Capítulo 105

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Me dolía un poco el cuerpo y aún tenía sensibilidad en el vientre, el médico dijo que tendría que guardar reposo ya que debido al golpe corría el riesgo de tener una amenaza de aborto, me encontraba sentada en el borde de la cama del hospital mientras una enfermera me retiraba las agujas del antebrazo, llevaba mi ropa puesta ya que según no era necesario dejarme internada el día de hoy.
La puerta de la habitación se abrió de golpe dejándome ver a Oliver, su rostro estaba completamente rojo al igual que sus ojos, le sonreí y él se rompió a llorar mientras se ponía en cuclillas frente a mí y tomaba mi mano.
Aitana: todo está bien.- acaricié su nuca, la enfermera me sonrió y después se retiró con el material que había utilizado.- me asusté mucho.- confesé sintiendo el llanto cubrir mis ojos, él me miró y después se puso de pie para abrazarme.
Oliver: no te volveré a dejar sola nunca más ¿de acuerdo?- no respondí, solo me deje abrazar por él.- ¿qué te dijo el médico?
Aitana: me dijo que no había sido un golpe de gran impacto pero si lo suficientemente fuerte para provocarme una amenaza de aborto...- dejó de abrazarme y me miró fijamente.- me ordenó reposo total para evitarlo y constantes chequeos con mi ginecólogo.
Oliver: de acuerdo, a partir de hoy nada de esfuerzos ¿entendido?- asentí mirándolo a los ojos y le sonreí.
Papá: hija...- su voz atravesó mis oídos y las ganas de llorar se triplicaron, me giré hacia la puerta, ahí estaba mi padre acompañado de mi madre.- ¿le darías un abrazo a tu papá?- sus ojos se llenaron de lágrimas con rapidez y se colocó frente a mí, Oliver se hizo a un lado cuándo mi padre se acercó, dude unos segundos y no porque no quisiera abrazarlo, mirarlo después de mucho tiempo me hizo dudar si esto era real, tomó la iniciativa y me rodeó con sus brazos dejándome respirar el olor de su perfume habitual, comencé a llorar cómo sí fuera una niña pequeña y apreté mis brazos alrededor de su cintura hasta terminar en su espalda, mi madre se acercó y nos abrazó a ambos, con mi mano busque a Oliver y enseguida lo sentí conmigo cuándo entrelazó nuestras manos.
Papá: lo lamento tanto...- me dejó un beso en la frente y nuevamente se acurrucó sobre ella.- eres mi única hija y te he tratado muy mal, no lo mereces.
Aitana: claro que sí, te he decepcionado en múltiples ocasiones...lo siento por causarte tanto daño.- mi padre dejó de abrazarme y me miró fijamente rodeando mi rostro.
Papá: no me has decepcionado, nunca, así que no vuelvas a decir eso.- limpió sus lágrimas pero fue inútil ya que volvieron a humedecer sus mejillas.- eres mi orgullo y siempre será así, te amo, hija, y te suplico que me perdones.
Aitana: ni siquiera tienes que pedirlo, gracias por volver a mí, papá.- le sonreí y él enseguida hizo lo mismo pero sin contener el llanto.- los amo.
Priscila: y nosotros te amamos a ti, muñeca.- me dió un beso en la mejilla y después miró a Oliver.- gracias por estar con mi niña en todo momento y no dejarla sola.
Oliver: jamás la dejaría sola, es la chica de mis ojos.- me sonrió mientras acariciaba mis nudillos.- me gustaría invitarlos a comer al salir del hospital, pero considero necesario que Aitana vaya a descansar.
Papá: ¿vendrás con nosotros, cierto?- me mordí el labio inferior, me miraban buscando una respuesta y yo no sabía que decir.- no veo un anillo en tu mano, hija, no puedo dejarte ir.
Oliver: oh, si es así, vayamos a mi casa, tengo el anillo.- mi padre sonrió y le dió unas palmaditas en el hombro a Oliver.- lo siento, es que me he acostumbrado a compartir mis días con Aitana.
Papá: entonces vayan planeando la boda, yo los apoyaré incondicionalmente si el amor es sincero y si así lo desean, dejaré que mi hija se quede contigo hasta que repose lo necesario, después, quiero que regrese a casa.
Oliver: de acuerdo.- sonrió no muy convencido pero sabía que eso era lo correcto.- me gustaría estar con ella todo el día, sin embargo, por las noches tengo que ir a trabajar, qué les parecería si la llevo por las tardes a casa de ustedes y paso por ella a la mañana siguiente.
Papá: no quieres dejarla ir ¿cierto?- Oliver sonrió apenado y bajo su mirada.- está bien, también a mí me cuesta muchísimo dejarla ir.
Aitana: estoy tan contenta de que ustedes hayan arreglado las cosas y de que estemos juntos, no puedo pedir nada más en el mundo, mis días de agonía han terminado.- suspiré con cansancio y mi padre me abrazó con fuerza.- gracias.
Papá: gracias por ser tan maravillosa y perdóname por hacerte tanto daño, de hoy en adelante, te cuidare más que cuándo eras pequeña y esperaré a mi nieto con ansías.- me acarició el vientre y sus ojos se humedecieron.- mi pequeña ya no tan pequeña.

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