1x48

297 25 1
                                    

CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO.
Estoy Listo.

Hicieron una pequeña fiesta de despedida de soltero para Cielo y Nico, todos juntos bailaron, cantaron, rieron y sobretodo fueron felices.

El día de la boda amaneció con un sol radiante, festivo. Todo el mundo madrugó, y todos estaban a las corridas, ocupados de sus propios preparativos.

Felicitas y las chiquitas ayudaban a Cielo a terminar el vestido, y a elegir un peinado, Monito y Lleca asistían a Nico, Malvina insistía con que quería ayudar, entonces Nico le pidió que fuera a buscar a Cristóbal, que se había quedado a dormir la noche anterior en la casa de su madre.

Mientras tanto, en las habitaciones de los chicos había un emotivo nerviosismo, Clara, Mar, Thiago, Rama, Tacho y Jazmín, los seis Teen Angels, estaban preparándose para el que sería su primer gran show.

La emoción no era solamente por dimensionar a dónde habían llegado, más bien era por entender desde dónde habían partido.

En ese mismo momento, mientras se probaban vestuarios para el show, los seis chicos se miraban al espejo, pensando en sus propias decisiones, en sus elecciones, esas que los habían llevado a donde estaban, en el camino recorrido, y en la suerte que todos tenían de haberse encontrado.

Clara se preguntaba qué hubiera pasado si no hubiera ido al circo al encontrar el papel publicitario. No habría conocido a Rama y nunca la habría llevado a la mansión y no habria tenido el encuentro con Cielo. Su hermana.

Mar se paro frente al espejo, y abrazó a sus dos amigas que veían la imagen que les devolvía el espejo.

— acá estamos — dijo Clara emocionada, y Jazmín y Mar asintieron, repitiendo aún incrédulos aquello.

— acá estamos — dijeron las tres a la vez.

Los seis se reunieron en el patio cubierto, estaban ya cambiados para el show, se miraron, en parte tentados, en parte emocionados, y como no sabían qué decir, juntaron sus manos e improvisaron un saludo que sería su sello, para siempre.

— ¡uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis! — gritaron, agitando sus manos unidas, serían seis, por siempre, ellos seis.

Antes de partir hacia el lugar donde darían su recital, fueron a despedirse de Cielo, la encontraron en plenos preparativos para la boda, lamentaron mucho no poder ir, pero Cielo les insistió en que no podían perderse eso por lo que habían luchado tanto, ellos irían a su show, ella a su casamiento, y luego se reunirían en la fiesta, para festejar todos juntos.

No era cualquier momento ése, estaban todos a punto de cumplir su sueño, pero los chicos tenían una deuda de gratitud eterna con Cielo, ella había sido quien los había rescatado del horror, ella los había salvado, y los había impulsado a cantar, a bailar, y a pelear por sus sueños, ella era ese ángel que les había cambiado la vida.

Cielo, en cambio, creía que ellos eran sus angelitos, ellos le habían devuelto su vida y su identidad.

El momento se acercaba y todos se despidieron con un abrazo interminable.

Las manos de Clara y Cielo parecían no querer soltarse, y sus dedos iban quedando unidos mientras de alejaban.

Los seis se fueron del altillo, caminando hacia atrás, sin dejar de mirarla, con lágrimas en los ojos, mientras ella los despedía con un suave movimiento de su mano.

Los seis bajaron las escaleras y se toparon con Nico, que ya estaba vestido con el traje para la boda.

Felicitas corría buscando el lustrador de zapatos, las chicas elogiaron la pinta del novio, y él cuestionó lo cortas que eran esas minifaldas que usarían Jazmín y Mar, y felicito a Clara por su pantalón y blusa que no dejaba ver nada.

Clara Casi AngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora