Parte 02 (Oliver)

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Organice todo lo que había en mi escritorio para recibir a Axel, mi mejor amigo, habíamos quedado en salir a tomar un café hoy para hablar sobre la nueva distribuidora para el club, él es el encargado de contratar al personal que hace falta e incluso de verificar que todo este en orden, es mi mano derecha.
Mi nombre es Oliver Ferrer, tengo 29 años y soy dueño de un club que mis padres me dejaron antes de irse de la ciudad, hace años odiaba la idea de ser el dueño y tener que hacerme cargo de todo esto, pero ahora les agradezco, me encanta este lugar.
No soy un hombre muy social pero intento divertirme con los que me rodean, aunque eso me cueste en algunas ocasiones, tengo unos cuántos amigos pero el más sincero y el que ha estado para mí en todo momento es Axel, es un año menor que yo, lo conocí cuándo él comenzó una pelea a las afueras del club, es una anécdota graciosa que a ambos nos encanta recordar.
Mis padres, Brianda y Roger, se fueron cuándo yo cumplí la mayoría de edad y decidieron que yo ya podía hacerme cargo de sus negocios para ellos disfrutar de su vida como adultos enamorados, se mudaron a Madrid después de mi cumpleaños y de vez en cuándo me hacen llamadas para saber cómo me encuentro, ahora soy un adulto y fácilmente puedo decirles que estoy bien, que no necesito de su presencia y que pueden estar tranquilos, tengo un hermano menor, quizás ahora tenga 21 años y esté llevando una vida bonita con padres amorosos, perdí todo tipo de conección con él y eso es lamentable.
Mi vida amorosa no es novedosa, he tenido unas cuantas novias pero ninguna ha sido formal, la última se llamaba Camila y era hermosa físicamente, aunque más tarde me dí cuenta de que su belleza solo era externa, su corazón latía solamente por el dinero o cosas materiales que yo pudiera brindarle, le encantaba presumir que su novio era dueño de un club grande y popular, pero no la culpo, le dí todo a manos llenas, nuestra relación se terminó porque ella no estaba lista para algo formal, solo quería vivir su juventud y ser feliz con sus amigos, me dolió, no puedo negarlo, pero era unos años menor que yo, seguramente su perspectiva sobre la vida era diferente a la mía.
No salgo mucho a fiestas puesto que en mi club hay una toda las noches, me gusta de vez en cuándo salir a mirar cómo los demás se divierten bailando junto a sus amigos, Axel me acompaña en todo momento ya que, al igual que yo, está soltero, solo que a él le encanta la diversión en exceso y vive el momento sin pensar en lo que pueda suceder el día de mañana.
Tengo mis metas claras, quiero trabajar para poder darle lo mejor a mi familia, si es que en algún momento llegó a tener una, quiero ser feliz. Axel abrió la puerta mientras tecleaba en su celular con una sonrisa que se extendía cada vez más.
Oliver.- Vaya, veo que alguien se encuentra demasiado feliz hoy.- me levanté de mi silla corrediza y tomé mi gabardina del perchero.
Axel: estoy quedando con una chica que conocí aquí anoche.- sacó la punta de su lengua acariciando su labio inferior.- estaba ebria sobre la banqueta y yo la lleve a su casa.
Oliver: tuviste suerte, pudiste haber sido denunciado por secuestro u otros crímenes.- su sonrisa se borró y apagó su celular para después hacer un gesto de disgusto.- lo siento por tumbar tu caballerismo, pero hoy en día no puedes recoger a una persona desconocida de la banqueta para subirla a tu auto.
Axel: que poco amigable eres, eh.- cerré la puerta después de empujarlo hacia afuera de la oficina y le sonreí.
Oliver: pero aún así, la chica está a salvo gracias a ti, estoy orgulloso.- volvió a sonreír cómo un niño y pasó su brazo por mis hombros cómo siempre solía hacerlo. Ambos nos convertimos en mejores amigos, casi hermanos, soy su consejero personal y él es el mismo, aunque rara vez le platico mis problemas ya que prefiero no preocupar a nadie con ellos, siempre he pensado que son cosas que a nadie le importan y que solamente te aconsejan para demostrar que de alguna u otra forma te escucharon.
Espero encontrar a la mujer de mi vida, no importa cuando o en qué momento, no quiero presionar al destino y al final arrepentirme de ello, quiero que él se encargue de elegir el tiempo correcto para mí, por ahora seguiré trabajando para y por mí.

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