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CAPÍTULO NUEVE.
La historia chiquita.

Tras lo ocurrido en la escuela, y para que no siguieran estando sin estudiar a Cielo se le ocurrió que Nico y James Jones, un periodista que habia conocido hace un tiempo, les impartieran algunas asignaturas en el hogar. A Barto la idea no le gusto para nada, pero tras la insistencia de los tres no encontró excusa alguna para negarse, así que no le quedó otra que aceptar.

Estaban todos en el patio techado, sentados en los pupitres preparados para dar comienzo a la primera clase, pero una pequeña guerra entre la legua y la historia comenzó.

James y Nico no dejaban de discutir, como dos niños pequeños, por quien comenzaba a impartir las clases, y sobretodo por quien se quedaba junto a Cielo. Los dos hombres terminaron llegando a los golpes, teniendo que ser separados por los chicos y por Cielo, que demostraba su enojo por la actitud de ambos.

Tras un pequeño tiempo de descanso que Cielo le había pedido a los chicos, volvió junto a Nico, que ahora si, más tranquilo, decidió empezar él con la clase.

— chicos, a veces los grandes... — intentó explicarse pero la pequeña Alelí lo interrumpió.

— ya sabemos que te pusiste celoso porque te gusta Cielo — todos comenzaron a reírse, era un secreto gritado a voces, sabido ya por todos.

— vamos a empezar con la clase de historia — propuso nervioso, acallandolos a todos — la historia es importante, mi viejo siempre decía que la historia empieza en la casa de cada uno, la historia bien entendida, ¿a que se refería con eso?, que toda la historia es importante, la historia con mayúsculas la más grande, pero la más importante de todas es nuestra propia historia, qué es la chiquita, que a veces termino haciendo grande, quien mejor que nosotros conoce su historia, así que les propongo algo, abran los cuadernos, escriban un poco sobre su historia, de dónde vienen, quiénes son, que los quiero conocer un poco.

— Nico, yo no sabo escribir — dijo Monito, el arqueólogo lo miró, para luego mirar a los chicos, recordando lo que había olvidado, y es que esos eran chicos que habían crecido en la calle.

— yo te voy a ayudar — explicó acercandose a Monito — y ustedes chicos pueden comenzar.

— como si tuviéramos muchas cosas para escribir — refunfuño Mar desganada con la idea de explicar su historia.

Clara sonrió con nostalgia al comenzar a escribir, los lindos recuerdos la comenzaban a invadir, a diferencia de los otros chicos ella lo hacía con rapidez y simpleza, no le costaba nada.

Cuando todos terminaron, Nico quiso escuchar de sus bocas su historia y les pidió uno a uno que leyeran lo que habían escrito.

El primero fue Rama, que habló de como su madre, por la pobreza en la que vivían se fue a Miami por un trabajo que le llegó, dejandolo a él y a Alelí en casa de una de sus amigas, la amiga comenzó a maltratarlos y el agarró a su pequeña hermana y huyó, llegando a un horfanato, de ahí llegó a la Fundación — esta es la historia mía y de mi hermanita — concluyó al final.

Después habló Tacho, explicando que él era del norte, venía de una familia muy pobre y con muchos hijos que daban a criar por gente de plata — a mi me cambiaron por un televisor — explicó con pena, para seguir contando como su familia adoptiva lo terminó dejando en un horfanato, tras eso él escapó, pero lo agarraron llevándolo a un instituto de menores y de ahí lo saco don Barto — telón — finalizó la historia.

— a mi me dicen Lleca porque vivía en la calle hasta que vine acá — concluyó, siendo lo único que tenía de su historia.

Jazmín hablo de sus padres gitanos, enamorados, recordó algunos de los momentos que vivió con ellos, la música, los bailes y los gritos de felicidad — pero alguien los mató — lamento con rabia aún por lo que le hicieron, de ahí explicó que estuvo con un gitano llamado Joselo, cuando escapó de él llegó a la Fundación, en donde sólo estuvo poco tiempo porque tras volver a huir volvió a quedar en manos de Joselo nuevamente.

