Clara Casi Angeles

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CAPÍTULO TRES.
Primer descubrimiento.

Buscando en pensar en cualquier cosa que no fuera Rama, Clara le propuso a Cielo ayudarla a coser y separar por color algunos trapos, tarea que Justina le había puesto como castigo a la circense, y así pasaron las dos juntas la noche, a mitad del día Clara estaba totalmente cansada y aprobechando que ninguno de los chicos se encontraba por la mansión, Clara se acostó en la habitación para dormir, pero nada mas cerrar los ojos empezó a oír unos gritos que la sobresataron

En el patio interno se encontraban todos los chicos junto a Barto y Justina que parecían estar enfurecidos con  todos los chicos, los cuales estaban siendo obligados a sentarse en los bancos que habían en el patio interno, y con un movimiento de muñeca de Justina alzando una manzana de decoración que había en en el escritorio, unas esposas metálicas salieron de todos los pupitres cubriendo las muñecas de cada uno de los chicos.

Sin hacer caso a los ruegos desesperados de los chicos, Barto caminaba de un lado a otro pasando frente a todos con una barra de metal entre sus manos, Justina solo los miraba con satisfacción, enorgulleciendose de lo que había inventado. Así es, esos bancos habían sido exclusivamente su idea.

— lesson number one, el tema de hoy es la deslealtad, se trata de una traición, de un acto desagradecido, para quien no lo merece y duele che y mucho como cuando uno da afecto, cobijo, amparo y nutrimiento, y a cambio recibe como premio una puñalada trapera, por la espalda, como cuando el perro que uno despulgo y alimento, te muerde la mano — explicó con rincór e ira, su cara estaba completamente roja y su mirada inyectada en sangre, dio un golpe en uno de los pupitres sobrsaltandolos a todos — y hoy dos perros me mordieron, con la complicidad de toda la jauría seguramente.

— yo no tuve nada que ver — negó Tacho desentendiendose de lo sucedido.

— yo tampoco — imploro Jazmín para no ser castigada.

— ¡todos! — gritó acallandolos a los dos — todos van a ser castigados, empezando por el cabecilla. Haciendo caso omiso a a las desesperadas palabras de los chicos comenzó a golpear sus manos.

Primero fue Rama, que su repentino y desgarrador grito estremeció el cuerpo de Clara que de sus mejillas comenzaron a deslizarse lágrimas, una tras otra, se sentó en el suelo, rodeo sus piernas y cerró con fuerza sus ojos, oyendo como los chicos iban siendo golpeados, uno por uno, algunos varias veces. Clara oía como el metal chocaba contra sus palmas y como todos gritaban de dolor.

— me duele más a mí que a ustedes che, este remedio es antiquísimo, pero funciona, no por el dolor, qué pasa, sino por la humillación, con estas cosas que ustedes hacen se humillan ustedes mismos — dijo para disponerse a seguir con los golpes — Alelí tan chiquita y tan desviada qué voy a hacer con vos.

— a ella no le hagas nada fue mi culpa — pidió Rama con desesperación intentando evitar que su hermana tuviera que ser golpeada, siendo capaz de recibir sus golpes por ella, y así se lo propuso a Barto, quien obviamente se negó.

Era parte de esa tortura que les estaba haciendo. Sabía que a Rama le dolerían más los golpes dirigidos a su pobre hermanita que los que el recibiría.

— ¡silencio! — gritó Justina interrumpiendolo y haciéndole callar — don Bartolome sin pena ni culpa — lo alentó para que Barto continuará con el castigo — la letra con sangre entra.

— ¿si estoy equivocado Tini?, ¿y si estoy haciendo mal? ¿porqué? — dudó con falsa pena, preparado para golpear a la más pequeña de todos. Sin esperarlo fue salvada por la llegada de Malvina que los interrumpio.

La hermana de Bartolomé entró gritando pidiendo con desesperación la ayuda de su hermano con los problemas de su relación con Niky. Bartolomé trato de pedirle unos minutos para seguir con lo que estaba haciendo pero Malvina era muy insistente lo que provocó, para alivio de los chicos, sobretodo de Rama, que Barto desistiera en seguir con el castigo y se fue junto a su hermana.