Parte 13 (Oliver)

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Parecía una niña pequeña, sus pies se aferraban al suelo tratando de llevarme con ella a la pista de baile, me causaba gracia y no podía evitar reír ante sus intentos fallidos, entonces mi poca alegría desapareció, por la entrada de los invitados observé que mis padres entraban tomados de la mano, a su lado venía mi hermano menor, vestido con un traje de color verde militar y con una caja de regalo entre las manos, había crecido bastante y parecía ser un hombre preparado, pero me sentí molesto, la sangre corría furiosa por mis venas y no pude evitar reaccionar mal.
Oliver: ¡qué no, maldita sea!- me levanté de la silla soltandola de golpe y dándole un empujón que no pude evitar, su rostro había cambiado totalmente, corrí a mi habitación para evitar tener un encuentro con esas personas, me quité el saco negro y lo tire en un rincón de la habitación que me habían entregado, después me senté en el sofá hundiendo mis dedos en mi cabello anteriormente desordenado. Escuché unos suaves golpes en la puerta se abrió un poco, la voz de mi prima suavizó un poco mi crisis.
Acacia: ¿puedo pasar?- asentí fingiendo que todo estaba bien, le sonreí, aunque eso más que parecer una sonrisa fue una mueca.- ¿que pasó? ¿por qué saliste corriendo?
Oliver: ehm.- cerré mis ojos con fuerza y pase saliva tratando de encontrar el orden de mis palabras.- mis padres y mi hermano menor están aquí, los ví cuándo estaban ingresando al patio.- se sentó a mi lado acariciando mi espalda.- sentí ganas de llorar al ver a Brandon a lado de mis padres, pero también sentí coraje y no quiero verlos, no deseo tener algún intercambio de palabras, ni siquiera quiero chocar mi mirada con la de ellos.
Acacia: entiendo tu molestia.- suspiró.- lo que no entiendo es porque empujaste a mi mejor amiga, mira que te puedo apoyar en todo y comprender hasta cierto punto, pero no dejaré pasar lo que hiciste con Aitana.
Oliver: lo siento, Acacia, no era mi intención desquitarme con ella.- lancé un suspiro y después baje mi vista al suelo.- quería obligarme a bailar con ella...quizás eso me hizo enojar más, no cuándo lo estaba intentando, sino cuándo mire a mis padres entrar y justo ella estaba tratando de llevarme.
Acacia: bueno, le debes una disculpa, espero eso lo tengas claro.- sentenció y se puso de pie.- ella no tiene la culpa de lo que esté pasando en tu vida o en la de tu familia, Oliver, hace unos días apareció en tu triste vida ¿y ya tan rápido la vas a desechar?, es una chica muy tranquila que puede darte paz con su sola presencia, así que espero le ofrezcas una disculpa ahora.
Oliver: lo haré, lo haré.- me recargue en el sofá y mire el foco encendido de mi habitación, ella se colocó las manos en la cintura y comenzó a golpear la madera del piso con sus tacones altos.- no quiero encontrarme con ellos, Acacia.
Acacia: ellos no te reconocerán, ahora mismo tienes un estilo bastante rebelde.- tocó un mechón de mi cabello y sonrió.- además de que hay mucha gente, pero si quieres, le diré a mis padres que los entretengan en la mesa de postres.
Oliver: no sé porque tienes tanto poder en mí sí eres una niñita.- se encogió de hombros sintiéndose poderosa y después salió de mi habitación. Ella tenía razón, no tenía porque desquitarme por algo que no es culpa de nadie más que mía y de mis propios padres.
Espere a que pasarán unos minutos y después salí por el mismo pasillo, las luces parpadeantes color neón nuevamente opacaron mi vista, me quedé quieto en el umbral del pasillo tratando de llamar su atención y evitar encuentros desagradables, sin embargo, ella estaba en la pista de baile, su amigo tomó su mano y le hizo dar una vuelta por debajo de ambas, ella sonreía, después él la tomó de la cintura haciéndola bailar a su propio ritmo, asentí para mí mismo, ella no estaba afectada por cómo le había hablado y tampoco creo que recuerde nada de esto mañana, soy una simple persona en su vida que no tiene algún valor cómo para preocuparse por si me quedo o me voy, me acerqué a la mesa de bebidas y tomé una botella de tequila, después regrese a mi habitación sin ningún arrepentimiento.
Cerré la puerta con pestillo y me dejé caer en el sofá, seguramente Acacia vendría a buscarme más tarde, pero espero que para entonces el tequila haya cumplido con su trabajo.
Quería evitar recordar mi niñez pero las imágenes volaban en mi mente con descaro, mis ojos comenzaron a arder y a nublarse por culpa de las jodidas lágrimas, destapé la botella y le dí un gran sorbo que incendio mi garganta pero a la vez me hizo relajar, esto se sentía de maravilla.
Todo parecía tan real, al cerrar mis ojos podía nuevamente sentir el ardor de las bofetadas y el dolor de los golpes en el abdomen o cabeza, por un instante la voz de Aitana apareció cómo el paso de una estrella fugaz, intenté detenerla pero esta se esfumó de mi mente, le dí un trago más largo, ahora incluso me molestaba que ella estuviera en brazos de su amigo, eso ni siquiera tendría porque tener relevancia en mi vida, sin embargo, mi mente está jugando conmigo.

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