• Parte 3

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La joven caminó pasando por su lado y se detuvo cuando esperó a que cerrara la puerta y se acercara al escritorio.

—Puedes leerlo y prefiero que lo leas para que sepas bien lo que firmarás —le entregó la carpeta.

La muchacha se mantuvo de pie y abrió el folio para comenzar a leer.

—Quiero que entiendas que lo único que les daré apenas nos divorciemos será un cuarto de las acciones de la empresa, nada más, ¿lo comprendes? No obtendrás dinero aparte o una propiedad, nada. Solo las acciones.

—Lo entiendo.

Autumn lo comprendía muy bien porque lo hacía para poder cambiar de vida.

—Permiso —le anunció y sacó un bolígrafo del lapicero que se encontraba sobre el escritorio—. Tengo que firmar en estas líneas, ¿no?

—Sí —la miró con atención al tiempo que fruncía el ceño—. ¿Por qué lo has firmado tan rápido?

—Porque sí, no es algo que pueda contradecir, los dos estamos obligados a hacer algo, a ti te conviene por un beneficio y a mí me conviene por otra cosa.

—¿Por qué te conviene?

—Por algo más personal.

El estómago de Autumn hizo ruidos y se sintió avergonzada por lo que trató de hacer las cosas lo más rápido posible para no estar incomodándolo.

—Me iré, nos vemos el sábado —contestó dejando la carpeta cerrada sobre su escritorio y poniendo la lapicera en donde estaba.

En la parada del autobús Autumn esperó por el transporte que, como las dos veces anteriores, la dejó a dos calles de donde vivía, pero aquella noche no había nadie y comenzaron a caer gotones de agua que a medida que pasaban los minutos estos se hacían cada vez más constantes y tupidos. 

Colin salió con el coche del estacionamiento como todos los días y disminuyó la velocidad hasta detenerse en donde ella se encontraba.

—Será mejor que subas —le dijo apenas bajó la ventanilla del copiloto.

—No te preocupes, el autobús está por llegar.

—¿No tienes hambre? —le cuestionó, pero ella intentó no hacerle caso—, vamos Autumn, no seas así. Hace frío, está a punto de llover más fuerte y tienes hambre —agachó la cabeza para mirarla.

—Gracias, pero será otro día, me tengo que ir —le respondió y caminó con ligereza hacia el transporte que estaba detrás de su automóvil.

Colin se enojó y decidió seguir el autobús, no solo para hablar con ella y decirle que quería invitarla a cenar, sino porque quería saber dónde vivía también.

Cuando el transporte público la dejó en una calle poco iluminada, vio cómo la chica continuaba caminando dos calles más hacia la derecha. El barrio no era privado, pero sí estaba en la zona residencial.

Detuvo el coche y bajó la ventanilla del copiloto de nuevo.

—¿Vas a cenar conmigo?

—Me has asustado, ¿por qué me seguiste? —formuló algo molesta y nerviosa.

—Porque no me quedó otra opción.

—Te dije que otro día.

—Y yo quiero hoy.

—No me obligues, por favor. No quiero —repitió con firmeza.

—¿Me lo estás haciendo a propósito? —cuestionó con un tono de burla en su voz.

—No, pero no quiero. 

Colin miró su rostro ensombrecido y supo que no tenía que insistirle más. Algo raro estaba pasando y necesitaba saber lo que era.

—De acuerdo, no te molestaré.

—Gracias, hasta el sábado. Aquí será —le señaló hacia la casa.

—Bien, nos vemos pronto. 

Otoño 1 y 2 - {Bilogía: Romance Otoñal}Where stories live. Discover now