Parte 64

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Oliver no había llegado en toda la noche, me había quedado en el sofá esperando a que llegara y poder hablar más tranquilamente, cuándo ví que no llegó y que tampoco respondió mis mensajes y llamadas, me fui a casa, sobre la mesa de centro dejé una nota que decía
*Lamento que te hayas enterado de esta forma, te aseguro que mi intención no era hacerte daño, al contrario, quería protegerte de los arranques de mi padre... aún tenemos que hablar sobre esto, no creo que sea correcto hablar de ello por medio de una nota en dónde solo me leerás a mí y no podrás escucharme, hablemos pronto."

No podía dejar de llorar en cualquier instante, mi madre me había dicho que me tomara el día libre pero negué a hacerlo, había entregado los uniformes ya y ahora atendía la caja registradora debido a que Acacia había descansado el día de hoy. Le había llamado unas cuantas veces a Oliver pero rechazaba mis llamadas, al parecer me había bloqueado ya que no podía enviarle mensajes de texto sin que dijera "error", me sentía demasiado impotente, mi madre me dijo que papá ya estaba enterado de la situación y que para nada estaba de acuerdo, incluso me dijo que reaccionó de una manera pésima.
Madre: es hora de tu descanso, mi vida.- me abrazó por la espalda dándome un beso en la mejilla, asentí cerrando la caja registradora.- ve a comer y regresa con cuidado.
Aitana: de acuerdo, volveré en un rato, mamá.- asintió con una sonrisa, dejé mi delantal colgado y después salí por la puerta trasera del restaurante. Los rayos cálidos del sol acariciaron mis mejillas dándoles un poco de consuelo, caminé por el estacionamiento y me dirigí a un parque cercano en dónde Acacia y yo habíamos comido la vez pasada. Me senté en la banca con las piernas cruzadas encima de esta y mire a los niños jugar, mi corazón latía tan desganado y el nudo en mi garganta no desaparecía, al contrario, se volvía más fuerte y doloroso.
Mi celular comenzó a sonar y lo tomé enseguida con la esperanza de leer su nombre en la pantalla, pero no era él, se trataba de un número desconocido, respondí.
Xx: buen día, recibimos una documentación y un video a nombre de Aitana Pierce en nuestra academia de música, ha sido aprobada para comenzar a impartir clases de piano.- lancé un suspiro y contuve mi llanto. Había olvidado por completo que había enviado solicitud para un empleo de principiante en piano, según daría algunas clases y también recibiría yo.
Aitana: de acuerdo...¿cuándo debo presentarme?
Xx: el lunes a primera hora para que así pueda ser asignada a su primer clase.- miré a mi alrededor conteniendo las lágrimas que amenazaban con desbordarse.- favor de presentarse con la documentación que envió por correo.
Aitana: muchas gracias, hasta luego.- dicho esto ambos colgamos, guardé nuevamente mi celular y miré al cielo soltando un poco del aire que me ayudaba a contener el llanto. Ni siquiera me causaba tanta emoción saber que me habían aceptado en esa academia, aunque claro que eso formaba parte de mis logros, me recargue en el respaldo de la banca y seguí mirando a los niños que corrían sobre el césped.
Nuevamente comenzó a timbrar mi celular, ahora se trataba de Acacia, dudé un poco en si debería de tomar la llamada o solo enviarla a buzón, sin embargo, fue muy insistente.
Acacia: ¿Aitana?, mierda me tenías demasiado preocupada...¿me puedes decir por qué Oliver está tan jodido físicamente?- guardé silencio apretando mi garganta y haciendo un esfuerzo enorme para no comenzar a llorar como una tonta.- ¿estás ahí?
Aitana: no me siento bien...¿podemos hablar luego?- no respondió nada y solo podía escuchar su respiración.- además de que pronto entraré al trabajo.
Acacia: está bien.- suspiró.- pero tengo que contarte algo muy importante y sé que eso te hará muy feliz, yo me siento emocionada y quiero gritar a los cuatro vientos lo que estoy viviendo, ¿podemos vernos?
Aitana: me da gusto que estés tan feliz.- la primer lágrima salió y mi voz sonó temblorosa.- estos días estaré muy ocupada, me aceptaron en la academia de música, creo que sólo podremos platicar en nuestra hora de comida.
Acacia: ¡Júramelo!- gritó tan fuerte que me hizo alejar el celular de mi oído.- ¡estoy tan feliz por ti!, sabía que te darían la oportunidad, aún recuerdo cuándo tocabas el piano en los centros comerciales y lo mucho que te emocionabas al hacerlo, incluso llegué a decirles a mis padres que compraran un piano para cuándo vinieras a visitarme, me siento muy orgullosa de ti, bebé.
Aitana: gracias, creo que aún no puedo digerir la noticia y no me siento muy contenta, te estaré contando cómo me va.- suspiré desanimada, por suerte ya no había preguntado nada más de Oliver, no quería romper en llanto cómo en las últimas horas.

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