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CAPITULO SIETE.
El Festival.

Cielo estaba muy segura de su idea de hacer el festival. Así que sin preocuparse demasiado, volvió a convencer a Barto y Justina para que aceptarán de nuevo lo que ya habían aceptado al principio.

Lo primer que tuvieron que resolver estaba relacionado con el repertorio y los artistas, decidieron formar una banda que se llamaria "Cielo y sus angelitos", integrada por Cielo, Mar, Rama, Clara, Tacho y Jazmín, al que despues se les unio Thiago. Clara les informo a los chicos las cualidades del hijo de Bartolomé con la música, convenciendolos para que él también fuera parte.

Una de sus tantas horas dando vueltas por el jardín, Clara oyó a alguien tocar la guitarra, cuando fue a ver quien era, encontró a Thiago, solo, sentado y acariciando las cuerdas de su guitarra tras la caseta del jardinero. Era su resguardo, donde el de lunares encontraba la paz.

— seguí — pidió la de ojos celestes cuando vio a Thiago dejar de tocar al darse cuenta de su presencia.

— nunca había tocado para alguien — se avergonzo.

— el otro día con tus amigos, te oí, y estabas tocando — le recordó, halagando sus cualidades con la guitarra.

— si, pero estaba con los chicos, no solo — explicó con vergüenza.

— suena hermoso — le aseguró sentándose a su lado alentandolo a volver a tocar.

Con vergüenza Thiago comenzó a tocar, poco a poco se fue soltando hasta que con las notas que iban saliendo de su guitarra salió también la vergüenza. Desde aquel día se convirtió casi en algo constante, se escondían en el jardín, durante un rato, el tocaba su guitarra y ella lo oía tocar con admiración. Pasando mucho tiempo juntos, conversando, riendo y cantando, comenzando una linda amistad.

Al principio los chicos se negaron diciendo que él no era parte de ellos sino que era un chetito más pero Cielo los convenció de que le dieran una oportunidad, tambien les presentó una de las canciones que ella usaba en sus shows circenses, proponiéndoles que fuera la canción que ellos cantaran para el festival, al oírla todos aceptaron sin dudarlo.

En la fundación BB ahora había algo muy novedoso: la música que sonaba todo el día y la alergia que invadía la mansion. Algo que nunca antes había pasado.

Y va, que va que vamos a bailar...

Y baila, baila, baila y no pares jamás...

Clara y Thiago se dedicaban miradas cómplices cuando el bailaba junto a Mar o cuando ella lo hacía junto a Rama. El sabía de sus sentimientos por Rama y ella de lo que él sentía por Mar.

Durante sus tardes en el jardín después de sus momentos musicales en los que el le enseñaba a tocar la guitarra y ella cantaba, también compartían secretos y muchas risas. Y entre esos secretos se encontraban Mar y Rama.

— así que Rama eh — dijo después de que Clara terminara de cantar una canción de amor, Clara solo sonrió sintiendo sus cachetes calentarse, eso significaba que estaban comenzando a tomar un color rojizo. Y así era.

— y vos Mar ¿no?

Thiago bajo la cabeza mirando su guitarra para luego volver a mirar a Clara y asentir — ¿tan obvio soy?

Clara sonrió los sentimientos eran como libros abiertos cualquiera que quisiera podría leerlos, no se podían controlar ni esconder solo podían dejarlos ser libres, bailando a su alrededor.

Que bailando las penas, las penas se dejan pasar...

Cosquillas en el alma se siente al bailar...

Clara Casi AngelesWhere stories live. Discover now