Parte 29

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Entramos a su habitación, él deslizó la mano por la pared hasta encontrar el interruptor y encender la luz, su cama tenía sábanas oscuras que me llamaban a tirarme sobre ellas, un montón de almohadas blancas, un sofá de piel negro colocado a un costado de la televisión y una ventana con cortinas de seda, debajo de su cama había una alfombra negra con unas pantuflas cerca, también había una lámpara sobre un pequeño buró y un cenicero limpio. Él se encargó de buscar la ropa en su armario mientras yo vagaba por la habitación, abrí una puerta blanca que me dirigía al baño, tenía una pila de toallas limpias de colores oscuros, el lavamanos tenía un espejo con una luz neón rodeándolo y también había una tina de baño con algunas botellas encima.
Salí nuevamente, él se había quitado la camisa para ponerse una más cómoda y pude ver lo trabajado que estaba su abdomen, me acerque y evite que se terminará de poner esa prenda.
Aitana: cuántos tatuajes...- dije casi en susurro y acaricié su abdomen sin sentir vergüenza, él se tensó enseguida y me miró.- me gustan.- mi dedo índice viajo desde sus pectorales hasta su ombligo y después a su cintura, con mi dedo enmarcaba los tatuajes que había ahí, también su brazo derecho estaba lleno de estos y tenía los bíceps bien marcados, fue inevitable no suspirar.
Oliver: ¿puedes...dejar de hacerlo?- lo miré y él también lo hizo, nos quedamos así por unos segundos hasta que uno de nosotros dió el primer paso, metió sus manos entre mi cabello húmedo y las posó sobre mis mejillas llevándome hacia él, nuestros labios se unieron en un beso lleno de deseo, de anhelo, de desesperación, podía sentir su lengua juguetear traviesamente con la mía, agarre su cinturón pegando sus caderas a mí, soltó un jadeo que me hizo sentir una presión en el abdomen que nunca había sentido, mordió mi labio inferior y después lo atrapó de nuevo succionando con sus labios.
Luego él mismo se hizo un camino de mi boca a mi cuello, podía sentir su respiración acelerada acariciando mi piel.
Oliver: mierda, Aitana, te dije que no jugaras con fuego.- pegó su frente a la mía mientras lamía su labio inferior y suspiraba.
Aitana: y yo te dije que quería quemarme.- esto pareció darle luz verde a él para continuar con su juego, me besó nuevamente con pasión, desesperado por luchar con mis ganas. Me aparte de él y comencé a dejar besos en su mejilla izquierda, después pase por sus clavículas dando un suave mordisco, bajé por su abdomen y me quedé quieta frente a su cinturón, lo desabroché aumentando su nerviosismo, me sonrió, tenía sus mejillas rosadas y un brillo especial en sus ojos.
Abrí el cierre de su pantalón y después lo baje por completo hasta que este llegó al suelo, miré por milésima vez sus tatuajes mientras bajaba su ropa interior y me deleitaba con lo que salía de ahí, este me golpeó la cara haciéndome reír.
Oliver: no creo que debas...- su voz se detuvo cuándo su miembro entro en mi boca con lentitud, hice círculos en la punta de este y después succione haciendo que el gimiera.- mierda.- metió su mano por debajo de mi cabello e hizo una coleta con sus dedos, presionó mi cabeza para que su miembro entrará contínuamente a mi boca, unos cuántos movimientos con mi lengua y el me levantó con brusquedad, enredé mis piernas en su cintura mientras reía, sus labios atraparon nuevamente a los míos, enredé mis dedos en su cabello y él apretó mis nalgas con fuerza dándoles nalgadas de vez en cuándo. Me tiró en la cama y comenzó a desnudarse, me mordí el labio inferior provocándole más el deseo de seguir, el alcohol seguía fluyendo por mi cuerpo haciéndolo sentir acelerado, subí mis piernas a la cama invitandolo a navegar entre ellas. Se deshizo de su ropa por completo y después se puso en cuclillas frente a mí, beso mis rodillas, después bajo a mis muslos y los llenó de mordiscos, me miró con perversión y dijo.
Oliver: a usted, señorita Pierce, se le tiene que rezar primero, después de eso me convertiré en un pecador.- reí, él dejó de mirarme y se concentró en lo que estaba haciendo, bajó mi ropa interior hasta que salió de mis piernas, acarició mis muslos con su lengua y después se hundió en medio de ellas causandome un estallido de sensaciones, mi piel se erizo ante la humedad y el movimiento ágil de su lengua, poco a poco me alejaba de él pero se aferraba a mis piernas regresandome a la posición inicial, mis dedos se enredaron en los mechones de su cabello, comencé a temblar pero él no se alejaba en lo absoluto, al contrario, lo hacía con más intensidad.
Aitana: oh....- una sonrisa se le dibujo en sus labios carnosos y continuó succionando haciéndome gemir continuamente, me aferre a las sábanas de su cama y arqueé mi espalda.
El juego previo termino, él se subió a la cama poniéndose de rodillas, metió su brazo por debajo de mi espalda y me deslizó hasta el centro de la cama, después aprovecho la posición de su mano para abrir el cierre de mi vestido, le ayude a quitarme la ropa por completo, esta quedó tirada en algún lugar de la habitación.
Él estaba encima de mi, se apoyaba en la cama con las palmas de sus manos, podía sentir su miembro acariciar mi vulva, comenzó a besarme el cuello, después bajó a mis senos y comenzó a succionar mi piel, este hombre me estaba volviendo loca, dejó de apoyarse con una de sus manos e introdujo con lentitud su miembro en mí, sentí la presión pero no era molesta en lo absoluto, al contrario, deseaba sentirla, abrí mi boca para gemir pero él metió dos de sus dedos en ella, la cerré y él los sacó para besarme nuevamente, comenzó con las penetraciones aceleradas y los escalofríos volvieron a mi cuerpo, presioné mi agarre en sus brazos y mordí mi labio conteniendo los gemidos desenfrenados, apretó mis senos con ambas manos y después comenzó a besar mis pezones succionando a la vez.
Oliver: dí mi nombre.- ordenó, no podía ni siquiera decir una sola palabra gracias a sus movimientos.- gime mi nombre, Aitana.- su respiración acelerada combinada con mi nombre pronunciado por sus labios me hacía sentir más excitada, su mano se enredó en mi cuello presionando suavemente sin cortarme la respiración, se inclinó hacia mí y a regañadientes me dijo.
Oliver: no te detengas, di mi nombre.- y las penetraciones se volvieron más intensas.
Aitana: oh...Oliver.- sentí escalofríos en todo el cuerpo y comencé a temblar, él sonrió sin dejar de penetrarme.- mierda... sí...- me besó con lentitud mientras entraba y salía de mí de la misma manera, sus brazos reposaron a los costados de mi cabeza y sus manos se apoyaron en mi cara. Subió mi pierna a su cintura y me dió una nalgada que al principio me causo ardor y solté un gemido. 

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