Parte 39 (Oliver)

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Todo lo que me había dicho Acacia era cierto y odiaba haber sido tan cobarde en ese momento, claramente no sabía lo que le había ocurrido en el pasado, pero eso no justifica mis palabras y acciones estúpidas, no tenía porque hablarle así.
También me sentía molesto por lo Dylan había causado, era tan inmaduro y estúpido, tendrá que escucharme.
Me encontraba frente a la puerta 203, me asomé por la ventana vertical para saber si había algún enfermero o quizás sus padres, no estaba ninguno de los anteriormente mencionados, solo Dylan, estaba inclinado hacia ella cómo sí le estuviera dando un romántico beso, su mano acariciaba los nudillos de Aitana y eso me hizo sentir demasiado molesto, abrí la puerta sin tocar antes y me coloque frente a la camilla, él mejoró su postura con una sonrisa de mal gusto y ella separó su mano de la de Dylan. Tenía un moretón en la frente y su muñeca derecha estaba con una férula de color negra, sentí una presión en el pecho al mirarla así y peor aún que seguía confiando en la persona que lo causó.
Dylan: ¿no te enseñaron a tocar antes?- lo miré con rabia, él sin ningún rasguño, intacto.
Oliver: ¿ya sabes que tu noviecito causó que tuvieras este accidente?- ella me miró por primera vez desde que entré a la habitación.- ¿no sé lo dijiste?- parece que tomé desprevenido a Dylan, él borro la sonrisa que anteriormente tenía y miró con nerviosismo a Aitana.
Aitana: ¿de qué habla, Dylan?- él acaricio su antebrazo y negó enseguida, yo burle incrédulo.
Oliver: este comediante, creyó que estando en la punta de la nada era buena idea gastarse una broma estúpida para asustarlas a ti y a mi prima, claro, sintió que sería divertido, ¿no es así?- él no respondía nada, la culpa y el nerviosismo lo están devorando por dentro.- ¡dí la verdad, mierda!
Aitana: basta, Oliver.- su voz apareció dentro de mi burbuja negra, la miré, parecía sorprendida y decepcionada.- creí que todo había sido un accidente, Dylan, tú me dijiste que habías dejado tu casa de campaña así porque querías ir a buscar alguna zona para orinar...
Dylan: bebé, esto te lo tengo que explicar, no lo hice con la intención de que ocurriera esto.- suspiró.- quería hacer el campamento más alegre, no creí que se asustarían.
Oliver: ellas pudieron morir, pedazo de mierda.- lo empuje tan fuerte que chocó contra un buró, él tenso la mandíbula, no tendría una pelea aquí mismo, será para después, esquivé el golpe que quería darme y lo tomé del antebrazo para sacarle de la habitación, después de que lo logré le puse el pestillo a la puerta. Escuché sollozos y la miré, con su mano izquierda se presionaba la cintura y lloraba casi en silencio mientras veía las persianas.
Oliver: lo lamento...- me acerque a ella, quería acariciarla pero no sabía cómo sería la forma correcta.
Aitana: ¿qué está haciendo aquí?- esa pregunta la esperaba pero ahora tenía mi mente vacía para responderle todo lo que había planeado antes, odiaba la formalidad con la que se dirigía a mí.
Oliver: quería saber cómo estabas.- limpió sus lágrimas con brusquedad y me miró.
Aitana: no es cómo que le incumba ¿o sí?, no le pedí que viniera y tampoco quiero que esté aquí.
Oliver: ¿puedes dejar de hablarme así?, no soy un desconocido, Aitana, y aunque te cueste creerlo, estoy preocupado por ti.- ella suspiró pero seguía sin mirarme, rodeé la cama para estar frente a ella y así poder verla a los ojos. Dieron unos golpes suaves en la puerta y después se escuchó cómo intentaban abrirla, camine con rapidez hacia ella y la abrí, una enfermera me sonrió con amabilidad e ingreso a la habitación una charola metálica que contenía medicamentos.
Xx: buenos días, Aitana, ¿cómo te sientes esta mañana?- ella giró su rostro para mirar a la enfermera que revisaba el moretón en su frente.
Aitana: me siento un poco mareada, también me duele el cuerpo.- la enfermera asintió y comenzó a preparar una jeringa con pequeños frascos de líquido transparente.
Oliver: disculpe, ¿cuándo se podrá ir a casa?
Enf: el médico dijo que podría irse hoy dependiendo de cómo siguiera con los mareos, en caso de que estos no disminuyeran y tuviera problemas con la vista o con la memoria, tendrá que quedarse por un par de días más.- asentí.- ahora mismo le estoy administrando un analgésico para dolor y para desinflamar.
Oliver: de acuerdo, ¿no tiene ningún problema en la cabeza a causa del golpe?
Enf: las radiografías no revelaron nada así que no hay nada de que preocuparse, también se examinó su muñeca y parece estar todo bajo control, tendrá que usar la férula por una semana y tomar algún medicamento que el médico señale para la cabeza.- asentí mientras veía cómo le administraba el medicamento.- Aitana tienes mucha suerte de tener un esposo cómo él, desde que ingresaste estuvo al pendiente de ti.- sentí que la saliva se había quedado estancada en mi garganta y comencé a toser, miré de reojo a Aitana, ella me miraba y eso me hacía sentir nervioso.- bueno, entonces me retiró por este momento, más tarde te traerán tu comida y pasará el médico para la siguiente revisión.
Ambos: gracias, enfermera.- contestamos al unisono, he de admitir que nuestras voces mezcladas eran muy lindas. La enfermera tomó la charola y salió cerrando la puerta con sutileza.
Aitana: ¿se puede ir?- la miré, el orgulloso reinaba en su cuerpo, negué.- y dígale a Dylan que venga.
Oliver: ¿prefieres a ese imbécil que te lastimó?- ella me miró nuevamente pero ahora con muchos sentimientos mezclados que me dieron escalofríos.
Aitana: ¡tú también lo hiciste!- su voz sonó desgarrante y cortó mi corazón en mil pedazos, comenzó a quejarse debido al movimiento brusco que hizo con la mano y al mover su cuerpo hacia mí, me acerque rápidamente, me coloque de rodillas y comencé a tocarla con delicadeza.
Oliver: mierda, Aitana, ¿estás bien? ¿qué hago?, puta madre soy un imbécil.- me sentía histérico, comencé a frotarme el cabello cómo un loco, sentía que en cualquier momento comenzaría a tener una recaía y caería inconsciente.- llamaré a alguien, por favor aguanta un poco.- me levanté pero fui detenido por su mano izquierda, esta rodeaba mi muñeca tratando de emplear fuerza para detenerme.
Aitana: ¿por qué me estás haciendo esto?- la miré, soltó un suspiro tratando de contener el dolor y después su cuerpo se relajó en la cama.- me pediste que desapareciera, pero ahora estás así, mirándome a los ojos con preocupación y diciéndole a las personas que soy tu esposa...¿crees que es justo eso?

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