Capítulo 99

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Llegamos a su casa, mientras yo veía las flores protegidas de su jardín él metía su auto al garaje, el cielo estrellado me daba cierta paz y el silencio me ayudaba a despejar mi mente, cerré mis ojos y elevé mi rostro al cielo para sentir la fresca brisa.
Oliver: entremos.- dijo casi en susurro mientras me acariciaba el antebrazo, lo seguí por el caminito de pequeñas piedras y juntos entramos a su casa, él acarició la pared hasta encontrar el interruptor de la luz y la encendió.- disculpa el desorden, no he tenido tiempo de limpiar.- se adelantó a la sala y comenzó a levantar algunos paquetes de frituras, una caja vacía de cigarrillos y un par de latas de refresco.
Aitana: no tengo problema.- le sonreí y él se dirigió a la cocina para tirar las cosas, me quedé sentada en el sofá esperando a que él llegará.
Oliver: ¿cenaste?- me gritó desde donde se encontraba, hice una pausa para que no se diera cuenta de mi voz vulnerable.
Aitana: no...aún no.- ya no me dijo nada, solo podía escuchar el sonido de algunos cubiertos chocando entre sí y algunas puertas azotandose.- ¿necesitas ayuda con algo?
Oliver: ¡no...todo está bajo control!- la manera en la que hablaba era acelerada, lo que me daba a entender que se estaba dando prisa con algo. La puerta se abrió y él salió con un plato en la mano y un vaso con jugo en la otra.- esto comí por la tarde antes de irme al club, tostadas de atún con aguacate.
Aitana: se ve delicioso.- tomé el plato entre mis manos y él colocó el vaso en la mesita central para luego sentarse en el sofá que estaba frente a mí. Le dí la primer mordida a la tostada, los recuerdos regresaron a mi mente dándome un golpe de realidad y sentí nuevamente la necesidad de llorar, comencé a masticar con dificultad y sentía que cada vez me era más imposible soportar el llanto, mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y una traicionera cayó sobre mi muñeca.
Oliver: está bien si necesitas llorar, Aitana, estoy aquí.- se sentó a mi lado y tomó el plato de tostadas para después pasar su brazo por mis hombros.
Aitana: lo siento...- y rompí en llanto, acurruque mi cabeza en su pecho y cubrí mis rostro con mis manos sin poder dejar de llorar.- todo lo hice mal y te perjudique, perdóname.
Oliver: a ver, escúchame.- levantó mi rostro colocando su dedo índice en mi barbilla y me miró fijamente.- eres lo más preciado que tengo y voy a protegerte de cualquier persona que quiera hacerte daño ¿entendido?, no dejaré que nadie te lastime y si eso significa ganarme el odio de tu padre, no me importa.- nuevamente me abrazó, pasando la palma de su mano por mi cabello.- ahora necesito que comas y después te llevaré a descansar, puedes dormir en mi habitación y yo me quedaré en la otra de huéspedes.
Aitana: no, yo puedo quedarme en esa, no tengo ningún problema.- asintió mientras me pasaba el plato con las tostadas, me crucé de piernas sobre el sofá y comencé a comer.- gracias y perdón por lo que te dijo mi padre.
Oliver: está bien, él de alguna forma quería protegerte pero su enojo lo cegó en su totalidad, quizás no supo cómo expresar sus emociones y lo hizo de la forma más incorrecta posible.- suspiró.- yo creí que tus padres ya sabían que estabas embarazada.
Aitana: no...mi padre ni siquiera sabe que tú y yo terminamos.- me limpie la comisura de mis labios y él me miró atentamente.- mi madre tampoco lo sabía pero le tocó estar cuándo el médico me dijo que estaba embarazada, así que le tuve que decir lo que había pasado entre nosotros.
Oliver: ¿por qué no querías decirles lo que había sucedido?- me encogí de hombros y desvíe la mirada.
Aitana: tenía miedo de que, de cierta manera, te quisieran lejos de mí.- me sonrió y me sentí muy estúpida.- quizás en tus planes está ya no regresar conmigo, y por supuesto que lo entiendo y lo respeto, no mereces estar con una persona que no sabe lo que quiere.
Oliver: cuándo te pedí un tiempo no fue porque haya dejado de amarte, quería que aclararás tus sentimientos y pensamientos, sentí que ejercí mucha presión en tus emociones, no quería que aceptarás ser mi esposa por presión, quería que lo hicieras porque así lo deseabas.- me tomó la mano y acarició suavemente mis nudillos.
Aitana: voy a...tener a nuestro hijo.- fue increíble el brillo que creció en sus ojos, sonrió y bajó su mirada a nuestras manos, después me soltó y cubrió su rostro.
Oliver: dime que no estoy soñando.- no le dije nada, su rostro se había enrojecido y ya algunas lágrimas se asomaban.- mierda, soy el hombre más feliz del puto mundo.- se levantó para quitarme el plato y colocarlo en la mesa, después me elevó enredando sus brazos alrededor de mi cintura y comenzó a dar vueltas sobre sus propios talones.
Aitana: Oliver, basta, te estás lastimando la herida.- me dejó en el suelo haciendo un gesto de dolor, a pesar de eso, se puso de rodillas y comenzó a besar mi vientre, estaba llorando a mares y no dejaba de sonreír, mirarlo así me causó un sin fin de emociones que no podría describir.
Oliver: mi pequeño bebé, te daré amor a manos llenas y no te faltará nada.- sonreí al escucharlo, se puso de pie y rodeó mis mejillas con ambas manos.- no les faltará nada, te prometo que los cuidaré y voy a protegerlos hasta con mi vida si es necesario.
Aitana: eso lo supe desde el primer momento, Oliver, gracias por haberme defendido.- asintió sonriendo y después bajó sus manos a mi vientre.
Oliver: estaré en todo tu proceso.- asentí y él me miró con dulzura.

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