Capítulo 71

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Salí de la academia sintiéndome un poco más liberada, hoy había tocado el piano frente a los estudiantes y ellos me habían imitado, fue increíble. Decidí caminar un poco antes de tomar un taxi, por aquí pasaban frecuentemente así que no tendría problema al tratar de conseguir alguno.
Mi madre me había llamado un par de veces para verificar que yo estuviera bien, hoy por la mañana intenté entablar una conversación con mi padre pero nuevamente fue un fracaso, su celular sonó y lo tomó cómo prioridad, no sé sí él estaba siendo exagerado o es que lo que hice fue algo que realmente lo lastimó, si fue así, lo sigo lamentando.
No había noche en la que no rompiera en llanto, incluso a mitad del trabajo o de la clase me sentía completamente derrotada y comenzaba a llorar son sentirlo, mis ojos ya se sentían cansados y mis párpados me ardían en cada pestañeo, además de que mi energía se estaba acabando.
Haber perdido a mi padre el mismo día en el que perdí a Oliver fue algo realmente desgarrante, me dolía el alma, por una cosa más que por la otra pero al final de cuentas me dolía.
Un auto se detuvo a mi costado, levanté mi cabeza y observé que de la parte trasera del auto se asomaba aquella mujer que había visto en el restaurante de mi madre, llevaba lentes de sol que se quitó en cuanto mi mirada chocó con la de ella, me sonrió pero yo no pude corresponderle.
Alba: vaya, que coincidencia.- abrió la puerta del auto y bajó haciéndole señas a alguien que no logré mirar.- no creí encontrarte aquí, ¿puedo invitarte a comer?
Aitana: no...- suspiré cansada, ella me miró suplicante, de pronto la miré vulnerable...yo no he sido escuchada, no quiero que nadie más pase por lo mismo.- está bien, pero que sea rápido ¿de acuerdo?- asintió, me invitó a subir en su auto, este era conducido por un hombre mayor que llevaba traje negro, a mi lado había un chico con cabello rubio y ojos verdes, me miró confundido pero aún así me sonrió.
Alba: por favor, llévanos a un restaurante, que por tu conocimiento, tenga platillos deliciosos.- el chófer asintió y comenzó a conducir en total silencio. Me sentía demasiado cansada así que no importaba el silencio que reinaba dentro del auto, mi cuerpo se relajó en el asiento y por un momento sentí que mi mente comenzó a viajar a otra dimensión.
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Llegamos a un restaurante de comida china, que buenos conocimientos tenía el conductor, bajamos del auto y entramos, el chico y yo elegimos una mesa mientras que "Alba" se encargaba de ordenar.
Xx: bueno, no tuvimos la oportunidad de presentarnos en el auto.- me sonrió nervioso, se limpió la mano en una servilleta y después la colocó frente a mí.- soy Valentín.
Aitana: hola Valentín, mucho gusto, yo soy Aitana.- estreché mi mano con la de él y después nos soltamos sin problema.- ¿y por qué estás con ella? ¿desde cuándo se conocen?
Valentín: bueno, ella me conoce desde que yo era un jodido pedazo de cosa extraña en su cuerpo.- burló, tenía sus manos entre sus piernas y se frotaban nerviosamente entre sí.- y yo la conozco a ella desde que tengo uso de memoria, soy su hijo, tengo 17 años.- sentí mis latidos acelerados, mi corazón golpeaba ansiosamente mi pecho y mi vista comenzaba a nublarse, él borró su sonrisa y pareció preocuparse por mí.- oh carajo, ¿te sientes mal?
Aitana: no.- limpié la lágrima que amenazaba por soltarse de mis pestañas y después lo miré.- se supone que yo soy hija de esta señora, pero a mí sí me abandonó, conmigo no estuvo lista para ser mamá.
Valentín: carajo...- su cuerpo se desinfló sobre la silla y cubrió su boca sin dejar de mirarme.- entonces ¿somos hermanos?- me encogí de hombros mientras mordía mi labio inferior y comenzaba a jugar con mis dedos.
