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CAPÍTULO TRES.
Llorar.

Todos despertaron muy ansiosos por el retorno de Nico, cuando finalmente se abrió la puerta, todo fue alegría, Justina miró a Nico con profundo odio y rechazo, pero con una gran sonrisa dibujada en su cara, la casa estalló en abrazos y besos, lágrimas y sonrisas, Luz observaba algo apartada, y no pudo evitar sentirse celosa de la pequeñísima Esperanza, centro de atención de todos, Nico estrujó a Justina en un gran abrazo, y ella tuvo que contenerse para no empujarlo, asqueada.

Y por último termino por la chica que obervaba todo aquello con una gran sonrisa y lágrimas en los ojos, Clara, Nico no pudo evitar romper en llanto al unirse en un abrazo con Clara.

Nico con emoción le presento a la pequeña Esperanza, cuando Clara la tomó en sus brazos, la beba comenzó a reírse, causando la risa de todos que quedaron enternecidos por su risa.

Pero la alegría se interrumpió por un momento cuando Cristóbal preguntó por Cielo, y Malvina se sumó a la pregunta.

Todos se miraron y comprendieron que Nico aún no les había contado la verdad, habiendo estado secuestrados el día que Cielo había desaparecido, nunca llegaron a enterarse de aquel suceso porque Nico aún no había tenido el valor para hablarles.

La noticia fue un duro golpe, sobre todo para Cristóbal, cuando el pequeño pidió más detalles de la desaparición, Nico le confesó su más íntima idea: — yo creo que Cielo está en Eudamón — esta respuesta, si bien generaba más interrogantes que certezas, de alguna manera los tranquilizaba.

Cristóbal con fe de que su padre encontraría a Cielo se acerco a Clara y le aseguró que así sería. Clara asintió con las mismas esperanzas.

Feli junto a las chiquitas y Clara habían preparado el cuarto de Malvina para darle la bienvenida a su hijo, decorado con colores neutros.

Malvina se emocionó hasta las lágrimas cuando entró, aún no se sentía con derecho a recibir esas muestras de amor, ya que hasta hacía no mucho tiempo había sido una torpe villana con pocos escrúpulos, más bien llevada de las narices por su pérfido hermano y su cruel secuaz, Justina.

Aunque Malvina y Nico hacía tiempo que estaban separados, él insistió en que se quedaran a vivir en la casa, porque quería estar cerca de su hija, Malvina respetaba mucho la pareja de Nico y Cielo, aunque ella ahora no estaba, pero quería hacérselo saber a Clara, y se lo repetía una y otra vez.

— esta bien, si ella estuviera querría que te quedaras — dijo Clara aliviando a Malvina, quien la miró con tristeza.

— ou, thank you little Sky — agradeció abrazando a Clara, quien le devolvió el abrazo, sorprendiendo de manera grata a Malvina.

Clara subió al altillo, donde supuso que Nicolás estaría. Y así fue. El arqueólogo miraba fijo el gran reloj recordando el momento en el que se había llevado a si casi mujer. Clara se acercó a él. Tuvo que parpadear varias veces al verla.

La luz que entraba por la pequeña ventana del altillo había iluminado el rostro de Clara haciendo que para alguien que no la conociera tanto creyera que era Cielo. Pero Nico la conocía demasiado bien y notaba las pequeñas diferencias que tenía con su amada.

— vos no pudiste hacerlo pero creo que es mejor llorar.

Nicolás no había tenido tiempo de llorar la desapareció de Cielo así así aún con el gran dolor que sentía tuvo que ser fuerte. Pero ahora sin nadie que lo necesitaba era el momento de dejar libre su tristeza.

Nico la miró con agradecimiento y mucho orgullo — ¿cuando creciste tanto? —  preguntó viendo la repentina madurez de la chica. Se había echo cargo del hogar, con la sipervicion de Feli. Había sostenido emocionalmente a Luz y había encerrado sus propios miedo sin dejar que la vencieran.

Clara Casi AngelesWhere stories live. Discover now