Veintidós - Alexander

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Bajamos del ascensor en el primer subsuelo. El lugar estaba casi vacío y solo se escuchaba el rechinar de las zapatillas de Venecia que se detuvo cuando las luces de mi camioneta se encendieron al quitar la alarma. La miré cuando noté que no se movía y parecía confundida.

─ ¿Estás bien?

─ Tengo que admitir que esperaba otra cosa ─ comentó mirando la camioneta que mucho me costó elegir ─ Esperaba un descapotable, un deportivo llamativo.

Me miró con esa soberbia y frialdad con la que lo hacía desde que nos encontramos en la fiesta, ciertamente de una forma muy diferente a la que me miró en Luxure.

» ─ te encanta llamar la atención, siento que le hace bien a tu ego ─ Agregó acercándose ─ aunque esto también es llamativo.

Ignoré su comentario sobre mi ego y di la vuelta hasta la puerta del conductor.

─ ¿Dónde vamos? ─ pregunté mientras la observaba divertido subirse a la camioneta.

─ ¿No podías comprar algo más normal? ─ preguntó sentándose y acomodando su cabello.

─ ¿Disculpa? ─ la cuestioné divertido.

─ ¿Me pasé verdad? ─ no respondí, sonreí y encendí el vehículo ─ es linda, pero exageradamente grande y es como...

De pronto noté como se pisaba con sus ideas.

─ Solo cierra la boca Venecia ─ la interrumpí divertido ─ ¿Dónde compramos el regalo?

─ ¿Por qué haces eso?

La observe confundido mientras salía del estacionamiento.

─ ¿Qué hago?

─ Darme órdenes, pedirme que me calle. Es molesto y ya no estamos en horario de oficina, podría mandarte al cuerno...

Solté una carcajada que provocó que ella clavara una mirada furiosa en mí.

─ Me encantaría que me mandases al cuerno ─ Confesé, la idea más que encantarme me parecía sumamente excitante.

─ Ya lo creo ─ murmuró intentando que no la escuchara ─ ¿Podemos ir al centro comercial que está a un par de calles?

─ Este...─ Indicó divertida señalándole a la vendedora un teléfono color negro.

─ Es el anteúltimo modelo ─ le comentó ella ─ Es bastante completo.

─ ¿Este es el precio? ─ Preguntó señalando el cartel junto al aparato.

─ Sí y también está la opción de más cuotas contratando una línea nueva.

─ No, no puedo pagar esto ─ respondió buscando otra opción con la mirada ─ Iré a ver algo más por aquel lado ─ Me indico y sin esperar respuesta se alejó.

─ ¿Puedo ayudarle en algo? ─ la vendedora me miró con una sonrisa que invitaba a mucho más que a venderme algo.

Mire a Venecia que estaba concentrada buscando un teléfono y sin pensarlo demasiado volví mi mirada a la vendedora y hablé bajo para que no me escuche.

─ Prepare para regalo el último modelo de ese ─ señalé el que había estado mirando antes ─ en color negro.

La chica asintió y antes que se alejara le entregue la tarjeta.

» ─ Entrégueselo cuando termine.

Cuando la empleada me devolvió la tarjeta, salí del local para evitar que Venecia pudiera hacer un escándalo dentro.

─ Pero ¿Qué le pasa? ─ escuché su voz a mis espaldas y me volví con una sonrisa.

Sostenía en su mano una bolsa negra con un bonito moño en color plateado.

─ ¿Qué hice ahora? ─ Traté de hacerme el desentendido y ella levantó la bolsa en su mano mientras me veía con fastidio ─ A ¿eso? ─ guardé mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón y comencé a caminar ignorándola, sabiendo que eso le molestaba aun mas.

─ ¿Te parece poca cosa?

Me detuve de golpe y me agaché hasta ponerme a la altura de su rostro.

─ Ponte de acuerdo, o me tuteas o me tratas de usted, porque me pone nervioso cuando haces ambas.

─ A mi me pone nerviosa que piense que tiene que pagar mis cosas...

─ No seas orgullosa, piénsalo como un préstamo.

La observe meter una mano en su bolso y rebuscar algo. De pronto sacó un rollo de billetes ¿Por qué alguien tendría un rollo de billetes en su bolso? Y estiró su mano hacía mí.

─ ¿Qué es eso?

─ Lo que pensaba gastar el en regalo de mi madre y voy a darte la diferencia, no puedes comprar algo que se supone es mi regalo.

─ Escucha ─ no quería aceptar su dinero, para mi ese valor no significaba absolutamente nada ─ Querías comprarle un teléfono a tu madre, no tienes que devolverme el dinero.

Venecia tomó mi muñeca y colocó el dinero en mi mano.

─ Si tengo porque este era mi regalo ─ Suspiró ─ El mundo funciona así, tal vez no tengas ni idea, me imagino que siempre habrás comprado lo que querías, pero las personas que no nacimos con tus privilegios tenemos que ahorrar para obtener lo que queremos y yo estoy bien con eso.

─ Venecia no quise...

─ Entonces acepta mi dinero, cierra el pico y cuando cobre te devolveré el resto.

─ ¿Acabas de callarme?

Intentó fingir que no sonreía, pero noté la comisura de sus labios levantarse un poco.

─ Sí y se sintió bien...

Me dejó de pie con el dinero en la mano y comenzó a caminar mientras miraba vidrieras y solamente podía pensar en lo bonita que era y no me refería solo a su físico, era una chica especial que me irritaba tanto como me atraía.

─ ¿Tu madre cocina? ─ le pregunté alcanzándola varios locales mas adelante.

─ Aja.

─ Entonces ven conmigo...

VeneciaWhere stories live. Discover now