Alba: ¿qué pasa?- se acercó alarmante y se sentó a lado de Valentín, me miró preocupada mientras abrazaba a su hijo.
Valentín: mamá, ¿Aitana es mi hermana?- Alba lanzó un suspiro, me miró y después acarició el hombro de Valentín.
Alba: no quería se conocieran así sin antes haberles dado una introducción.- sonrió nerviosa.- ustedes son hermanos.
Aitana: ¿puede explicarme...por qué?- mi voz sonaba entrecortada, coloque mis manos a la altura de mis labios y los oculte detrás de ellas.- ¿por qué conmigo no?- dejó de abrazar a Valentín y después se acomodó en el asiento.- no digo que Valentín no merezca ese amor, tampoco quiero decir que él también tendría que haber sido abandonado, solo que...yo también era una bebé y también era su hija.
Alba: era demasiado joven, muy estúpida e inmadura.- suspiró.- ni siquiera tenía una idea de lo que conllevaría ser una madre, tampoco quería ser mala para ti, por lo tanto, me alejé antes de hacerte daño.
Aitana: fue una salida demasiado sencilla ¿no?- me sentía demasiado vulnerable, ni siquiera tenía la fuerza para levantar la voz.- me dejó en los brazos de mi papá sin ningún remordimiento y le dijo que no estaba lista para ser madre, me cargó en su vientre haciéndoles creer a todos que yo era lo que usted más deseaba y al final me abandonó.- Valentín nos veía a ambas y sentía lastima por él.- sé que tú no deberías de escuchar esto, te pido perdón si en algún punto de la conversación te lastimo, no quiero hacerlo.
Valentín: está bien, tranquila.- acarició mi antebrazo y me sonrió. Una chica colocó sobre la mesa algunos platos de comida que para mí eran irreconocibles, ni siquiera sabía cómo comerlos, además de que me sentía asqueada.
Alba: regresé ahora porque quiero recuperar ese tiempo que perdí estando lejos de ti, quiero que recibas el amor de madre que tuviste que haber recibido desde que naciste.- tomé un poco de aire antes de hablar, sentía que la lengua se me quedaba trabada y mi respiración se cortaba frecuentemente.
Aitana: no...- me miró fijamente con las cejas arrugadas, sé que sentía lastima.- nunca me hizo falta amor y eso se lo tengo que agradecer a usted, mi padre me amó desde el día en el que usted me dejó en sus brazos, su esposa me cuidó desde que conoció a mi padre y supo de mi existencia, fácilmente puedo decirle a usted que Priscila es mi madre, quizás no llevo la misma sangre que ella, pero sé que la amo más que a nada.- las lágrimas resbalaron por mis mejillas sin querer detenerse y humedecian mis nudillos.- lamento si con esto estoy lastimando a alguien, pero no tengo intenciones de tener una relación de madre e hija con usted, ni siquiera quiero tenerle cerca, tampoco convivir con usted, yo siento que estoy hablando con una desconocida.
Alba: lo entiendo y lo respeto.- tragó saliva con dificultad y después me señaló la comida.- come antes de que se enfríe.- tomé los palillos que estaban sobre una servilleta, tenía ganas inmensas de llorar y de correr a los brazos de Priscila. Comencé a tomar los fideos y los metí a mi boca sintiendo cómo mis manos temblaban, seguí llorando, me sentía cómo una niña solitaria que se perdió en un laberinto y no encuentra a las personas que ama, Valentín se levantó de su silla y se sentó a mi lado para abrazarme por los hombros.
Alba: al menos deja que Valentín forme parte de tu vida ¿de acuerdo?, son hermanos y parece que esa noticia le ha sentado muy bien.- asentí mientras escondía mi cara en el hombro de mi ahora hermano, ni siquiera tenía dudas sobre mí parentesco con él, tenía el mismo lunar en el cuello que yo, además de sus manías de nerviosismo y la forma de sus ojos.

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