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CAPÍTULO DIECINUEVE.
TeenAngels.

Tras negarse de primeras, los chicos terminaron aceptando la propuesta de Nacho para que tocarán en su fiesta, convencidos por Cielo, que insistía en que les haría bien disfrutar de la música.

Cuando llegaron al club house, sintieron sobre ellos la mirada de todos los invitados. Despertando en ellos la duda de si había sido buena idea aceptar la propuesta de Nacho.

Todos se sentían tan pequeños alrededor de todos esos abogados, jueces, médicos, y sus hijos que seguirían el mismo futuro. La diferencia era abismal, los nenes bien iban todos trajeados y con vestidos relucientes y los chicos llevaban su ropa común, vieja y con rotos recién cocidos por Cielo.

Mientras esperaban a ser llamados al escenario, los chicos daban vueltas intentando pasar desapercibidos.

Nacho al ver a Clara completamente sola, sentada en un escalón, vio una oportunidad, y sin dudarlo se acercó a ella, con una gran sonrisa en su rostro y una copa en la mano.

Sweety, que linda que estás, bah, vos siempre estás linda — pellizco ligeramente su mejilla, sentandose a su lado. Clara se miró, con algo de vergüenza y acomodo la rebeca que llevaba puesta. Nacho se acercó a Clara con una intención, y no la disimulaba. Su pureza y dulzura era demasiado tentadora para el hijo del juez.

Se fue a acercando poco a poco, recortando distancia por cada cumplido que le decía: "tenes los ojos más lindos que vi, sos hermosa, mirarte a los ojos es como mirar el cielo". Clara por cada acercamiento iba haciéndose para atrás, hasta que sintió la pared tras ella, que le impedía seguir apartándose.

Cuando Nacho pensó que ya la tenía, que por fin iba a conseguir besar los labios rosados de Clara. Rama apareció, sentandose en medio de ambos, obligándole al cacheton a hacerle espacio.

— ¿esta acá el juez Pedrocheli?

— si, si — afirmo intentando sacar del medio a Rama para seguir con lo que tenía intención de hacer.

— ¿cual es?

— no se, buscalo, uno con traje, bigote y anteojos — dijo sin prestarle atención.

— ¿ese? — preguntó localizando al juez que dio en adopción a su hermana. Rama tenía un plan, sabiendo que Barto no entraría en razón, su idea era hablar directamente con el juez para hacerle entender que era una locura alejarlo de su hermanita.

El DJ comenzo a hacerle señales a Nacho, lo que significaba que era la hora de que los chicos subieran al escenario. Con algo de nervios y viendo a todos los invitados, y entre ellos a Tefi burlándose, subieron.

Nacho tomó el micrófono para presentarlos. Se deshizo en halagos para Jazmín y Clara, casi como si fueran un dúo y no un grupo. En medio de la presentación, tapó el micrófono y los miró.

— ¿cómo se llama la banda? — los chicos se miraron, jamás habían pensado en eso.

— no tenemos nombre — explicó Rama.

— ¿cómo que no tienen nombre? — dijo incrédulo e impaciente por presentarlos ya.

— Cielo nos dijo una vez que eramos la banda de Angeles — le recordó Clara, proponiéndole seguir con ese mismo nombre.

Nacho negó con asco al oír aquel nombre — no, Sweety, ese nombre es re grasa, ya se... — resolvió sin admitir discusión, volvió al micrófono, y anunció, grandilocuente — ¡Con ustedes... TeenAngels!

Los chicos se miraron sin reaccionar, les había puesto un nombre en inglés. Pero no pudieron decir nada porque la música comenzó a sonar. Nacho bajo del escenario y los chicos comenzaron a cantar.

Clara se preguntó si no sería una provocación cantar, justamente allí la canción que Cielo les había insitado a escribir un día en que los chicos estaban furiosos con Thiago y sus amigos chetos: — «Saqúense la bronca, escriban todo lo que sienten en una canción» — les había dicho Cielo. Y ellos escribieron Nenes bien.

Nenes bien, que van portando apellido...

Y a la calle no los dejan ni asomar.

Que no saben que lo simple y divertido...

Es vivir como uno quiere y nada más.

Los seis crecían sobre el escenario, ante la mirada atónita de los nenes bien invitados a la fiesta. Cuando empezaron a ver que algunos tímidamente movían sus pies al ritmo de la canción, una energía arrolladora descontroló sus cuerpos.

De uniforme van formados al colegio...

Combinados con el auto de papá.

Ya la tarde el inglés es el recreo...

Porque mami en el gimnasio siempre está.

Clara se sentía una estrella de la música librandose de la vergüenza que siempre la apresaba. Olvidándose que toda esa gente la estaba viendo bailar y cantar. Se sentía libre, llena de paz y felicidad, nacida en un escenario.

Veni a bailar y sacate la careta.

Yo estoy acá, y te quiero acompañar.

Vení a soñar, que la vida nos espera...

Vos sabes que podrás ser feliz, de verdad...

Nene, ¿que esperas?

No tardes más...

Con excepción de Tefi, todos los nenes bien bailaron y vivaron a la banda, a la que, precipitadamente había bautizado Nacho. Aquella noche nació TeenAngels.

Al bajar del escenario Rama se acercó al juez Pedrocheli, no pasaron ni dos segundos cuando el hombre de traje dejó al rubio con la palabra en la boca y se fue. Clara se acercó a Rama que quedó completamente desanimado tras la negación del hombre de ayudarla.

— todos son iguales una bosta — moscullo con molestia.

— seguro que podemos encontrar otra manera para que vos y Alelí vuelvan a estar juntos — intentó animarlo Clara. Pero Rama iba perdiendo la esperanza y la promesa que le hizo a su hermana de que siempre estarían juntos se desvanecia más y más pasados los días.

— a veces pienso que es mejor que este en otro lugar, tal vez ésa familia es buena y Alelí pueda tener una vida normal — dijo con pesadumbre. Intentando verle el lado bueno a esa separación que Barto les había obligado a mantener.

— Alelí va a tener una vida normal, pero junto a vos — le aseguró Clara con una sonrisa en los labios. Fue tan contundente que por un momento Rama creyó que sus palabras podían ser ciertas. Pero al instante volvió a la realidad y negó, marchándose cabizbajo de la fiesta — te lo prometo — susurro para si misma viéndolo irse.

Clara Casi AngelesWhere stories live. Discover now