Capítulo 72

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Anoté el número de Valentín en mi celular y viceversa, después de eso preferí caminar y tomar el primer taxi que me tocará en el camino, Alba dijo que no me molestaría si yo no la quería cerca, pero que si en algún momento necesitaba algo que no dudará en llamarle.
Mientras iba dentro del taxi decidí llamar a Dylan, era la única persona que ahora tenía, Acacia estaba ocupada con los preparativos de su boda, mi padre ni siquiera me respondía las llamadas y mucho menos me dirigía la palabra, mi madre aún estaba trabajando y de Oliver ni hablar.
La noche estaba cayendo, Dylan me esperaba en frente del parque al que solíamos ir juntos, pague el taxi y me dirigí a su auto, me saludó con un beso en la mejilla y después me invitó a subir.
Aitana: ha sido un día muy jodido.- lance un suspiro mientras me abrochaba el cinturón de seguridad, él acaricio mi hombro y comenzó a conducir.- a veces siento que no estoy haciendo nada bien, quiero perderme un momento.
Dylan: lo entiendo y también conozco algo que puede ayudarte con ello.- me guiñó un ojo y lo miré confundida.- hay un club aquí cerca, no es el de dicha persona que no vale la pena mencionar, es otro, ¿vamos?- me encogí de hombros y me recargue en el asiento, parece que él tomó mi respuesta cómo un "sí"
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Bailamos, bebimos, reímos, nos tomamos un sin fin de fotografías y saltamos en el centro de la pista, me sentía mareada e incluso mis pasos ya no coordinaban, mi madre me había llamado un par de veces pero había rechazado la llamada, no ahora mamá.
Dylan: ¡bailas increíble!- ese grito sonó como un susurro debido al volumen de la música, me termine el líquido que quedaba en mi vaso y continúe bailando.- ¿cuándo me darás una oportunidad, Aitana?- me tomó de la cintura sorpresivamente, pero me sentía tan mareada que lo tomé cómo un favor o una salvación.- te he esperado por años y tú no me das ninguna señal, estoy enamorado de ti.- lo miré fijamente, bajó su mirada a mis labios, se acercó lentamente pero lo evité dejando caer mi cabeza en su hombro.- ven, vamos a un lugar más tranquilo, ya estás bastante ebria.- asentí, él me tomó de los hombros y salimos de aquel club, el frío de la noche me acaricio las mejillas y voló mi cabello dándome un golpe de realidad.
Aitana: estoy cansada.- él asintió, me tomó de la cintura con brusquedad y después me besó sin consentimiento alguno, intenté separarme de él pero me era imposible, estaba aferrado a mí, sentía su lengua húmeda acariciando mis labios y sentía repulsión, le dí golpes en los hombros tratando de alejarlo, lo empuje con las pocas fuerzas cuerdas que me quedaban, me limpie los labios enseguida.
Aitana: no, Dylan, jamás vuelvas a hacer esto.- me dí la vuelta y seguí con mi camino sin siquiera mirar hacia atrás, un taxi se colocó frente a la puerta del club y no dude en subir, ni siquiera me había preocupado por bajar mis cosas del auto de Dylan. Le dije la dirección al taxista y este comenzó a conducir con la ubicación que le dí, sentía el llanto cayendo por mis mejillas sin ningún esfuerzo, me limpié bruscamente los labios y encendí mi celular para enviarle un mensaje a Oliver, note que su foto de perfil ya podía verla y además se había actualizado.

Apagué por completo mi celular después de haber leído esos mensajes, no quería hablar con él, me sentía devastada ahora mismo

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Apagué por completo mi celular después de haber leído esos mensajes, no quería hablar con él, me sentía devastada ahora mismo.
El taxi me dejó frente a la puerta de mi casa, le pagué el dinero del viaje y después me baje sintiendo cómo todo a mi alrededor daba mil vueltas, cerré la puerta del auto y en ese momento la puerta principal de mi casa se abrió dejándome ver a mi madre envuelta en su pijama, le sonreí, detrás de ella apareció mi padre y al verme note nuevamente esa mirada tan horrible que me golpeaba por dentro, bajó los escalones y se acercó a mí dándome un empujón para que entrara a la casa, después cerró la puerta.
Papá: ¿quién te crees para darnos preocupaciones?- mi madre me miraba con el sentimiento casi desbordándose por sus ojos, mi padre se acercó y me dió un golpe en la cabeza que despeinó mi cabello.- te estoy hablando, mocosa rebelde, te he dicho que mientras vivas aquí debes de respetar las reglas.
Aitana: sabes, papá, desde hace días, creo que semanas, he estado deseando escuchar tu voz...- sonreí con nostalgia.- ha sido un día tan jodido para mí, creo que puedo decir que todo este mes ha sido una mierda para mí.- lancé un suspiro y comencé a llorar.- por un momento me sentí la mujer más afortunada del mundo, tenía unos papás increíbles y un novio maravilloso que me hacía sentir bien, solo bastó un parpadeo, terminé con mi novio, mi padre me golpeó, me lastimó y me dió la espalda cuándo más lo necesite, quería contarte que me aceptaron en la academia de música pero pareció no importarte en lo absoluto, mi mejor amiga se va a casar, su padre la apoya incondicionalmente, no le importa con quién solo desea que su hija sea feliz, después aquel chico me dice que no quiere volver a verme en su vida, pasan los días, lloro todas las noches antes de dormir y me siento tan jodida al despertar, salgo de la academia y una mujer llamada "Alba" se me cruza en el camino, acepto ir con ella a un restaurante y resulta que tengo un hermano menor.- ambos me miraban con atención y las lágrimas se asomaban por los ojos de mi madre.- intento buscar apoyo en los brazos de mi mejor amigo, me lleva a un club y por un momento me olvido de todo lo que sucede conmigo, me pongo ebria y él me besa sin mi consentimiento...mierda, no sé que hice mal...pero ya no quiero sentirme así, papá, estoy cansada.
Papá: esas no son razones suficientes que justifiquen el estado en el que te encuentras ahora.- suspiré.- ya tienes 21 años, Aitana, actúa maduramente, y te lo vuelvo a repetir, sigues viviendo en mi casa así que tienes que acatar mis órdenes y mis reglas, de lo contrario, la puerta está muy grande.- asentí con seguridad, miré a mi madre que veía la escena con tristeza.
Aitana: pues no quiero vivir en un lugar así.- pase por en medio de ambos, sentía que todo me daba vueltas y las náuseas se acumulaban en el centro de mi estómago, abrí la puerta principal y salí de ahí bajando cuidadosamente los escalones.
Papá: ¡Aitana, entra!- sonreí al sentir el viento en mi rostro y trate de ignorar la voz de mi padre, bajé la banqueta y camine por la carretera, mi visión borrosa se vió opacada por las luces de un auto y mis oídos se aturdieron con el sonido del claxon.
Papá: ¡Aitana!- fue lo último que escuché, el auto no alcanzó a frenar con tiempo y mucho menos a evadirme del todo, me golpeó haciendo que cayera al suelo y golpeará mi cabeza con el filo de la banqueta que estaba al terminar de cruzar la calle, no supe más nada.

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