Capítulo 111

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*Un mes después*

El día había llegado, sobre la cama yacía el ramo de flores blanco junto al velo de novia, mi madre se encargaba de abrocharme el vestido por la parte de la espalda y Acacia se encargaba de maquillarme, Nadine estaba dormida en su portabebé bajo la supervisión de mi padre en la sala, me sentía extremadamente nerviosa y tenía un sentimiento acumulándose en mi garganta, este se volvía doloroso, pero según Acacia, tenía prohibido llorar ya que arruinaría su trabajo cómo maquillista.
Mientras ellas me ayudaban a arreglar, me dí cuenta de lo rápido que pasó el tiempo y de lo mucho que tuvimos que luchar por nuestro amor, no me arrepentía de absolutamente nada, estaba más que decidida a seguir luchando por nuestro amor aunque ya estemos casados, por supuesto.
Oliver se encontraba en su casa, aunque ahora nuestra, arreglándose junto a Axel, y yo me encontraba en casa de mis padres, después de la boda habría una fiesta en una terraza que desborda naturaleza, eso me encantó también.
Mi madre me terminó de colocar el velo de novia y después se colocó frente a mí con sus manos cubriendo sus labios, podía ver las lágrimas asomándose en sus pestañas inferiores.
Acacia: oh no, señora Priscila, aunque sé que es imposible, ninguna puede llorar ¿está claro?- mi madre se limpió los ojos con suavidad mientras reía y después hubo un silencio de unos cuántos segundos- mierda, perdóneme pero yo si voy a llorar cómo una niña berrinchuda.- me abrazó con fuerza mientras lloraba sobre mi hombro.- deseo con el alma que tengan la felicidad que ambos se merecen, si él te hace algo ven a decirme que yo iré hasta dónde esté para darle una golpiza.
Mamá: te amo, mi pequeña mariposa.- ella también me abrazó mientras desbordaba en llanto, aunque no quería llorar, las lágrimas traviesas se asomaban y humedecian mis pestañas inferiores, cada vez me era más imposible soportarlo.
Aitana: voy a llorar.- les advertí, ambas se separaron de mí limpiandose las lágrimas y disfrazándose cómo sí no hubiesen llorado en lo absoluto.
Madre: es momento de bajar, ¿estás lista?- asentí con nerviosismo, Acacia tomó el ramo de la cama y caminó frente a mí mientras mi madre me sostenía del brazo, me despedí de mi habitación y de todos los recuerdos adolescentes que había vivido ahí, después cerré la puerta y me encamine junto a ellas a la planta baja. Mi padre hablaba con Nadine mientras la mecía en el portabebé y jugaba con una sonaja que él mismo le había regalado días atrás, Acacia se aclaró la garganta al final de la escalera y mi padre miró en nuestra dirección, se quedó atónito, incluso la sonaja cayó dentro del portabebé, él se puso de pie y caminó en mi dirección, Acacia se encargó de Nadine al notar que ella iba a comenzar a patalear dentro del portabebé, mi padre se colocó frente a mí y acarició con delicadeza mi mejilla mientras unas lágrimas resbalaban por sus mejillas.
Padre: no sé que decirte...- su voz sonaba en un hilo débil, sonreía mientras su barbilla temblaba y sus ojos se convertían en un mar de lágrimas.- te ves hermosa, cómo una princesa, MI princesa.
Aitana: ¿seguiré siendo tu niña, verdad?- asintió con seguridad mientras apretaba sus labios en una sonrisa, me dió un beso en la mejilla y después limpió sus ojos con decisión.
Padre: me costó mucho trabajo aceptar que mi capullo había sacado sus alas para convertirse en una hermosa mariposa monarca y había llegado el momento de dejarla volar.- suspiró.- habrá muchas oportunidades de decírtelo, y quiero aprovechar ahora mismo para hacerlo, siempre vas a contar con nosotros, puedes buscarnos si necesitas algo, esta siempre será tu casa y estos brazos siempre estarán abiertos para ti, te amamos con el alma y así será hasta nuestro último suspiro ¿está claro?- asentí conteniendo el llanto, aunque esto cada vez se me ponía más difícil, me abrazó con fuerza y después me besó la mejilla con ternura.- ahora vámonos, mi yerno debe estar ansioso en la puerta de la iglesia.- pasó mi mano entre su brazo y caminó conmigo hasta llegar a la camioneta, la habían decorado con un moño de color blanco y un listón de extremo a extremo en la parte delantera, mi padre abrió la puerta y me ayudó a subir con el vestido, Acacia se sentó a mi lado mientras recostaba a Nadine en la sillita de bebés que mi padre había comprado para mayor seguridad, mi madre se subió en el asiento del copiloto y mi padre enseguida comenzó a conducir, mi corazón palpitaba con fuerza e incluso podía sentir sus latidos en mi nuca, estaba convencida y no me arrepentía en lo absoluto de las decisiones que había tomado, era una mamá feliz y ahora sería la esposa del amor de mi vida, me sentía completa ahora e incluso me gustaría pausar este momento y quedarme aquí durante un tiempo para disfrutar de todos al mismo tiempo sin perder ningún detalle.

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