Capítulo 107

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Llegamos a su casa, él me llevaba cargando en sus brazos mientras el vestido acariciaba sus muslos, me había quitado los zapatos debido a que comenzaba a sentirme un poco incómoda con ellos puestos, cerró la puerta de su casa con la suela de su zapato y comenzó a subir las escaleras con cuidado, al terminar el último escalón había pequeñas veladoras encendidas, estas eran protegidas por un pequeño plato de cristal, abrió la puerta de su habitación y entramos ahí, había muchos pétalos de rosas esparcidos en el suelo y un corazón enorme de pétalos en el centro de la cama, además de unas cuantas bolsas de compras que estaban colocadas arriba del pequeño buró con lámpara.
Aitana: ¿tú hiciste esto?- asintió orgulloso mientras dejaba que mis pies descalzos tocarán el suelo.- es precioso, Oliver, me encanta.
Oliver: te he comprado unas cuántas cosas.- se adelantó al otro extremo de la habitación y tomó las bolsas para después dirigirse a mí.- ábrelo.- las tomé y le sonreí, después comencé a sacar lo que había en la primera de color rosa, un conjunto de ropa interior de encaje, sentí mis mejillas calientes y al parecer él lo notó ya que había soltado una risita picarona, en la segunda bolsa había un vestido pequeño de color violeta y unos zapatos de algodón para Nadine, hice un puchero al mirarlo y él me sonrió con ternura, la tercera bolsa era más pequeña, tenía una caja de color café, dejé todas las cosas en la orilla de la cama para poder abrir aquella caja, esta tenía tiritas de papel arrugado de colores, había algunas fotos de ambos dentro y mis dulces favoritos, al final de esta había otra caja de color roja, sabía lo que era, dejé la caja café sobre la cama y tomé la otra en mis manos para abrirla, había un anillo completamente diferente al anterior.
Oliver: preferí dejarlo ahí para que así tuvieras tiempo de pensar las cosas y no presionarte ante la decisión que quieras tomar...- suspiró, podía notar el nerviosismo en su voz.- es cómo un regalo...- lo interrumpí tomando una de sus manos.
Aitana: si quiero.- él me miró confundido y un poco sorprendido, no sabía cómo reaccionar ante mi respuesta.- ¿me lo pones?- él aún sin poder reaccionar asintió, desprendió el anillo de la caja y lo deslizó por mi dedo anular izquierdo, sonreí y le dí un beso en los labios.
Oliver: ¿me estás diciendo que sí quieres ser mi esposa?- asentí con ilusión, sus ojos se tornaron rojizos y enseguida comenzaron a formarse lágrimas dentro de estos, se dió la vuelta y caminó hasta el balcón para después tomar una bocanada de aire.- ¡Dijo que sí! ¡soy el hombre más feliz del mundo!
Aitana: shh, despertarás a los vecinos.- comencé a reír y lo arrastré hasta el interior de la habitación, él me abrazó con fuerza y hundió su cara en mi cuello humedeciendolo con sus lágrimas.
Oliver: es que quiero que todo mundo se enteré, ahora sí, puedo decir que soy feliz en su totalidad.- quitó unos mechones de mi frente y después dejó un beso suave ahí.- te amo, mi futura esposa.
Aitana: y yo te amo a ti, futuro esposo.- ambos reímos y después nos dimos un beso que deseábamos no terminar, comencé a retroceder sin dejar de besarlo, llegamos al borde de la cama y nos subimos con delicadeza deshaciendo el corazón de pétalos.
Oliver: cariño...no quiero perjudicarte.- dijo sobre mis labios, una de sus manos acariciaba mi muslo.- nuestra pequeña Nadine ya está creciendo, no quiero que por un descuido algo salga mal.
Aitana: no sucederá nada, el médico no ha prohibido nada.- rodeé su cuello para que me dejará besarlo.- te deseo, Oliver.
Oliver: seré cuidadoso.- asentí con una sonrisa, lo miraba tratando de que se diera cuenta de lo mucho que confiaba en él, subió mi vestido hasta sacarlo por encima de mi cabeza, sonrió al mirarme el vientre y comenzó a dejar besos en el.- trataré bien a mamá, ¿de acuerdo?- reí, comenzó a quitarse la ropa hasta quedar completamente desnudo y se acomodó, su mano comenzó a jugar en mi entrepierna causandome escalofríos satisfactorios, sus labios atraparon los míos de una manera apasionada y romántica, metió su otra mano por debajo de mi sostén y comenzó a apretar mi seno con suavidad.
Aitana: saldrá leche.- eso fue tan inoportuno de mi parte pero lo hice reír, mi voz salió entre gemidos y mi risa fue acompañada por jadeos. Dejó un beso suave en mis senos y retiró su mano, se lo agradecía internamente ya que últimamente estos me pesaban e incluso dolían.
Comenzó a besar mi cuello y subió por mi mandíbula hasta llegar a mis labios abiertos por los gemidos, metió su lengua buscando con desesperación a la mía, nuevamente bajó dejando un camino de besos hasta mi abdomen, se recostó entre mis piernas y hundió su cara ahí, sentí su lengua húmeda y fresca pasar por encima de mi vulva, apreté las sábanas y miré hacia arriba encorvando un poco mi espalda baja, él se aferró a mis caderas moviendo su lengua de arriba hacia abajo y después de un lado hacia otro, succionaba y me daba un sin fin de sensaciones corporales.
Aitana: Oh Oliver...- su mirada se encontró con la mía, tomé su mano entrelazando sus dedos con los míos y comencé a gemir mientras mis piernas temblaban sobre sus hombros.- ¿podrías...- él no me dejó terminar, pasó su lengua por mi vientre hasta llegar a mis labios y se situó entre mis piernas acariciando mis genitales con los suyos, bajé mi mano y yo me encargue de guiarlo esta vez, tensó su mandíbula y cerró sus ojos soltando un gemido que se quedó cohibido en su garganta.
Comenzó a mover sus caderas, entrando y saliendo de mi con sutileza, rodeó mi cabeza con sus manos y comenzó a llenar mi cara de besos.
Oliver: te amo, Aitana, y te haré extremadamente feliz.- solté un gemido y después asentí con una sonrisa.- hablaré con tus padres en estos días para contarles nuestros planes, quiero casarme contigo cuánto antes pero también quiero que sea la boda de tus sueños.
Aitana: mi amor...- mi voz sonaba entre cortada, él me veía fijamente, parecía que se perdía en mi mirada, contenía los gemidos pero yo no podía.- ¿podemos hablar de esto...después?
Oliver: por supuesto, preciosa.- dejó un beso en la punta de mi nariz y después comenzó a penetrarme con un poco de rapidez, su piel chocaba con la mía y ya mi espalda comenzaba a sentirse acalorada, los pétalos de rosa se quedaban pegados en nuestra piel y las velas alumbraban románticamente la habitación, besos, caricias y muchos te amo no faltaron durante la noche, me sentía inmensamente feliz.

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