Parte 19

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El enojo había sido suficiente para quedarme dormida con la frente recargada en la puerta del copiloto, abrí los ojos cuando sentí una luz pesada en los párpados, tarde en acostumbrarme a la iluminación, me acomodé mejor para poder cubrir la luz con una de las partes del auto, nos encontrábamos en una gasolinera, a lado había una tienda con todas las luces encendidas, al parecer tenían abierto las 24 horas.
Oliver: no quería despertarte, pero ponerte bajo un faro fue mi mejor solución para que lo hicieras.- pegue un salto en mi asiento, creí que él ni siquiera estaba aquí, lo miré y extendió una pequeña bolsa.- ten para que comas, aún nos faltan 3 horas de camino y tu estómago no deja de invadir mi cómodo silencio.
Aitana: perdona por tener hambre.- tomé la bolsa con delicadeza y saque lo que tenía dentro, era una caja con rosquillas pequeñas y una botella de yogurt.- y gracias por comprarme esto.- él no respondió, solo podía sentir su mirada mientras yo abría la caja de rosquillas, tomé la que tenía vainilla y le dí una mordida que mi paladar disfrutó.
Oliver: bien, pongámonos en marcha.- no le respondí, yo estaba completamente atenta a cada uno de los sabores que mi paladar sentía, el yogurt era de manzana y tenía ligeros trocitos de esta, sabía increíble.- sé que no tienes que creerme y que tampoco tienes que perdonarme cada vez que te lo pida, no quiero tratarte mal.
Aitana: es que no entiendo.- limpie la comisura de mis labios y lo miré.- estábamos tan bien cuándo llegamos del parque y de repente empiezas a ignorarme, cuándo nos vimos por tercera vez tú dijiste que entendías porque Acacia actuaba tan inmadura, culpaste a su edad, ¿y tú?
Oliver: es una historia muy larga de contar y para eso necesitamos estar en un ambiente más cómodo, es complicado ¿sabes?
Aitana: de acuerdo.- me acomodé nuevamente y le dí una mordida más a la rosquilla.- entonces tengamos una cita.
Oliver: ¿una cita?- frunció ambas cejas y negó enseguida.- sabes que eso es prácticamente imposible, Aitana, soy mucho mayor que tú.
Aitana: oye tranquilo, no estoy diciendo que en esa cita nos vamos a besar con tanta pasión que terminaremos en la cama y al día siguiente nos casaremos y tendremos hijos.- parece que no esperaba esa respuesta de mi parte, pude ver cómo pasaba saliva con dificultad.- los amigos también pueden tener citas, así que, tengamos una y me cuentas que es lo que te sucede, quizás yo te pueda ayudar de alguna forma.
Oliver: de acuerdo.- suspiró.- tengamos una cita la próxima semana, este fin tengo agenda llena y los primos días de la siguiente semana también, yo te enviaré mensaje con el lugar y la hora en la que pasaré por ti.
Aitana: ¿haremos todo con caballerosidad?- burlé y él puso los ojos en blanco.- está bien, aunque creo que hay un problema.- él me miró con total atención mientras el semáforo estaba en rojo.- no tienes mi número.
Oliver: apuntaló aquí.- colocó su dedo índice en la parte trasera de su celular y este enseguida se desbloqueó, después me lo entregó, entre a sus contactos y agregue el mío cómo "Preciosa", después de guardarlo lo apague y lo deje cerca de su alcance.
Aitana: ten un poco.- me incliné hacia él con la mitad de rosquilla en mi mano y se la coloqué sorpresivamente en los labios, no tuvo oportunidad de negarse, le dió una mordida y después me miró con disgusto.- ¿quieres un poco de yogur?
Oliver: lo aceptaré solo porque la rosquilla sabe a tierra ¿de acuerdo?- asentí y le entregué la botella, este le dió un sorbo y después me la regresó.
Aitana: algunas personas dicen que cuándo compartes tu bebida con una persona eso se convierte prácticamente en un beso.- me miró de reojo.- porque estarían compartiendo saliva y la marca de los labios está en el pico de la botella, así que nos hemos besado, Oliver.
Oliver: ¿pero que tonterías dices, Aitana?- reí y le dí un sorbo al yogur.- esa es la cosa más tonta que he escuchado en toda mi vida.
