Capítulo 98

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Habían pasado un par de días, a Oliver lo habían dado de alta ayer por la noche pero ya no pude ir a verlo debido a la discusión que habíamos tenido, después de que él dijo que me apoyaría, me pidió que me fuera ya que quería estar solo, a pesar de que insistí en que me quedaría por un rato más, él se negó recostandose en su cama y cubriéndose gran parte del cuerpo.
Había salido de vacaciones de la academia así que tenía la tarde libre, mi madre no quería que me esforzará tanto en el trabajo e incluso estaba considerando la idea de darme unas vacaciones, la presencia de mi padre en el restaurante le era de mucha ayuda ya que se encargaba de las mercancías y todas esas cosas.
Había preparado empanadas de carne con verdura, también hice una jarra con limonada y corte algunas frutas para la película de esta noche, ellos llegarían en cualquier momento, preparé la mesa y limpié todo lo que había ensuciado al preparar la cena. El timbre de la puerta se escuchó y corrí para abrir, gire el picaporte y me encontré con Oliver parado frente a mí, se veía pálido pero aún así me regaló una sonrisa por educación.
Aitana: ¿qué haces aquí?- miró a mis espaldas y después me miró a mi.
Oliver: recibí una llamada de tu padre hace un momento diciendo que quería hablar sobre algo conmigo.- él parecía estar confundido ya que me miraba en busca de alguna respuesta.- por lo visto, tú no sabes nada, ¿cierto?- negué.
Aitana: pasa, ellos no tardan en llegar.- asintió y me hizo una seña con su mano para que yo entrara sin problema.- es extraño que mi padre te haya llamado, creí que había borrado tu número cuándo cerraron el trato del restaurante.
Oliver: no, tu padre siempre ha tenido mi número, cuándo te accidentaste tu madre fue quien me llamó.- asentí comprendiendo las cosas.- ¿cómo te has sentido?
Aitana: bien, un poco débil pero nada grave.- asintió con una sonrisa y frotó el puente de su nariz.
Oliver: parece que los síntomas del embarazo me están golpeando a mí.- soltó una risita que endulzó mis oídos.- desde hace tiempo tengo vómitos, náuseas matutinas, mucha fatiga y algunos antojos.
Aitana: vaya.- reí.- no creí que eso podría suceder, cuándo estuvimos en París tuviste algunos malestares ¿recuerdas?
Oliver: sí, desde entonces me he sentido así, fui al médico pero solo me dió algunas pastillas para controlar las náuseas, las cuáles, no funcionaron.
Aitana: ya veo.- reí y me senté a su lado.- ¿cómo has estado? ¿no te duele la herida?
Oliver: sí, estoy adolorido aún, también estoy tomando medicamento para el dolor y para evitar alguna infección.- asentí con una sonrisa.- ¿puedo...tocar?- señaló mi vientre, lo miré confundida y él lanzó un suspiro.
Aitana: aún no se siente nada.- reí avergonzada y un poco nostálgica por su reacción.- pero puedes hacerlo.- él asintió agradecido, se acercó a mí con nerviosismo y pasó su mano por encima de mi camisa, una sonrisa se dibujo en su rostro.
Oliver: la imaginación es muy poderosa.- me hizo caricias circulares y después se alejó. La puerta principal se abrió de golpe, ambos nos pusimos de pie para recibirlos, sin embargo, mi padre entró a paso apresurado y sin pensarlo me dió un golpe en la mejilla que me borró la sonrisa.
Madre: ¡Gael!- mi madre lo empujó y Oliver me sujetó por los hombros evitando que cayera sobre el sofá.- ¡es tu hija, dios mío!
Papá: ¿cómo pudiste hacerme esto, Aitana?- lo miré fijamente con lágrimas en los ojos, mi mejilla me ardía.- tienes una vida por delante, ¿cómo fuiste tan estúpida de no cuidarte y quedar embarazada?- se acercó a mí con alguna intención debido a su enojo pero Oliver me puso detrás de él enfrentando a mi padre.
Oliver: señor Gael, está demasiado molesto ahora mismo y en 5 minutos puede cometer algo de lo cual se arrepentirá después, hablemos cómo los adultos que somos.- mi padre lo empujó y Oliver aún así intentó protegerme con su cuerpo.
Papá: claro, lo dices tan tranquilamente porque no eres tú quien cargará con un bebé en su vientre y en su vida, ¿verdad?, quiero que te vayas de aquí y no te aparezcas nunca más en nuestras vidas.
Oliver: lo haré, señor, pero me llevaré a Aitana.- me tomó de la mano y me miró por unos segundos.- ella se viene conmigo, no la dejaré aquí hasta que usted sea quien la busque y le pida una disculpa por haberla lastimado.- me obligó a caminar a su lado, mi madre me acarició el hombro y miró a Oliver.
Madre: por favor, cuídala.- Oliver asintió con una sonrisa y miró a mi padre quien era detenido por mi madre, su cara estaba tan roja cómo la de un tómate y las venas en su frente estaban exaltadas.
Padre: Aitana, sí te vas, no quiero que vuelvas jamás.- lo miré por unos segundos sintiendo cómo el llanto se quedaba atrapado en mi garganta, Oliver me tomó de los hombros y cortó el contacto visual que estaba teniendo con mi padre, salimos de mi casa y me subió a su auto en el asiento del copiloto. Quería que mi padre saliera de casa pidiéndome que me quedará, yo justificaba sus acciones y desde un principio sabía que lo decepcionaría, irme de aquí me causaba un dolor en el pecho insoportable, Oliver comenzó a conducir y encendió la calefacción ya que yo estaba sin suéter, me quedé en silencio mirando a través de la ventana y Oliver no intentaba romper mi espacio, se lo agradecía.

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