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CAPÍTULO CUATRO.
Los Chetos.

En toda la planta baja de la mansión se podía oír la música qué hacían Thiago y sus amigos en el salon, Clara que amaba la música al oírlos se acercó a ellos para oírlos tocar.

Cuando Nacho, uno de los amigos la vio, acomodó sus lentes de sol y dejando de tocar la guitarra se acercó a ella — hola man — la saulda el chico de enormes cachetes, de pelo lacio y sonrisa ganadora.

— hola —  saluda con una gran sonrisa Clara, sin darse cuenta de la mirada coqueta de Nacho — ¿hacen música? — pregunta con emoción viendo todos los instrumentos.

sorry, ¿quién sos vos? — preguntó Tefi la chica menudita y peinado con un gran jopo, mensopreciandola.

— yo soy Clara — se presenta.

— Clara — repite Nacho — lindo nombre para una chica tan linda — dice intentando un mayor acercamiento pero el brazo de Thiago apoyado en su hombre se lo impedía obligándole a que se quedara a su lado.

sorry linda pero me podrías traer un café con leche, más leche que café, leche descremado, obvio, y dos sobersitos de edulcorante, sin ciclamato, please — Clara miró a Thiago confundida.

— no es la mucama Tefi — intervino el hijo de Bartolomé.

— ¿a no? — pregunta emocionado Nacho volviendo a hacer el intento de acercarse.

— yo vivo acá, soy de la fundación de don Bartolomé — explica recibiendo la burla de Tefi.

— una huerfanita hablando con nosotros como si nos conocería de toda la vida — dice como si estuviera ofendida — ¿sabes quién es él?, él es Nachito Perez Alzamendi, el hijo del juez Perez Alzamendi, no tendrás ni siquiera que estar en la misma sala que él.

— ay no man, déjala — ahora si se acercó a ella pasando su brazo por sus hombros — a alguien tan sweety como ella se le perdona todo, mirá esos ojos, esa nariz perfecta y esos labios, esa piel, parece una muñeca de porcelana — deja un ligero golpe con su dedo pulgar en la nariz de Clara, que al comenzar a incomodarse escapó de sus brazos dando varios pasos hacia atrás, tropezando con el cable de uno de los instrumentos, cayendo al suelo y provocando la risa de todos los amigos de Thiago.

Clara se sintió algo avergonzada por todas las risas y bajo la cabeza, Thiago se acercó a ella para ayudarla a ponerse de pie — basta chicos — se quejó el de lunares intentando acallar las bromas de todos sus amigos.

— si basta — lo apoyó Nacho dejando también de reírse — perdón sweety, fue sin querer — intentó volver a acercarse, pero Thiago apoyo su mano en el pecho del hijo del juez y negó.

— te pido perdón por esto Clara — se lamentó con vergüenza Thiago, la de ojos celetes solo negó.

— es mejor que me vaya — propuso dispuesta a volver a la cocina, pero Nacho negó.

— no, sweety, quédate a vernos tocar, sentate — acomodo una silla para que Clara se sentara e hiciera lo que le había pedido.

— si querés — dijo Thiago al ver como la de ojos celestes lo miraba.

— no creo que se sienta cómoda, déjala que vuelva a su lugar — dijo Tefi algo molesta por toda la atención que tenía Clara de todos sus amigos — ¿decime de que convento saliste? — preguntó con una gran sonrisa en sus labios, jugando con la rebeca de lana que llevaba puesta Clara.

— no yo no soy monja — negó y Tefi estalló en una carcajada a la que se unieron los otros chicos que oían divertidos la conversación. Clara bajó nuevamente la cabeza, mirando su vestido algo descolorido de flores que llegaba hasta sus rodillas, y la rebeca de punto echa por su abuelita que llevaba siempre por encima.

Clara Casi AngelesWhere stories live. Discover now