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CAPÍTULO TRECE
Algo Imposible.

Nico quería hablar con ellos en el living, cuando se encontraron todos juntos. La cara de Nico no preanunciaba buenas noticias, se lo veía pálido y tenso, y Felicitas le decía por lo bajo que no lo hiciera.

— ¿qué pasa, Nico? —preguntó Thiago preocupado.

— ¿yo tengo que estar acá sí o sí? — preguntó Tefi, odiosa como de costumbre.

— eso pregunto yo, ¿ella tiene que estar aca? — replicó Tacho, quien no la soportaba.

En pocos segundos se armó una discusión ruidosa, como cada vez que se reunían, y Nico los apaciguó con su clásico grito de — ¡basta! — y todos hicieron silencio.

— no, Tefi, no hace falta que vos estés acá, podés irte dijo Nico — ella se fue antes de que terminara de decirlo, y también Nico libero a Caridad y a Valeria y a Luca.

No quería incluir en esa reunión a los más nuevos porque no estaban familiarizados con los misterios que escondía el reloj del altillo; sería mucho lo que debería explicarles para que entendieran, y prefirió preservarlos, buscó las palabras más adecuadas para contarles a los que se quedaron lo que estaba ocurriendo, a pesar de la insistencia de Justina para que no lo hiciera.

Pero en ese momento sonó el teléfono de Nico, y por ser el testigo telefónico del casamiento de Salvador y Linda.

Cielo y Salvador, fueron a Urugay, en busca de la familia de Linda, pero como ingresaron de manera ilegal con un yate, que se les aruino, decidieron casarse de aquella manera Salvador podía darle la nacionalidad, y Nico por aquello decidió posponer la charla.

Aún bastante conturbado por el extraño casamiento de su amigo y por la agitación de los recuerdos, Nico volvió al living, donde los chicos lo esperaban muy ansiosos.

Le costó mucho encontrar las palabras para informarlos de todo, no quería asustarlos, pero tampoco mentirles, sino que supieran que se enfrentaban a gente muy peligrosa, pero, por sobre todo, no quería devolverlos a épocas oscuras en las que habían vivido sometidos.

— como ustedes saben, esta casa tiene algo muy especial, el reloj que está en el altillo no es un simple reloj.

— es un portal a Eudamón — explicó Cristóbal.

Los chicos estaban familiarizados con ese lenguaje, aunque no todos entendían a que se refería Nico con la palabra "portal", y mucho menos cómo Cielo podría haberse ido por allí; sin embargo, si Nico lo afirmaba, ellos lo creían.

— el portal es algo extraordinario, y no somos los únicos que sabemos de su existencia, hay otros que también lo buscan, e incluso hay gente muy peligrosa que está dispuesta a hacer cualquier cosa para desentrañar sus misterios.

— ¿qué gente? ¿qué cosas? — preguntó Thiago advirtiendo que la situación era seria de verdad.

Entonces Nico les dijo lo que sabía, les habló de esa amenazadora corporación que se había infiltrado entre ellos , y les reveló el procedimiento que habían hecho con alguno de los chicos, todos se impresionaron sobremanera cuando se enteraron de que tenían implantados unos microchips con los que podían manipularlos, y rápidamente se esparció el pánico como un reguero de pólvora.

— tienen que estar tranquilos, no les va a pasar nada, ya estoy investigando la manera de sacárselos.

— ¿pero ese dolor de cabeza que tuve fue por eso, boncha? — preguntó Lleca, asustado, refiriéndose a lo que le había causado para amenazar a Nico.

— sí, pero pueden neutralizarse.

Nico explicó que había consultado con un amigo experto en física y química, y que este había determinado que los implantes, de alguna manera, eran afectados por la energía del portal que coronaba la casa, modificando con un mecanismo la energía electromagnética de este, podrían neutralizar las activaciones remotas sobre los implantes.

Como casi nadie pareció entender lo que explicó, lo tradujo — quiere decir que mientras estén cerca de la casa, nada les puede pasar.

— ¿pero si estamos lejos? — inquirió Tacho.

— por ahora son vulnerables, pero estamos estudiando la manera de removérselos, además tienen que saber que Charly, el tío Charly como ustedes lo llaman, el profesor de cine, es uno de ellos, de modo que nadie tiene que confiar en él — todos volvieron a discutir, ahora con sus semblantes serios por el miedo y la preocupación — quería que supieran a qué nos enfrentamos, porque es la única manera de poder resolverlo — explicó Nico.

— ¿mi viejo tuvo algo que ver? — pregunta Thiago todos lo miraron sorprendidos por la pregunta.

— ¿Barto? — dijo Mar.

Nicolás les explicó que Bartolomé desapareció de un día a la mañana de la clínica en la que estaba internado y desde entonces no había rastro de él — pero no puede ser él, Barto es un bebé de pecho al lado de esta gente, y ahora que lo saben, quiero que vivan sin miedo.

— ¿y cómo hacemos eso? — dijo Clara, muy asustada.

— confiando en mí, sabiendo que yo estoy acá para cuidarlos, y que no voy a dejar que nada malo les pase, quiero que hagan una vida normal, que sigan con sus cosas, que se diviertan, que esto no modifique en nada sus rutinas, no quiero que pierdan la alegría — todos asintieron, aunque muy inquietos.

Clara miró a su tutor, complacida, también estaba preocupada, pero una vez más Nico había proyectado luz bajo la cama para espantar al monstruo.

— ¿en qué pensas? — le preguntó Nico al verla sentada sola sin aversión movido después de la reunión.

— en lo que dijiste.

— no tenes por que tener miedo...

— no tengo miedo — lo interrumpió — confíe en vos, y si vos dijiste que todo iba a estar buen yo se que va estar bien — dijo con una simcera tranquilidad y para asegurarle que era real lo que decía le sonrió.

Nico la miró emocionado, la abrazó y le agradeció su absoluta  confianza en él. Era lo único que necesitaba en ese momento saber que confiaban en él.

Los chicos seguían acongojados, y aún incrédulos hablaban entre ellos sobre lo confesado por Nico. Quisieron ayudarle de alguna manera y pensaron en el libro que les había caído del cielo.  Buscaron a Nico para hablarle sobre el libro, él les contó que se lo había dado a Charly y sobretodo les insisto en que se quedaran al margen.

— no me puedo creer el imán que tenemos para el peligro — protestó Tacho.

— es increíble — dijo Clara y todos la miraron — se dan cuenta que vivimos bajo un portal a otra dimensión.

— es verdad, es como que vivimos como si nada pasara como si no pasarán cosas raras y hay un portón.

— portal — la corrigió Thiago.

— bueno eso — le quita importancia Mar.

Mientras todos hablaban Jazmín jugaba entre sus manos con un relicario. Se lo había dado esa mañana su tía, la buscó para disculparse y explicarle que ella no sabía nada de lo que había echo su marido, le insisto en devolverle la casa y en comenzar una relación de tía y sobrina. Antes de irse le dio el relicario que había sido de su madre.

El relicario cayó al suelo y se abrió, dejando ver una pequeña llave que había escondida dentro.

En un primer momento todos creyeron que la llave pequeña y con formas extrañas podría tener algo que ver con el libro pero después se sacaron esa idea de la cabeza ¿qué tendría que ver el relicario de la madre de Jaz con el libro? Era algo imposible.

Clara Casi AngelesWhere stories live. Discover now