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CAPÍTULO CATORCE.
La tercera en discordia.

Alelí que seguía con su idea de que Clara y Rama se pusieran de novios decidió comenzar un plan para que estuvieran juntos. Una de las tardes Alelí convenció a Clara para que la llevara a una plaza cercana, con la excusa de que era muy chiquita para estar sola por la calle, la pequeña sabia que Rama iba a estar ahí dando vueltas buscando algo que recaudar para darle a Barto, provocando así un encuentro fortuito entre ambos chicos.

— ¡Rama! — llama Alelí al ver a lo lejos a su hermano, corriendo hacia él.

— ¿qué haces acá? — preguntó el rubio preocupado, estaba demasiado lejos de la fundación.

— vine con Clara — señala a la rubia que caminaba hacia los hermanos con pasos ligeros, para darles tiempo a que conversaran.

— ah, yo... yo ya me iba — dice mirando a Clara.

— ¡no! — niga Alelí — quédate, solo un rato — insistió tras la negacion de su hermano.

— no te vas a negar a un sándwiche de salame y queso,¿no? — preguntó Clara mostrando una pequeña cesta en sus manos y Rama no tuvo excusa para negarse, salvo que si no recaudaba lo suficiente Justina le pondría un castigo, pero eso no podía decírselo a Clara así que no le quedó otra que aceptar.

Él y Clara se sentaron en el césped, mientras Alelí jugaba, aquel momento los puso nerviosos sumiendolos en un silencio que ninguno de los dos era capaz de romper, pero tras varios minutos Rama se atrevió a hablar.

— perdona a mi hermanita, a veces puede ser pesada cuando quiere algo.

— me gusta Alelí, no me molesta — sonrió Clara, viendo a lo lejos a la pequeña jugar.

— vos también le gustas mucho a ella... — dijo mirando a Alelí para luego volver su mirada en la rubia — y a mi también me gustas — Clara bajó la mirada algo avergonzada — como amiga — aclaró, lo que provocó los famosos elefantes algo que ya estaba comenzando a odiar Clara.

Los chicos comenzaron a charlar, él le hablaba de su infancia, en la parte en la que fue feliz junto a su madre, y ella lo oía perdida en su sonrisa, luego ella le habló de sus sueños fantasiosos llenos de magia y él la oía perdido en sus ojos, todo eso bajo la orgullosa mirada de Alelí que se valanceaba sin quitarles ojo.

— me ha gustado mucho pasar esta tarde con vos — le agradeció Rama por aquel momento de paz que hacía tiempo que no vivía, y sin darse cuenta tanto había estado necesitando.

— yo también la pasé bien.

— vieron, podemos repetirlo otro día — dijo con orgullo Alelí y los dos se miraron asintiendo sin encontrar una razón para la que negarse a un nuevo encuentro.

Al final del día tuvieron que volver a la mansión, donde Clara cayó nuevamente en la realidad, haciendo que si aquella tarde alguna esperanza hubiera despertado, se apagara de nuevo.

— Clarita — llamó Bartolomé con una gran sonrisa, la de ojos celestes se acercó a su tutor, que se encontraba parado junto a Thiago, Rama y Mar — ¿vos sabías que Ramita y Marcita están de novios? — preguntó, Clara abrió los ojos, negando, mirando a la que se había proclamado como la nueva pareja, con sorpresa.

Cuando los ojos de Clara coincidieron con los de Rama la rubia apartó la mirada, bajando la cabeza.

— yo tampoco — río — pero que lindo che, ¿y?, ¿ya hubo prueba de amor?

— ¿de qué habla? — pregunta Mar.

— ¿cómo de qué hablo?, del besito — propuso poniendo morritos con una provocación abierta.

Clara Casi AngelesWhere stories live. Discover now