Tras Jazmín hablo Clara, que sentía culpa porque su historia a comparación de los chicos era feliz, decidió no dar muchos detalles.

— yo crecí junto a la doñita Hilda.

— ¿tu abuelita? — preguntó Nico, Clara negó.

— yo en realidad no..., mi abuelita me encontró, ella me contó que yo caminaba en los alrededores del bosque sola, llorando y cuando me vio me acogió y cuido.

— como Cielo — murmuró sorprendido por la similitud de ambas historias — ¿no recordás nada?, ¿si tenes hermanos, padre, madre?

— no, era muy chiquita.

— Esta bien — le saco importancia.

Y por último y para terminar, Nico quiso escuchar la historia de Mar, pero esta no había escrito nada.

— a mi no me va eso de andar contando — dijo cerrando la libreta, Nico solo asintió, sin presionarla.

— bueno..., chicos, bien, por lo que vengo escuchando, ustedes vienen de vidas bastante dolorosas, bastante difíciles, pero acá están, yo quiero contarles un poco lo que es la historia, la historia chiquita lo que me refería antes, la historia de cada uno de ustedes, sea como sea es importante que ustedes se amigen con la historia, es importante que ustedes puedan entender que esa historia, hace lo que somos, así que traten de reconciliarse con su historia, por más que sea muy difícil — dijo concluyendo su primera clase, emocionado por lo que había oído.

Clara se paró junto a la ventana de el motorhome, donde Cielo preocupada, y con los ojos cubiertos por sus manos hablaba sola.

— no te quiero ver así — se repetia una y otra vez la circense.

— yo tampoco — habló Clara, sobresaltando a Cielo que se escondió tras las cortinas.

— no sabes el grano que tengo, me salio... — intentó explicarse, pero Clara la interrumpió.

— no me mientas, decime que te pasa.

— para que, si no tiene importancia.... — suspiro saliendo de detrás de las cortinas — Indi me dijo que me ama — soltó con rapidez y nervios, Clara corrió hacia ella, acomodandose a su lado esperando a oír la historia.

— me agarró las manos, todo piripiudo, me miró a los ojitos y me dijo: si.. si vos te jugas por nuestro coso yo la dejo a Malvicha.

Clara emocionada comenzó a dar saltos a su alrededor, festejando lo que le había ocurrido a Cielo

— ¿y qué esperas para decirle que si?

— ¡no! — gritó sobresaltando a la adolescente — no le voy a decir que si — Clara dejó de saltar y su emoción se esfumó, sin entender nada, volvió a tomar asiento junto a ella.

— ¿porque? si vos lo querés.

— pero uno en la vida no puede hacer todo lo que quiere, tiene que hacer lo que puede y esto no se puede, Indi debe estar con Malvicha, y yo con Jonses.

— ¿y a vos te gusta James?

— es divino, un bonbonaso, hermoso.

— no te gusta — niega Clara, comenzando una discusión con Cielo que insistía en que si le gustaba.

— si me gusta.

— no te gusta.

— si me gusta.

— no te gusta Jonses.

— si me gusta Indi — dijo sin darse cuenta y Clara sonrió de manera ganadora.

— te gusta — canturreo de nuevo con emoción.

— me confunde Indi, me apalabra, me busca, me tira todo su piripipi, y yo tengo que hacer que se olvide de mi, no quiero lastimar a Malvicha, y ya esta decidido, entre don Indi y yo no puede pasar nada — aseguró cruzando sus brazos bajo su pecho, con mucha seguridad.

— ¿pero porqué?

— ya te dije — tomó aire — a veces hay cosas que no están bien, y no está bien lastimar a Malvicha por nuestro piripipi, así que es mejor dejarlo ir — Clara con pena asintió, apoyándola en su decisión. Entendiendo que muy lejos de lo que se decía, no todo valía por amor y a veces por mucho que doliera era mejor retirarse para no provocar daño.

Clara Casi AngelesWo Geschichten leben. Entdecke jetzt