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CAPÍTULO DIEZ.
El Pasado.

El encuentro inesperado de una imagen de la niñez de Cielo, junto a sus viejis despertó unos temores en Barto y Justina, que reconocieron a esa niña como la niña que diez años atrás ellos mismos abandonaron.

— what the hell — logró decir la ama de llaves entre parpadeos de incredulidad.

— what the hellisimo — dijo Bartolomé sin sacar sus ojos de la imagen.

En ese momento solo podían pensar en que si la mucama llegaba a ser Ángeles Inchausti la siguiente vez que dirían eso sería encerrados en la cárcel.

— es parecida pero a lo mejor nos estamos confundiendo — dijo Justina albergando esperanzas en que así fuera, pero esas esperanzas se disiparon en segundos cuando vieron a Clara salir de la cocina — what the hell — repitió con una angustia creciente.

— what the hell al cubo — dijo Bartolomé siguiendo con su mirada a la de ojos celetes.

El parecido de ambas chicas nunca les había pasado desapercibido, pero creyeron que solo era una simple coincidencia, algo que a día de hoy y con lo que habían descubierto sobre Cielo parecía no serlo. ¿Tanta coincidencia podía haber? Dos chicas casi calcadas que llegaron juntas a la fundación y ahora una de ella de pequeña era igual a ella, a Ángeles Inchausti. ¿Eran o no eran?

La desesperación comenzaba a invadirlos a ambos, que no encontraban más excusas para apaciguar sus dudas, que por cada segunda que pasaba iban aumentando, más y más, apareciendo en sus cabezas nuevas preguntas.

— si la mucama es Ángeles Inchausti....

— la mocosa es Clara Inchasuti — continuó Bartolomé y miró a su ama de llaves — como no nos pudimos dar cuenta — paso su mano por su rostro sintiéndose el mayor idiota del mundo — a lo mejor se nos está pegando la bolidez de la bolida.

— pero ellas nos dijeron que no se conocían — recordó Justina para mirar a Bartolomé.

— si fueran... El diablo no lo permita, ¿vos crees que nos estan haciendo un acting, de que no se conocen, el acting de la mucama y la huerfanita, para poder vengarse?

— ya se hubieran vengado, ¿cierto? — dudó Justina.

Abandonarlas lejos, cada una en un lugar del bosque durante la noche más fría, lluviosa y oscura, al parecer no había sido suficiente para que ambas Inchausti desaparecieran, ni siquiera la pequeña, que creyeron que con tal solo cinco años no sobreviviria ni 24 horas, habia dejando de exisistir. Si esas chicas eran las herederas Inchausti habrían tenido la mayor suerte del mundo. Ningún niño habría sobrevivido en esas condiciones a no ser que tuvieran un angel de la guarda protengiendolas.

Barto y Justina decidieron repasar todo lo que las chicas les habían contado sobre su pasado, Cielo era acróbata, no conocía a sus padres y había sido criada por unos abuelos, Clara vivió junto al bosque, con una señora mayor, y tampoco conocía a sus padres. Más coincidencias.

— extraño ¿no? — preguntó Bartolomé con la idea de que habían venido a vengarse más patente que nunca. preguntándose como no se habia podido dar cuenta antes cuando las vio por primera vez, esa mirada — son ellas — sentenció, estaba seguro, ahora si.

— ¡basta señor! — gritó Justina dando un golpe en la mesa, sacándole esas ideas de la cabeza a Bartolomé — usted me a ejercitado en la sangre fría no nos rindamos — Y con esa misma sangre fría, idearon un plan, seguir a ambas chicas, investigarlas, sondearla, y si ellas, eran ellas. Y ellas sabían que eran ellas solo les quedaría una opción.

Clara Casi AngelesOnde histórias criam vida. Descubra agora