío que me había recorrido al imaginarmelo ─ ¿Quién diablos es esa chica?

─ Es la nueva contratación de tu padre ─ respondió dando un trago a su cerveza.

─ ¿Por qué no me sorprende? Dijo algo de nuevo personal.

─ Creo que vendrá bien es... divertida, fresca y espontánea ¿Sabes?

─ ¿Te gusta?

─ Es hermosa, pero no me refiero a eso...

─ Creo entender.

─ ¿Puedo saber porque me visitas a esta hora? No es que me moleste...

Sonreí y solté el aire lentamente por la nariz.

─ ¿Por dónde empiezo?

─ Por el principio...

Relaje mi espalda en el sofá y clavé la mirada en la botella que tenía en mis manos ─ Mi padre se retira, supongo que lo sabes.

Mi amigo asintió ─ nadie me lo dijo pero lo suponía. Hace meses que comenta que quiere preparar todo para que nos hagamos cargo, que quiere tomarse unas largas vacaciones y es Evan ─ sonrió observándome ─ Tu padre nunca se toma vacaciones y menos unas largas.

Asentí divertido.

─ Desde que vi al niño tengo una sensación horrible, no puedo dormir y me paso la mayoría del tiempo en el gimnasio tratando de descargar lo que siento. Fui a Luxure...

─ ¿Solo?

Asentí ─ Quería emborracharme en soledad

─ Pero...

─ pero estaba esta chica, me dijo Daniel que era nueva ¡Joder! Era preciosa, nunca había bailado en privado para nadie y con solo mover sus caderas consiguió que me empalmara como cuando era un adolescente, creo que nunca me dolió tanto como esa noche.

Ezra soltó una carcajada.

─ Prácticamente salí corriendo del privado, no iba a poder contenerme. Le deje la propina a Daniel

─ ¿Qué pasó?

─ Me llamó esta tarde para decirme que su mesera le pidió que me dejara un mensaje...─ hice un silencio y sonreí al recordar las palabras de mi amigo.

─ ¿Qué te dijo?

─ Básicamente que me metiera el dinero el culo ─ los dos nos reímos ─ Creo que la hice sentir insegura al irme tan rápido.

─ ¿Y qué papel juega Aneka en todo esto? ─ su pregunta me tomó por sorpresa y lo miré confundido ─ Si las cosas con ella estuvieran bien no habrías ido a Luxure solo, o tal vez sí, pero no hubieras pedido un baile. Alex, te conozco... no eres un tipo infiel.

─ Es complicado, por lo pronto ella tiene su vida en Dinamarca y yo en Chicago. Una relación a distancia no es lo que quiero.

─ Tampoco podría con algo así. Escucha, creo que no terminas de asumir que tienes que volver a hacer tu vida en este lugar que para ti fue una completa mierda. ─ Se relajo en su asiento y bebió su cerveza.

»─ En cuanto a la empresa creo que eres la persona más indicada para ocupar su puesto, tienes ese carisma y esa facilidad para hablar con las personas que hace todo mucho más fácil. Por otro lado, volverás a cruzarte a personas que no querrías volver a ver y si no te preparas para lo que se viene todas las heridas se abrirán y será un desastre. Alex ─ hizo un silencio hasta que me obligué a verlo a los ojos ─ No puedes volver a beber para olvidar las cosas. No funcionó antes y no lo hará ahora.

─ Ni siquiera puedo pensar en la boda de Carter...

─ Falta para eso, todo estará bien. Creo que vendrás demasiado bien a la empresa, principalmente a mi departamento, sabes que me encantan tus ideas.

─ ¿Tan bien como la empleada nueva? ─ bromeé.

Ezra rio y asintió divertido ─ Solo que ella tiene mejor trasero.

VeneciaWhere stories live. Discover now