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CAPÍTULO OCHO.
El Bautismo.

Caridad no era la mucama, pero tenía devoción por la limpieza, le gustaba que todo estuviera reluciente y con olor a limpio, y no había actividad que le diera más satisfacción que trapear los pisos con lavandina, estaba terminando de repasar el baño, cuando entraron todos los chicos en tropel y comenzaron a desordenarlo otra vez, esa noche irían a un boliche, y el baño , que Caridad había dejado reluciente, pronto se volvió un desorden de ropa tirada, piso mojado y talco por todas partes.

Por supuesto que las chicas invitaron a Caridad para que se sumara a la salida, ella se resistió por no tener ropa como la gente, pero las chicas le prestaron algo, y partieron todos al boliche.

Allí, además de bailar, todos jugaron el juego del gato y el ratón, Rama intentó acercarse a Valeria, pero obtuvo el mismo resultado: una negativa, Clara se lleno de celos al ver la escena, y como siempre Rama intento acercarse para explicarle lo sucedido.

— Rama no tenes que explicarme nada — repitió cansada de decir la misma frase una y otra vez.

Clara se sentó en una de las esquinas del boliche y ahí sola tomó de su gaseosa.

Simón vio como Mar y Thiago discutían nuevamente por todo lo sucedido entre ellos. Se desánimo y busco un lugar solitario entre toda es gente. Sentándose al lado de Clara.

— ¿mal de amor? — preguntó Clara

— ¿mal de amores? — repitió Simón.

— si — asintieron a la vez dejando  escapar un suspiro.

— no entiendo porque las cosas a veces son tan complicadas.

— mi psicoanalista me dice que nada es complicado, somos nosotros los que la complicamos.

— ¿y qué te diría tu psicoanalista de estar sentado en una fiesta?

Simón miró al grupo de desconocidos que bailaban alborotados, saltando de un lado a otro sin importarles las miradas de los demás.

— no se... pero seguro que no estaría de acuerdo. ¿Y vos por qué no estas bailando?

— me encantaría estar entre ellos — le señaló el grupo — pero me da vergüenza.

— parece que estuvieran locos — se burló Simón divertido.

— a veces esta bien estar un poco loco ¿no?

— vos decís... — señaló al grupo.

— no se...

Los dos chicos se miraron. Y sin pensarlo dos veces corrieron hacia el grupo y como ellos comenzaron a saltar, mover los brazos de un lado a otro y reír a carcajadas.

Necesitaban romper la compostura. Simón lo hacia porque no podía ir hacia Mar y plantarle un beso así sin más. Por respeto a su amigo debía mantener distancia y aguantarse. Y Clara lo hacía por que no podía recriminarle a Rama por que buscaba a Valeria, no eran nada, y ella lo había dejado, no tenía derecho a hacerlo.

Se estaban aguantando lo que sentían y desmelenarse durante unos minutos, sin darle importancia a nada, les sentó tan bien.

Entre Nacho y algunos amigos jugaron una apuesta, el ganador sería el que lograra besar a alguna de las chicas primero que el resto. Buscando una con la que poder ganar la apuesta , Nacho divisó a Caridad , que miraba todo con ojos enormes, jamás había estado en un boliche bailable, y apenas podía creer que unas horas antes una de sus diversiones preferidas era ordeñar una vaca.

Nacho pensó que no habría chica más fácil con la que ganar la apuesta, y se acercó a ella, Caridad le sonrió, pues había algo en ese cachetón que le despertaba ternura, él comenzó a hablarle y la invito a bailar; le aseguró que jamás había visto una belleza semejante, y afirmó ya estar sufriendo por ella porque creía que jamás se interesaría por él.

Clara Casi AngelesWhere stories live. Discover now