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CAPÍTULO TREINTA Y DOS
Cristóbal Bauer.

Todos se reunieron en la mansión a festejarle el cumpleaños a Cristóbal pero, aunque se esforzaron, fue muy difícil arrancarle una sonrisa.

Los acontecimientos sucedidos recientemente en su vida era algo que les constaba a todos, la vida de Cristóbal dio un giro de 160 grados en tan solo unas semanas, todo comenzó con la aparición de su madre Carla, quien el pensaba que se encontraba enferma en África, resultó ser una simple mentira creada por Nico para explicar el abandono de esta, luego apareció el falso James Jones, que en realidad era Marcos Ibarlucia, padre biológico de Cristóbal, para contarle aquello Nico le tuvo que decir que el no era su padre, y lo peor era que el ahora se enfrentaba a un juicio por la custodia del pequeño.

Cristóbal sabía que ese dia se conocería la sentencia, y por el excesivo optimismo de su padre, Nicolás, intuía que las cosas no iban bien.

Nico había decidido no presentarse a la lectura, en la que estaría representado pa su abogado, el no se perdería el cumpleaños de su hijo.

Cristóbal abrió cada regalo intentando mostrarse feliz Nico le regaló un triceratops a control remoto, y a pedido del propio Cristóbal, contrató un mago, le llamó mucho la atención que su hijo quisiera esto, ya que no le gustaban los magos más bien lo aburrían porque les descubría todos los trucos Su abuela Berta, o la madre de su padre, como preferia ella ser llamada, le regaló una momia que hablaba, Malvina le obsequió un juego didáctico para niños de seis meses a dos años, Cielo le regaló su vieja cámara fotográfica, Los Teen Angels le regalaron un flamante demo que habían grabado, además de un interesantísimo juego de estrategia, Monito, Alelí y Lleca le dieron una enciclopedia arqueológica, claramente, elegida por Nico, todos se sorprendieron cuando Luz, que casi no hablaba con nadie, se acercó y le regaló un par nuevo de walkie-talkies, idea propuesta por Cielo, hasta Justina le entregó un presente, una alcancía con forma de ataúd, Bartolomé le dio el tironcito de orejas y le regaló un par de medias.

Cristóbal se acercó a la pareja que bailaban de manera divertida en una esquina del salón. El pequeño Bauer les dijo que necesitaba pedirles un favor.

— lo que quieras, enano – dijo Rama.

— es un favor grosso, y no se puede enterar mi papá — Rama y Clara se miraron y ambos fruncieron el ceño cuando Cristóbal les dijo lo que necesitaba, pero accedieron sin dudarlo.

El show del mago fue muy divertido, y grandes y chicos se asombraron con trucos realmente sorprendentes, cuando el mago hizo el clásico truco de la desaparición del baúl, invitó al homenajeado a participar como partenaire, Nicolás supuso que Cristóbal se rehusaría, pues no era muy afecto a la exposición pública, sin embargo su hijo accedió de buena gana.

El mago lo ayudó a meterse dentro del baúl, lo cerró, hizo pasar a Alelí para que dijera las palabras mágicas, y luego abrieron el baúl, como era de esperarse, Cristóbal no estaba allí, todos aplaudieron, y el mago volvió a cerrar el baúl quiso hacer pasar a Luz para que dijera las palabras mágicas de la reaparición, pero ella no quiso, fue Monito el encargado, todos bromearon diciendo que Monito había dicho mal las palabras mágicas cuando, al abrir el baúl, Cristóbal no estaba allí, pero Nico se preocupó al ver la cara de desconcierto del mago y al instante Nico comprendió lo que estaba ocurriendo.

En ese momento, Cristóbal se encontraba frente a la mansión con Clara y Rama, que ya lo esperaban en un taxi, para acompañarlo al juzgado, Nico salió de la mansión, seguido por  todos los demás, y lo vieron partir.

La jueza estaba por proceder a la lectura del veredicto cuando se abrió la puerta de la sala de audiencias y entraron Rama, Clara y Cristóbal, agitados.

Clara Casi AngelesWhere stories live. Discover now