Aitana: a veces pienso que empiezas a odiarme y que incluso deje de agradarte.- fingí decepción y le hice un puchero, este me miró y puso los ojos en blanco.- acéptalo, estoy siendo una molestia para ti que nunca pensaste tener, pero no tienes de otra, tendrás que lidiar conmigo hasta que tú decidas alejarte de mi y evitar estos encuentros.
Oliver: guarda silencio o tendré que subirte al maletero.- me coloque la mano recta en la frente tal cual lo hacen los militares y después me senté mejor en el asiento para terminar de comer la rosquilla.
El camino transcurrió lento y con algunas platicas sin sentido que salían de mi, ya no dormí y le ayude a que él tampoco se quedara dormido mientras conducía, el sol bochornoso de la mañana comenzaba a asomarse iluminando el cielo de un color diferente, comenzaban a circular más autos y los pajaritos ya se acomodaban en algunos jardines.
Después de un rato llegamos a mi casa, al parecer mi padre ya se había ido al trabajo por lo tanto no habría ningún interrogatorio, me quité el cinturón de seguridad y lancé un suspiro mientras lo veía.
Aitana: muchas gracias, señor conductor, fue un paseo muy agotador pero agradable.- sonreí, él asintió desbloqueando las puertas.- cuándo tengamos nuestra cita, ¿me puedes enseñar tus tatuajes?
Oliver: baja ya, Aitana, tengo que dormir antes de ir nuevamente al club.- fruncí la nariz disgustada por su comentario, cuándo el miró por su ventanilla, me incliné hacia él para darle un beso en la mejilla, se giró de inmediato quedando a pocos centímetros de mi cara, entonces me aparte sin dejar de sonreír.
Aitana: nos vemos, Oliver.- abrí la puerta y me bajé.- oh cierto, mi maleta.- abrí la puerta trasera para bajar mi maleta y él habló.
Oliver: ¿me puedes regalar los dulces que te dió tu amigo?- lo miré dudosa, creí que tenía un gusto muy diferente y los dulces no formaban parte de su lista.- los necesitaré hoy, por favor.- asentí, metí la mano en el bolsillo de mi suéter y le entregué los dulces por encima de los asientos.- gracias, duerme bien.
Aitana: igualmente, Oliver, hasta luego.- cerré la puerta y después entre, este me dijo adiós con la mano y comenzó a conducir hasta desaparecer en una esquina.
Comenzaba a sentirme bien con él, darle un beso en la mejilla fue más un impulso porque en mis planes no estaba, pero tampoco me arrepiento.
Entre a casa, mi madre se encontraba en el umbral de la puerta de la cocina, tenía los brazos cruzados sobre el pecho y me miraba con picardía.
Priscila: así que.- hizo una pausa y se encaminó para darme un beso en la frente y hacerme dejar la maleta en el suelo.- ¿y ese chico al que le diste un beso?
Aitana: oh...- reí, tenía que buscar las palabras correctas para que ella no comenzará a sonrojarme con el tema.- creí que los padres de Acacia llegarían acá hoy por la mañana, sin embargo, decidieron que llegarían hasta mañana y pues no podía quedarme, justo mañana es la inauguración de tu restaurante, no quiero faltar, además de que mi padre me sentenció.
Priscila: ajá pero ¿eso que tiene que ver con el chico?- suspiré, al parecer no se daría por vencida hasta que yo le dijera algo al respecto.
Aitana: bueno, él es Oliver Ferrer, primo de Acacia, casualmente es el chico que le vendió el restaurante a mi padre.- mordí mi labio inferior con nerviosismo, ella abrió la boca con asombro.
Priscila: no me digas...ese chico tiene casi 30 años, hija, ¿tan cercanos son? ¿por qué tenías que darle un beso?- no sabía que responderle y era entendible que comenzará a hacer preguntas.
Aitana: es un amigo, aunque no sé...quizás me agrada un poco.- frotó su frente, entendía que estaba preocupada.- pero no tienes que estresarte, mamá, te prometo que voy a proteger mi corazón.- le dí un abrazo para calmar su preocupación, soltó un suspiro y después me envolvió con sus brazos.
Priscila: eso espero, mi pequeña, y busca cómo le dirás a tu padre lo que sientes... él no estará de acuerdo con esto.- asentí sin contener la risa, aún no éramos novios, ni siquiera sabía si yo le agradaba a él y mi madre ya estaba pensando que lo traería a casa.

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